El Ártico puede quedarse sin hielo en verano en menos de una década
Entre finales de junio y principios de agosto del año pasado se deshizo una cantidad de hielo equivalente a la pérdida registrada en los últimos quince años
La disminución de la placa de hielo en el Ártico se está acelerando debido al cambio climático, de tal forma que el pasado verano se redujo del orden de 18 kilómetros diarios, lo que lleva a los científicos a estimar que antes de una década el Ártico podría estar libre de hielo durante el verano. Así lo ha asegurado hoy Carlos Duarte, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en la presentación del libro Impactos del calentamiento global sobre los ecosistemas polares, publicado por la Fundación BBVA y que recoge aportaciones de destacados científicos extranjeros y españoles.
Duarte, editor de la obra, ha subrayado que lo que ocurrió el pasado verano en el Ártico fue "algo inesperado", ya que entre finales de junio y principios de agosto se deshizo una cantidad de hielo equivalente a la pérdida registrada en los últimos quince años. Además, el deshielo del último año equivale a lo que se pronosticaba para finales de este siglo.
Según esta investigación, el océano glaciar Ártico se calienta a un ritmo de 0,4 grados por década, dos veces más rápido que el resto del planeta.
Los científicos esperan que este verano el deshielo sea tan rápido, al menos, como el año pasado, entre otras causas porque la temperatura en mayo pasado fue entre dos y tres grados más alta de lo habitual. A esto se suma que el hielo que se forma ahora en las zonas que presentaban una gran capa del mismo es mucho más frágil y tiene un grosor de menos de un metro frente a los entre dos y tres metros que tenía el que se deshizo.
Si los científicos calculaban que para el año 2040 podría verse el Ártico sin hielo en verano, esas previsiones se han tenido que actualizar y ahora el pronóstico sitúa ese hecho entre el 2015 y el 2020, aunque, según Duarte, "no podemos descartar tener que volver a revisar esas previsiones".
En la Antártida, la placa de hielo se está perdiendo a un ritmo de 152 kilómetros cúbicos al año, lo que equivale a una disminución de hielo de 8.000 kilómetros cuadrados en la Península Antártida durante los últimos 50 años y a un aumento global anual del nivel del océano de aproximadamente 0,4 milímetros. A este respecto, Duarte ha señalado que el caudal de los ríos que llegan al mar ha aumentado un 40%.
Pérdida de biodiversidad
Los trabajos de la investigadora del CSIC Susana Agustí, que se recogen en el libro, demuestran que la biomasa y la producción de plancton antártico podrían disminuir hasta diez veces por el aumento de la radiación ultravioleta. En el Ártico, la rápida pérdida de hielo aumentará el impacto de esa radiación y generará cambios que podrían propagarse con un efecto dominó por toda la cadena alimentaria.
Las investigaciones del científico del British Antarctic Survey Jaume Forcada apuntan a que la pérdida acelerada de hielo afecta al éxito reproductor y a la supervivencia de algunas especies como el oso polar o las focas, que dependen de las plataformas de hielo para perpetuarse.
El impacto del calentamiento global en la megafauna antártica no es tan aparente como en el Ártico, aunque se detectan cambios en la de la Península Antártica, donde se reduce la supervivencia del pingüino emperador, según Forcada.
Conflictos geopolíticos
Para Paul Wassmann, investigador de la Universidad de Tromso, en Noruega, la pérdida de la cubierta de hielo del Ártico está llevando a una "fiebre del oro" entre los países ribereños, que se disputan los stocks pesqueros, depósitos de gas, petróleo y metales preciosos, y nuevas rutas de navegación que están quedando expeditas.
En este sentido, Duarte ha subrayado que la preocupación de la comunidad científica no es sólo por la pérdida de biodiversidad, sino también porque "vamos a ver conflictos de orden geopolítico que se van a extender de un polo a otro".
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