El hidrógeno surca los mares
Islandia es el primer país en emplear este combustible en un barco comercial y confía de aquí a unos años en extenderlo a toda su flota pesquera
Mágica, pero sobre todo silenciosa. Así será la experiencia de los turistas que a partir de esta primavera decidan viajar a Islandia y subir a bordo del buque Elding para observar a las ballenas en su propio hábitat. Esta embarcación turística será la primera del mundo en instalar un nuevo motor propulsado por hidrógeno que suministrará electricidad al barco. La innovación permitirá que el avistamiento de cetáceos y aves marinas se haga en completo silencio y sea mucho menos contaminante.
La compañía dueña del Elding ("rayo" en islandés), un pequeño barco de 130 toneladas, lleva semanas con la puesta a punto de la embarcación, cuyo motor diésel será sustituido por otro que empleará únicamente hidrógeno. Esta nueva tecnología híbrida eliminará los ruidos y las vibraciones, que pueden provocar molestias a los animales. "La mayor ventaja es que ya no volverá a molestar el sonido del motor cuando nos aproximemos a las ballenas, con lo que la experiencia será aún más maravillosa", explica Vignir Sigursveinsson, capitán del barco y director operativo de Reikiavik Whale Watching.
El alma del motor es la pila de combustible, que extrae los electrones de hidrógeno previamente obtenido y los convierte en electricidad. Según Jón Björn Skúlason, director de Nýorka, el compendio de empresas privadas y públicas que impulsa el pionero proyecto, todo el proceso es limpio, ya que se obtiene por electrolización de agua (proceso de descomposición mediante corriente eléctrica). "El hidrógeno es un combustible no contaminante si se obtiene de fuentes de energía renovable, y en Islandia, éste se produce con la electricidad de las centrales geotérmicas e hidroeléctricas", detalla Skúlason.
Hidrógeno limpio
Según datos del Ministerio de Industria islandés, el 72% de la energía producida en esta volcánica isla procede de fuentes renovables como la geotérmica e hidroeléctrica. En 2003, el Gobierno impulsó la apertura al público en Reikiavik de la primera estación de repostaje de hidrógeno renovable del mundo. Seis meses después, la capital acogió la llegada de los tres primeros autobuses propulsados por este combustible limpio, y el año pasado, la de los primeros coches de alquiler.
"Cuando comenzaron a operar los autobuses de hidrógeno, pensé en lo increíble que sería que los barcos de avistamiento de ballenas pudiesen emplear este combustible y aprovechar la energía renovable que se produce en Islandia", señala el capitán del Elding, cuya empresa lleva años buscando medios para reducir la contaminación.
La estación, cuyo aspecto es el más parecido al de una gasolinera convencional, llenará de hidrógeno los tanques de la embarcación cuando el proyecto SMART-H2 eche definitivamente a andar a finales de abril. Aunque existen estaciones como éstas en Europa, Japón y EE UU, la islandesa es la primera que no suministra hidrógeno extraído de combustibles fósiles como gas natural o petróleo. Una vez producido, éste se comprime y se introduce directamente en camiones cisterna.
Aparte de ser un reclamo para aquellos turistas en busca de viajes verdes, se espera que las pruebas experimentales con el barco y los coches allanen el camino para convertir al hidrógeno todo el sistema de transporte del país para 2050. La transformación llevará su tiempo, ya que el coste de esta tecnología es todavía muy elevado y aún no se ha adaptado para la navegación en largos trayectos.
Para Skúlason, que cree que el uso de esta energía renovable aumentará en Islandia a partir de 2020, el mayor inconveniente de emplearlo en barcos es su almacenamiento. "El hidrógeno es más voluminoso que los combustibles fósiles, por ello puede ser complicado cargar todo un buque", detalla. De ahí que, hoy por hoy, el Gobierno islandés haya reclamado cooperación a otros países, donde sí se fabrican los motores y el equipamiento necesario.
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