_
_
_
_

El Papa avisa de que el placer sexual es “un don de Dios” amenazado por la pornografía

Francisco afirma ante los fieles que “el verdadero amor no posee”

El papa Francisco, durante una audiencia general este miércoles en el Vaticano.Foto: VATICAN MEDIA (VIA REUTERS) | Vídeo: EFE
Daniel Verdú

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

El papa Francisco lleva años abordando la cuestión sexual y tratando de natuaralizarla entre los fieles, siempre y cuando esté relacionado con el amor y la reproducción. El placer ha dejado de ser una idea prohibida, también en este campo. Este miércoles, de hecho, durante la habitual audiencia con los fieles en la plaza de San Pedro, ha insistido en esta idea afirmando que el placer sexual es “un don de Dios” que actualmente se ve “socavado por la pornografía, que puede generar formas de adicción”. Una idea, en el fondo, que toca en hueso de uno de los grandes temas educativos del momento, vinculados a la relación de los menores con los teléfonos móviles e Internet.

Francisco ha tratado en los últimos tiempos de romper algunos tabúes sobre la sexualidad y sobre determinadas orientaciones. De hecho, el reciente nombramiento del nuevo prefecto para el dicaterio para la Doctrina de la Fe, el argentino Víctor Fernández, persigue esa apertura teológica. Este miércoles acudió también a las esencias para justificar sus palabras. “En el Cristianismo no se condena el instinto sexual, no. Un libro de la Biblia, el Cantar de los Cantares, es un maravilloso poema de amor entre dos novios. Sin embargo, esta hermosa dimensión sexual no está exenta de peligros”, señaló repasando los pecados capitales.

El pontífice explicó a los fieles congregados en el Aula Pablo VI que “si no está contaminado por el vicio, el enamoramiento es uno de los sentimientos más puros”. “Una persona enamorada se vuelve generosa, disfruta regalando, escribe cartas y poemas. Deja de pensar en sí mismo para proyectarse completamente hacia el otro”, celebró. Sin embargo, advirtió, este “jardín de maravillas” no está “a salvo del mal y puede estar contaminado por “el demonio de la lujuria”, un vicio “particularmente odioso”. En primer lugar, porque “devasta las relaciones entre las personas” tal y como demuestran las noticias cotidianas: “¿Cuántas relaciones que comenzaron de la mejor manera se convierten luego en relaciones tóxicas, de posesión del otro, carentes de respeto?”, cuestionó. “Son amores en los que ha faltado la castidad: una virtud que no hay que confundir con la abstinencia sexual, sino con la voluntad de no poseer nunca al otro. Amar es respetar al otro, buscar su felicidad, cultivar la empatía por sus sentimientos”, dijo.

El Papa ha abierto durante su pontificado la visión de la Iglesia en estos asuntos. En parte porque es su manera de entenderlo. Pero también, porque algunas iglesias del mundo, como la alemana, están empujando fuertemente para que todo cambie en cuestiones de celibato, sacerdocio de las mujeres y homosexualidad. Francisco sabe que debe acelerar su apertura, pero también acompasarla con una parte más conservadora de la Iglesia para no terminar provocando una ruptura. La sombra del cisma ha planeado en los últimos tiempos con las aperturas mostradas por la Conferencia Episcopal de Alemania.

Francisco advirtió de que la lujuria, en cambio, se burla de todo esto, saquea, roba, consume deprisa” y juzga “aburrido” todo cortejo. Pero hay una segunda razón por la que huir del “peligroso” pecado de la lujuria y que afecta a la sexualidad. El sexo, dijo, “implica todos los sentidos, habita tanto en el cuerpo como en la psique”, pero “si no se disciplina con paciencia, si no se inscribe en una relación y una historia en la que dos individuos lo transforman en una danza amorosa, se convierte en una cadena que priva al hombre de libertad”.

Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona en 1980. Aprendió el oficio en la sección de Local de Madrid de El País. Pasó por las áreas de Cultura y Reportajes, desde donde fue también enviado a diversos atentados islamistas en Francia o a Fukushima. Hoy es corresponsal en Roma y el Vaticano. Cada lunes firma una columna sobre los ritos del 'calcio'.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_