Diez pasos de gigante de la investigación española en 40 años
Astrofísicos, oncólogos o investigadores del genoma lideran en España proyectos de referencia internacional. Una exposición en A Coruña recorre los hitos de la ciencia desde la aprobación de la Constitución de 1978
Desde las terapias celulares hasta los cálculos del superordenador Mare Nostrum, pasando por los descubrimientos de Atapuerca, la ciencia española ha experimentado un notable avance durante la etapa democrática gracias a la creación de un marco legal estable y al respaldo económico a los centros de investigación más importantes del país. Astrofísicos, oncólogos, físicos o investigadores del genoma lideran en España proyectos de referencia internacional en sus respectivos campos. Por ello, coincidiendo con el 40º aniversario de la Constitución Española de 1978, el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología de A Coruña dedica una exposición a los hitos de la investigación nacional en este periodo. La muestra Ciencia y tecnología en democracia, 40 años de investigación e innovación en tiempos de la Constitución española, organizada por el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), recoge los avances en investigación, tecnología e innovación a lo largo de estas cuatro décadas. Y, al tiempo, reconoce otra gran lucha: la de las científicas que trabajan para conseguir la igualdad.
1. La ciencia entra en la Constitución
En 1975, el Nobel español de Medicina Severo Ochoa regresó a España y fundó el Centro de Biología Molecular. Un centro imprescindible hasta hoy para el estudio de las causas y mecanismos de las patologías humanas. Su directora durante años, científica pionera en la biología molecular en España, Margarita Salas, suele recordar aquellos comienzos como "momentos muy difíciles". La Transición arrancaba, también para la investigación. En 1978, la Constitución dedica un espacio a la ciencia y sienta los cimientos al instar a los poderes públicos a promoverla “en beneficio del interés general”. Reconoce y protege “la producción y creación científica y técnica”, al igual que la literaria y artística, e incluye “la promoción de la ciencia y la tecnología en el mismo punto en el que se garantizan derechos tan importantes como la libertad de expresión y de información”, como destaca uno de los paneles explicativos de la exposición del CDTI.
El camino inicial no fue fácil. Las crisis políticas frustraron los intentos de situar a la ciencia en la agenda política en los primeros momentos, recuerda el presidente de la Confederación Española de Sociedades Científicas (COSCE), Nazario Martín. "La situación llegó a un punto crítico cuando Severo Ochoa, junto a otros científicos españoles de prestigio internacional, escribieron un duro artículo en la prensa en 1980 denunciando la falta de atención del Gobierno respecto de la ciencia", afirma.
2. El impulso legislativo
Pero tras aquellos duros inicios, España entra en la Comunidad Europea en 1986 y pasa página, también en investigación y tecnología, con la llamada Ley de Ciencia, fruto de un amplísimo consenso.Por vez primera, la ciencia se sitúa en la agenda política española, sentando las bases de la investigación, de su financiación, organización y coordinación entre los distintos actores con competencias.
La creación del Instituto de Salud Carlos III ese mismo año inicia una enorme red de conocimiento público sobre salud e investigación en ciencias de la vida, que conecta los hospitales con las universidades, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la empresa. Se partía de un déficit estructural importante, explica Nazario Martín, que destaca el Plan Nacional de Investigación como uno de los logros de la ley. "A principios de los ochenta nuestro país ocupaba la posición 30º del ranking mundial. Hoy estamos entre los diez primeros por número de publicaciones científicas. Es difícil encontrar un país que haya hecho en tan poco tiempo un recorrido tan espectacular", escribía la exministra de Ciencia, Cristina Garmendia, en EL PAÍS en 2015. Garmendia, bióloga y empresaria, estrenó el Ministerio de Ciencia e Innovación en 2008 y durante su mandato de tres años el gasto en investigación y desarrollo alcanzó los niveles más altos de la democracia. En 2011 se aprobó la segunda Ley de Ciencia que incentiva el patrocinio, el mecenazgo y la inversión del sector privado. Planteaba una actualización imprescindible para armonizar la organización de la ciencia española con las líneas maestras de la europea.
