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La venganza machista de Juan Mendoza: “Quería matar a las mujeres de la familia, no a los hombres”

La Audiencia Provincial de Madrid condena a casi 60 años de cárcel a un hombre que mató a dos de sus excuñadas y casi acaba con la vida de su exsuegra en Aranjuez

Juan Francisco Mendoza Jiménez, en su casa de Aranjuez (Madrid) en una imagen difundida en su Facebook.
Juan Francisco Mendoza Jiménez, en su casa de Aranjuez (Madrid) en una imagen difundida en su Facebook.
Jorge A. R.

Juan Francisco Mendoza Jiménez, Juanín, ha sido condenado a casi 60 años de cárcel por asesinar a sus dos excuñadas y dejar malherida a su exsuegra en venganza porque lo había abandonado Celestina, su novia de toda la vida, con la que el asesino tuvo cinco hijos. La sentencia de la Audiencia de Madrid considera probado que el 9 de junio de 2019, cuando abrió fuego contra su antigua familia política, “solo quería matar, de forma exclusiva, a las mujeres de la familia de Celestina, pero no a los hombres”, por lo que endurece la condena con las agravantes de género (asesinatos machistas) y parentesco. De hecho, no disparó contra su excuñado Jesús, quien también estaba tomando el fresco con sus hermanas aquel domingo caluroso en que el ahora condenado, tras haber estado tocando la guitarra y rezando, decidió ejecutar una venganza que llevaba tiempo ideando y anunciando. “Las voy a matar a todas”.

La sentencia considera probado que Mendoza mató a su excuñada Liset (Dolores) Fernández, de 35 años y con cinco hijos, a quien le disparó desde la ventana de su casa un cartucho de postas con una escopeta de caza LIG del calibre 12, para la que no tenía licencia, que le destrozó el cuello. Seguidamente disparó por la espalda a Montserrat, de 23 años y con dos hijas, cuando esta acudió a socorrer a su hermana, que se estaba desangrando en el suelo. Montse murió dos días después en el Hospital 12 de Octubre como consecuencia de las 10 heridas que le causó el disparo a bocajarro y a quemarropa.

La madre de ambas, Consuelo, corrió a auxiliar a sus hijas con una nieta de nueve meses en brazos. Su exyerno le disparó en la pierna izquierda, dejándola malherida. Mendoza se escondió entonces en casa de sus padres, hasta que se rindió ante Charly, un policía que ya lo había detenido en 2013 por tráfico de drogas. El criminal estuvo a punto de ser linchado por otros habitantes del bloque de viviendas sociales en el que perpetró el doble asesinato.

El asesino, juzgado por un jurado popular, cumplía así una venganza machista que llevaba tiempo anunciando, y que se vio facilitada porque estaba en la calle de manera irregular: tenía pendiente una orden de busca y captura para ingresar en prisión por otros delitos. Además, tras separarse de Celestina (con quien tenía cinco hijos y dos nietos), había vuelto a instalarse en casa de sus padres, que vivían en un piso de protección oficial. Ella lo había dejado un año antes de los hechos, cuando se marchó con el marido de una hermana de Juanín, quien los buscó por cielo y tierra. Enfrente vivía su familia política, con la que, se subraya en la sentencia, la relación “era buena después de la separación”. Sin embargo, los acribilló desde la ventana.

La sentencia también considera probada la profunda misoginia con la que fueron cometidos los asesinatos consumados y el frustrado: “El acusado realizó los hechos por motivos de género o sexo, dado que solo quería matar, de forma exclusiva, a las mujeres de la familia de Celestina Fernández Jiménez, pero no a los hombres”.

Algunos de los testimonios recogidos tanto en la instrucción como en la vista aseguraron esta intención del asesino: “[El acusado] me dijo que iba a matar a alguna de sus cuñadas y a su suegra, entendiendo así que solo se refería a las mujeres de la familia”, dijo uno de ellos. Otra testigo declaró que una hora antes de disparar, Juanín comentó que “las iba a matar a todas”. Incluso ya había amenazado de muerte a su primera víctima, Lizet.

Agentes de la policía en la calle Victoria Kamhin, en Aranjuez
Agentes de la policía en la calle Victoria Kamhin, en AranjuezJAIME VILLANUEVA

El magistrado de la Sección Primera de la Audiencia de Madrid, Francisco Manuel Oliver, firmante de la sentencia, argumenta: “Es obvio que para el jurado el hecho de que el acusado dijera que iba a matar a algunas de sus cuñadas, y solo se refiera a las mujeres, es significativo, en el sentido de que solo quería dar muerte a aquellas y no a los hombres; de hecho, cuando ejecuta los disparos en el lugar de los hechos estaban Liset y Jesús, hermano de las fallecidas, y solo disparó contra aquella”.

Por todo ello, Mendoza ha sido condenado a 23 años por cada uno de los asesinatos consumados y a 13 por el frustrado, además de a nueve meses y un día por tenencia ilícita de armas. La sentencia, que puede ser recurrida, aplica una elevación de pena por las agravantes de sexo o género y parentesco. Celestina, la expareja del asesino, no pudo ir al entierro de sus hermanas porque la familia, de etnia gitana como la del asesino, la ha castigado con el destierro, y la madre ha quedado herida física y psicológicamente.

El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia de género las 24 horas del día, todos los días del año. El número no queda registrado en la factura telefónica, pero se ha de borrar la llamada del dispositivo.

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Sobre la firma

Jorge A. R.
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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