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España, pionera en hacer la ropa (realmente) más sostenible

La moda se enfrenta a su mayor reto: reinventarse o seguir siendo una de las industrias más contaminantes del mundo. En esa encrucijada, el lyocell, una fibra natural, biodegradable y de bajo impacto, se perfila como una alternativa clave para transformar el sector. El proyecto GAMA, liderado por la compañía Altri, plantea la construcción en Galicia de la primera planta integrada de lyocell del mundo a través de una iniciativa que acaba de obtener la Declaración de Impacto Ambiental de la Xunta de Galicia

El lyocell tiene grandes ventajas: reduce el impacto del sector textil, minimiza el desperdicio, evita la emisión de productos nocivos, es versátil y tiene un excelente comportamiento funcional.
El lyocell tiene grandes ventajas: reduce el impacto del sector textil, minimiza el desperdicio, evita la emisión de productos nocivos, es versátil y tiene un excelente comportamiento funcional.Cedida por Altri

El empleo de tejidos sintéticos como el poliéster y el nylon domina el mercado actual: ha crecido exponencialmente en las últimas décadas debido a su bajo coste y alta disponibilidad. Sin embargo, este despegue ha generado enormes problemas ambientales, como residuos (puede tardar hasta 400 años en descomponerse), microplásticos en los océanos, baja tasa de reutilización, sobreproducción y desperdicio. A esto se le suma el fenómeno del fast fashion, que ha acentuado la crisis medioambiental del sector textil. Según un estudio de la Fundación Ellen MacArthur, en los últimos años la producción de ropa se ha duplicado y el tiempo de uso de cada prenda ha disminuido un 36%, lo que ha generado un volumen de residuos sin precedentes.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la moda es responsable del 10% de las emisiones globales de carbono, por encima de las de los vuelos internacionales y el transporte marítimo juntos. Además, según datos del Parlamento Europeo, una persona de esta región del planeta consume de media anual casi 26 kg de textiles y se desprende de unos 11 kg. La mayoría de esta ropa usada (87%) acaba incinerada o depositada en vertederos.

Una etiqueta de un producto hecho de lyocell, la fibra que se va a desarrollar en la planta de Galicia.
Una etiqueta de un producto hecho de lyocell, la fibra que se va a desarrollar en la planta de Galicia.
Por término medio, una persona de la Unión Europea consume al año casi 26 kg de textiles y se desprende de unos 11 kg

Ante esta crisis ambiental la industria textil busca alternativas que reduzcan su huella ecológica sin renunciar a la calidad ni al diseño. Entre ellas, el lyocell emerge como una alternativa que no solo minimiza el desperdicio, sino que, en su elaboración, también evita la emisión de productos nocivos al medio ambiente, a diferencia de otros procesos de producción textil que generan altos niveles de contaminación.

Otras de las grandes ventajas del lyocell son su versatilidad y su excelente comportamiento funcional, que permite sustituir otras fibras de mayor impacto ambiental sin comprometer la calidad del producto final. Sus características incluyen menor uso de agua (para unos vaqueros de este material se necesitan diez litros; si son de algodón, la cifra aumenta a 20.000), suavidad y confort (ideal para ropa de uso diario, ropa deportiva y textiles para el hogar), alta resistencia (sin los inconvenientes de los tejidos sintéticos), regulación de la humedad (su liberación de humedad es superior a la del algodón) y alta absorción de pigmentación (permite la aplicación de colores intensos y duraderos con menor uso de productos químicos).

Elaborar unos vaqueros de este material requiere unos diez litros de agua, frente a los 20.000 que se utilizan en los de algodón.
Elaborar unos vaqueros de este material requiere unos diez litros de agua, frente a los 20.000 que se utilizan en los de algodón.Foto cedida por Altri

España puede marcar el camino hacia un textil más sostenible

Pese a su potencial, la producción de lyocell a gran escala sigue siendo limitada a nivel global, y pocas compañías han apostado de manera decidida por esta fibra como alternativa sostenible. En este contexto, la empresa portuguesa Altri y España se sitúan a la vanguardia con el Proyecto GAMA, que acaba de obtener la Declaración de Impacto Ambiental de la Xunta de Galicia, un paso clave para su desarrollo. Esta iniciativa situará en Palas de Rei (Lugo) la primera planta del mundo que integre completamente el proceso de producción de lyocell, material derivado de madera de eucalipto certificada proveniente de bosques gallegos. El proyecto, liderado por Altri, a través de su filial Greenfiber, es pionero porque aglutina en un mismo complejo los dos procesos clave para su fabricación: la transformación de la madera en fibras solubles y su posterior conversión en este material con el que se puede hacer ropa más sostenible.