3. Técnicas punteras en biomedicina
Mientras se gestaban todos esos cambios, España empezaba a desarrollar con éxito proyectos de investigación con células madre, como el primer implante de células para regenerar un corazón infartado de una paciente de 70 años en Navarra en 2002. Las posibilidades terapéuticas de estas investigaciones biomédicas; la apertura legal para permitirlas, que se llevó a cabo en 2004, colocando a España en la avanzadilla junto a Bélgica, Reino Unido y Suecia, y el hecho de contar con científicos de excelencia en ese campo, como Bernat Soria, hicieron posible que España diera un paso de gigante en este campo. La investigación con células madre, la medicina regenerativa y la terapia celular son técnicas que están procurando importantes alegrías a los equipos españoles. Recientemente, un grupo de terapia celular del Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa (CABIMER) ha desarrollado un fármaco nuevo, probado con éxito en ratones y en cultivos de células humanas, que es capaz de revertir los síntomas y las causas de la diabetes tipo 1.
4. Canarias, capital de la astrofísica
Mientras la biomedicina mira a los microscopios, en La Palma observan uno de los cielos más bellos del mundo con una de las baterías de telescopios más completas. Con la inauguración en 1985 del Observatorio del Roque de los Muchachos, vinculado al Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), las islas empiezan a colocarse en el mapa de la astrofísica mundial por la calidad de su cielo para la observación nocturna y la física solar. Ahora se sabe que el cielo canario es uno de los tres mejores puntos del globo para observar las estrellas, junto a Hawái y Chile. Sin embargo, según el IAC, "solo Chile y Canarias disponen de una base de datos extensa y fiable". Esta excepcionalidad para la observación astronómica está protegida incluso por ley, la Ley del Cielo de 1988, y es clave para la candidatura de La Palma a albergar el TMT, el telescopio más grande del hemisferio norte, que se disputa con Hawái.
5. Investigación antártica
La presencia española en la Antártida es una aspiración muy anterior a la instalación de una base permanente en este inhóspito y protegido espacio en 1988. La reivindicación del avistamiento de la Antártida para el navegante español Gabriel de Castilla en 1603 ha mantenido vivo el interés de España por mantenerse presente en la investigación antártica, pese a que la certificación del descubrimiento no se haya conseguido. España se colocó al nivel del resto de países presentes en el continente helado con su adhesión al Tratado Antártico en 1982. Y ese fue el primer paso para instalar, seis años más tarde, en la península Hurd de la isla Livingston, la primera base antártica permanente, la Juan Carlos I, dedicada a la investigación biológica, climatológica y geológica. Recientemente ha sido sometida a una reforma y ahora puede albergar hasta medio centenar de investigadores. En 1989 se fundó en la isla Decepción la base Gabriel de Castilla, gestionada por el Ejército de Tierra. El buque oceanográfico Hespérides ofrece apoyo logístico a ambas.
6. La batalla contra el cáncer
El Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), una institución pública creada en 1998 para la investigación y tratamiento del cáncer y dirigida entonces por el bioquímico y oncólogo Mariano Barbacid, se ha situado entre los centros que lideran la investigación de excelencia. Este verano, un equipo liderado por el CNIO desveló que el genoma humano podría contener hasta un 20% menos de genes de lo que se creía. 15 años después de la secuenciación del genoma, esta investigación pone en tela de juicio el número de genes reales contenidos en las células humanas. Y da una idea de la solidez de su trabajo, que también es clave en el estudio de tratamientos eficaces para el cáncer de páncreas, la prevención del cáncer de próstata y los ensayos clínicos para el cáncer de mama. El centro cuenta con una unidad de diagnóstico molecular, un biobanco y una unidad clínica de cáncer familiar para asesoramiento genético y vigilancia de pacientes y familias con mayor riesgo de padecer la enfermedad. Según sus datos, en 2017 los investigadores del CNIO participaron en 135 proyectos nacionales e internacionales del más alto nivel, financiados de manera competitiva. Desde 2011, está presidido por la bióloga María Blasco.
7. Las científicas también existen
Además de Blasco, muchas otras científicas empiezan a ver reconocido su trabajo a partir de 2002, cuando el CSIC crea, de forma pionera, la comisión Mujeres y Ciencia para apoyar a sus investigadoras, reducir el techo de cristal y el llamado efecto Matilda, un prejuicio en contra del reconocimiento de los logros de las mujeres científicas, cuyo trabajo se ha atribuido a sus colegas masculinos en numerosas ocasiones. Así, el CSIC da un gran paso para equiparar el trabajo de hombres y mujeres en la ciencia española. Y también da un ejemplo al mundo, donde solo hay un 28% de mujeres científicas, según la Unesco. La cifra asciende al 32% en Europa y Estados Unidos, mientras que en España se sitúa en el 39,12%. Según el INE, de los 126.633 investigadores que hay en territorio nacional menos de la mitad (49.541) son mujeres. "Como investigadora y primera mujer que preside el CSIC conozco la importancia de la igualdad en un organismo de investigación”, dice en el informe Mujeres Investigadoras del CSIC 2018 su presidenta desde 2017, Rosa Menéndez.
