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Reconócelo, tú también leías Súper Pop (y forrabas tu carpeta con sus pósters)

Javier Adrados, autor de ‘Yo también leía Súper Pop’ (Cúpula), nos explica la fórmula del éxito de la publicación: asegura que supuso “un soplo de libertad” y “fue la primera revista gay encubierta”.

portadas

Cuando tenía 11 años, algo cambió en la vida de Javier Adrados: descubrió 'Súper Pop', un mundo de fotos a todo color, tipografías chillonas (con mucho degradado), peinados imposibles y cantantes ambiguos. Pegatinas y pósters con los que todo el mundo forraba su carpeta y empapelaba su habitación en los 80. “La primera vez que vi a Mecano en su portada me quedé impresionado. No sabía si eran tres chicas o tres chicos. Era algo nuevo, que no se veía en mi pueblo, Moradillo de Roa (Burgos)”. Para conseguir la publicación quincenal dedicada a la música pop, tenía que pedírsela al pescadero, “casi de forma clandestina”, recuerda Adrados.

La revista marcó su adolescencia, y ahora rinde homenaje a su influjo con un libro, Yo también leía Súper Pop (Cúpula) –elaborado con Ana Rius, una de las directoras de la publicación– y un disco Yo también bailaba con Súper Pop (Sony). “Era algo que tenía en mente, pero pensaba que nadie me iba a hacer caso, porque muchos veían la revista como algo superficial”, explica el autor, biógrafo de Mecano y promotor musical. Asegura que precisamente esa frivolidad supuso “un soplo de libertad” en la España de la Transición –la revista nació en 1977 y se vendió en papel hasta 2011–. “Fue como la Movida madrileña pero para la prensa escrita. Por fin había un fanzine a todo color, que te contaban la borrachera del día anterior del artista, era todo muy frívolo, algo necesario en aquel momento para olvidar la dictadura, la gente había acabado tan harta que quería preocuparse más de la ropa que llevaba John Travolta que de la política. No puedes estar siempre atrapado en los problemas. Era una forma de evasión y diversión, para imaginarse mundos mejores”, sostiene Adrados.

El primer Facebook

Pero no solo eso. También era un punto de encuentro en el que se hablaba de temas hasta entonces tabú, un lugar para descubrir (y aprender). “Había artículos de educación sexual, que hasta entonces no se publicaban en las revistas, las chicas contaban su primera vez… El que lo leía se sentía acompañado. 'Súper Pop' fue el primer Facebook, gracias a la revista veías que no estabas solo en el mundo, que había otra gente como tú”, asegura Adrados. En ella, los fans podían saberlo todo sobre sus ídolos. “Proclamaba los consumos del día y también ha habido ídolos caídos que allí tuvieron su hueco. Yo creo que ha sido la revista más desprejuiciada que ha habido en España. En otras, si no tenías pinta de colgado, no podías salir. Ellos se identificaban más con los fans, tomaban su pulso con encuestas en las que decías lo que te gustaba, y de premio sorteaban un walkman… A mí nunca me tocó”.

Cartearse con Mario Vaquerizo y Elena Anaya

El sentimiento de pertenencia, de comunidad, se intensificaba con la sección de correspondencia. La revista creaba amigos por correo que compartían intereses y obsesiones musicales. “Yo conocí a mucha gente a través de ella. En el apartado de cartas conocí a Mario Vaquerizo y Elena Anaya, porque los tres coleccionábamos cosas de Mecano”, recuerda Adrados. Para él, fue una manera de expandir su mundo: “Aportó una forma de relacionarse con los demás que hasta entonces no existía. Yo deseaba todo el rato que me llegara la carta de alguien a quien le contaba cosas que no le decía a los que tenía a mi alrededor”.

El libro ‘Yo también leía Súper Pop’, editado por Cúpula, sale a la venta el 10 de noviembre.

El público gay

También ayudó a crear un punto de encuentro para el colectivo homosexual, un espíritu que ahora recoge y defiende el 'Fanzine para chicas y maricas'. “Hasta los 17 años para mí era como una Biblia, cada quincena me la leía de pe a pa, me sentía como un Quijote. Me daba vergüenza compartirlo con nadie, porque me sentía un bicho raro y me exponía a que me llamaran marica. Probablemente fue la primera revista gay encubierta de España”, afirma Adrados. En su opinión, no se trataba de algo intencionado. “Yo creo que los directores de la revista no eran conscientes, pero realmente fue la primera publicación donde las chicas veían a sus ídolos, a los que querían que fueran sus novios, y los chicos empezamos a ver a los chicos guapos que nos gustaban. No creo que los editores pensaran en el público gay, pero nosotros vimos un refugio en ella”.

¿Quién saldría hoy en la portada?

Para Adrados, los grandes personajes de la publicación fueron Miguel Bosé, Los Pecos, Leith Garreth, Duran Duran y Spandau Ballet. “Estas dos últimas ahora son bandas de culto, y en aquel momento no lo eran porque salían en 'Súper Pop”, comenta con ironía. “Hoy saldría Miley 'Circus' y de españoles probablemente Abraham Mateo, porque ahora sería una revista algo infantil. El concepto de la estética se ha perdido, por eso no creo que haya muchos músicos españoles que encajen. En 'Súper Pop' era muy relevante la imagen y ahora no se le da tanta importancia”, asegura. Aunque cree que la inmediatez de las redes sociales hace que se pierda el misterio en la relación entre público y artista: “Me parece más 'Súper Pop' el cantante que está en la lejanía que el que es demasiado cercano y expone demasiado su vida en Facebook, prefiero que deje paso a que el fan imagine cómo es. Si descubres muchas cosas de tu ídolo, al final te puede llegar a caer mal”.

Pedro Marín en su sesión más erótica.

Cortesía de Cúpula

Los adhesivos, última moda en U.S.A, uno de los regalos de Súper Pop.

Cortesía de Cúpula

Una página dedicada a que Alejandro Sanz se iba a hacer la mili.

Cortesía de Cúpula

Marta Sánchez, la Madonna española.

Cortesía de Cúpula

El póster de Hombres G en calzoncillos que podías encontrar en la revista.

Cortesía de Cúpula

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