El proyecto GAMA es pionero al aglutinar en un mismo complejo los dos procesos clave para su fabricación: la transformación de la madera en fibras solubles y su posterior conversión en este material con el que se puede hacer ropa más sostenible.  
El proyecto GAMA es pionero al aglutinar en un mismo complejo los dos procesos clave para su fabricación: la transformación de la madera en fibras solubles y su posterior conversión en este material con el que se puede hacer ropa más sostenible.  Foto cedida por Altri

Esta iniciativa, alineada con los objetivos de la Unión Europea (UE), supone un beneficio doble: minimizar la huella de carbono de la industria textil —evita la fragmentación del proceso productivo (que actualmente implica largos desplazamientos internacionales de materias primas y productos intermedios)— y producir fibras 100% biodegradables, que pueden descomponerse más fácilmente. La reciente Declaración de Impacto Ambiental reafirma esta alineación, ya que con su aprobación, la administración gallega confirma que el proyecto cumple con todas las exigencias medioambientales de la Unión Europea. Gracias a la eficiencia de este proyecto y a su sustitución del gas natural por biometano, se logrará evitar la emisión de 5,3 millones de toneladas de CO₂ en sus primeros diez años, lo que reducirá en un 93% las emisiones de gases de efecto invernadero. Todo ello permitirá optimizar recursos y minimizar el impacto ambiental del proceso industrial.

Gracias a la eficiencia de este proyecto, se logrará evitar la emisión de 5,3 millones de toneladas de CO₂ en sus primeros diez años, lo que reducirá en un 93% las emisiones de gases de efecto invernadero, según sus responsables

La iniciativa, fruto de años de I+D por parte de Altri, tiene como objetivo desarrollar una planta de última generación basada en los principios de gestión sostenible y economía circular, con un desarrollo que se estructurará en dos fases: una de construcción, que abarcará desde 2025 hasta 2027, y otra de operación, que se iniciará posteriormente. Generará unos 2.500 puestos de trabajo, de los cuales 500 serán directos en la planta.

Lo local, alineado con la estrategia europea

El impacto del Proyecto GAMA trasciende las fronteras de Galicia y España, ya que Europa tiene una alta dependencia a las importaciones de fibras textiles de Asia, donde a día de hoy se concentra la producción de lyocell. Gracias a la capacidad de producción de 60.000 toneladas anuales a partir de 2028, Greenfiber contribuirá a impulsar la oferta local.

A nivel nacional, GAMA se posiciona como un proyecto tractor para la industria española, con una contribución estimada de 9.000 millones de euros al Producto Interior Bruto (PIB) en los próximos 20 años y la generación de 4.200 empleos anuales (directos, indirectos e inducidos). Su impacto abarcará sectores estratégicos como el textil, el forestal, el químico, la logística o el transporte.

El impacto del proyecto GAMA trasciende las fronteras de Galicia y España, ya que ayudará a la independencia de Europa, región que importa masivamente fibras textiles de Asia, donde se concentra la producción de lyocell.
El impacto del proyecto GAMA trasciende las fronteras de Galicia y España, ya que ayudará a la independencia de Europa, región que importa masivamente fibras textiles de Asia, donde se concentra la producción de lyocell.Foto cedida por Altri

Además, responde a la estrategia industrial de la UE, que busca fortalecer la competitividad del continente a través de tecnologías limpias y procesos sostenibles. Frente a la hegemonía de empresas como Birla Cellulose (India) o Sateri (China-Indonesia), GAMA se convertirá en un referente europeo en innovación textil sostenible con un carácter transfronterizo entre España y Portugal, que refuerza la cooperación en la región.

La moda tiene la oportunidad de reinventarse y dejar atrás su huella ambiental. Apostar por materiales sostenibles y producción local no es solo una necesidad, sino el camino para recuperar el liderazgo y construir una industria que respete el planeta sin renunciar al estilo.

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