8. Atapuerca, la puerta al pasado
Si la mujer científica lucha por ganar su sitio, el yacimiento de Atapuerca ya ha conquistado al mundo. Patrimonio de la Humanidad desde 1997, los yacimientos de la Sierra de Atapuerca (Burgos) se consideran los más importantes a la hora de comprender la evolución humana. Aunque iniciaron sus excavaciones en 1975, los descubrimientos más relevantes del equipo de Juan Luis Arsuaga, Eudald Carbonell y José María Bermúdez de Castro llegaron en los años noventa: Elvis, una pelvis completa; el cráneo 5 Miguelón, el mejor conservado del registro fósil del Homo heidelbergensis, hallado en la Sima de los Huesos; el hacha bifaz Excalibur... Y el hallazgo que alteró el calendario de la Prehistoria: los restos del Homo antecessor encontrados en el nivel 6 del yacimiento de la Gran Dolina, que adelantó a 800.000 años la presencia humana en el planeta, hasta entonces datada en 400.000 años. En 2007 también se encontró en la Sima del Elefante una mandíbula datada en torno a los 1.200.000 años, considerada como los restos más antiguos de Europa Occidental. El resultado de las investigaciones y excavaciones realizadas allí durante cuarenta años han situado a España en los primeros puestos de la paleontología mundial.
9. El supercomputador MareNostrum
Y de los yacimientos arqueológicos a la computación y la gestión de la vida en el futuro. Desde 2005, España cuenta en el Centro Nacional de Supercomputación de Barcelona (CNS) con uno de los cerebros artificiales más potentes del mundo, MareNostrum, disponible para la comunidad científica internacional. Es el supercomputador más potente de España, el tercero más rápido de Europa y el decimosexto del mundo, según la lista especializada TOP500 (noviembre 2017). Ya ha recibido cuatro actualizaciones y alberga muy diversas investigaciones españolas e internacionales claves en la gestión de la vida actual y futura. Algunas de ellas son el control de la calidad del aire, la predicción del cambio climático, la optimización del transporte o las ciudades inteligentes, el almacenamiento y transmisión de datos clínicos, simulaciones del sistema cardiovascular o del sistema respiratorio…
10. La recuperación del lince ibérico
En el mundo gestionado por las grandes computadoras y la inteligencia artificial, la investigación también ha conseguido hitos al proteger la vida natural y salvar de su desaparición a una especie única en el mundo: el lince ibérico.
En 2002 solo quedaban 94 ejemplares en libertad repartidos en dos poblaciones en Doñana y Sierra Morena. Tres años después, en el centro de cría en cautividad de El Acebuche, en Doñana (Huelva), Saliega, una hembra de lince de tres años capturada en Sierra Morena, pare sola tres cachorros. El proyecto Iberlince, dirigido por el científico Miguel Ángel Simón e impulsado por 22 administraciones de España, Portugal y socios privados, ha logrado multiplicar por cinco el número de ejemplares en la península Ibérica, hasta los 547. Si antes solo había poblaciones en Doñana y Sierra Morena, en 2017 se habían establecido nuevas en Badajoz, Toledo, Ciudad Real y en la zona portuguesa del valle del Guadiana.
Aunque hay aún muchos retos pendientes, España ha dado importantes pasos para situar su investigación científica en el panorama internacional durante estas cuatro décadas. Por eso, entre el 4 de diciembre y el 20 de enero, la exposición del CDTI pretende transmitir a la sociedad el progreso económico, empresarial, industrial, cultural y social al amparo de los cuarenta años de vida de la Constitución española.
'40 años de investigación e innovación en tiempos de la Constitución Española'
- Lugar: Museo Nacional de Ciencia y Tecnología de A Coruña.
- Fechas: del 4 de diciembre de 2018 al 20 de enero de 2019.
- La exposición contará con un panel dedicado a la temática Mujeres y Ciencia, elaborado por la joven divulgadora Elena Turrión, que explica el relevante trabajo de científicas españolas a lo largo de la historia en disciplinas tan diversas como biología, bioquímica, oceanografía, física, matemáticas o astrofísica.
- El comisario de la exposición es Ignacio A. Llorente, periodista especializado en comunicación y divulgación de la ciencia y la tecnología y en la actualidad director de comunicación del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial.