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Ocho razones (de peso) por las que alegrarse de tener hermanos Toda la vida juntos, compartiendo intimidad, amistad o rifirrafes. Repasamos algunos de los motivos por los que, tengas el tipo de relación que tengas con tus hermanos, contar con ellos (casi seguro) merece la pena. 1. Amor incondicional. Incluso cuando se da entre miembros de la misma familia, “hoy en día el amor hay que ganárselo”, apunta Vivian Gornick en el libro Apegos Feroces (Sexto Piso). Aunque en el amor de cuna, ese genuino que surge del roce, de jugar juntos durante toda la infancia, hay un vínculo difícil de romper. Una seguridad de que el otro seguirá ahí después de un enfado y la certeza de que le puedes contactar a casi cualquier hora si lo necesitas. “La confianza y los lazos de apego entre los hermanos son fuertes, por lo cual muchas personas valoran que sea una relación estable a lo largo de la vida”, explica Irene Gómez, psicóloga de la clínica El Prado, a S Moda. Fotograma de <em>Orgullo y prejuicio.</em> 2. El sentimiento de pertenencia. Somos animales sociales y nuestra tendencia es buscar un grupo o comunidad con la que nos identifiquemos y a la que pertenecer. Si se tienen hermanos, esto ya viene dado en parte. Sean o no ellos con quienes tengas mayor afinidad, es una red a la que estar vinculado y que cumple su función a modo de respaldo. Hermanos Weasly en Harry Potter. 3. Es un hecho, te entiende mejor que nadie. El porqué es sencillo: es muy probable que hayáis pasado por las mismas cosas. Al compartir la historia familiar y las circunstancias, el nivel de empatía que se puede desarrollar entre hermanos es mayor. Conoce tus antecedentes y quizás le afectan de una forma parecida. La confianza también juega una baza a favor, más sinceridad y comunicación más directa. Los consejos entre hermanos son, para muchos, más claros y sin dobleces. Fotograma de Volver. 4. Puede ser tu mejor amigo. Precisamente por conocerte mejor que nadie y por haber compartido tanto, en muchos casos, la relación con los hermanos es también de verdadera amistad. ”Puede ser, durante muchos años, una relación muy intensa”, apunta Irene Gómez. En casos como los de mellizos y gemelos -creencias telepáticas aparte- el vínculo es aún mayor y pueden considerarse incluso inseparables. Fotograma de Tú a Londres y y a California 5. Lo malo es menos malo. Lo complicado de crecer y de atravesar determinadas experiencias cabe a menos. Si toca cuidar a los padres o hay que afrontar alguna situación familiar compleja, tener alguien con quien compartir penas y responsabilidades lo hace más llevadero. “Cuando somos pequeños nos beneficia tener compañeros de juego y cuando somos mayores el tener hermanos supone poder repartir y apoyarse en lo difícil”, explica la psicóloga Gómez. Fotogramas <em>Las vírgenes suicidas</em>. 6. Códigos de comunicación propios. Esas cosas que solo vosotros entendéis. Desde haber desarrollado el fenómeno fan por el mismo artista o haberos enganchado al mismo hobby, a las clásicas bromas internas que sois incapaces de explicar a alguien ajeno y os unen más. Véase “el numerito” de Ross y Monica (Friends). Ross y Monica y en Friends. 7. Entrenamiento para la vida. Una especie de ‘calienta que sales a socializar con el mundo’ gestado en casa. Competir y compartir son las bases de las relaciones fraternales y el aprendizaje y la gestión de ellas son aplicables al resto de contactos que puedas tener con otras personas durante tus días. “La relación con los hermanos ofrece un aprendizaje valiosísimo de empatía y habilidades sociales”, apunta la psicóloga. Puede favorecer que aprendamos a cooperar y a resolver conflictos y si además te has criado en familia numerosa, seguramente eres experto en no quedarte sin comida si compartes mesa. Fotograma de Hannah y sus hermanas. 8. Si eres el pequeño (dicen) saldrás ganando.“El orden de nacimiento tiene una influencia en la relación entre los hermanos. Muchas veces, los más mayores toman el rol de maestros o líderes y actúan como apoyo para cuidar y proteger a los pequeños”, explica la psicóloga Irene Gómez. Es habitual escuchar a hermanos mayores que se quejan por haber tenido que ‘abrir el camino’ a los demás. Los medianos tienden a sentirse los grandes olvidados y con los pequeños casi todo el mundo está de acuerdo en que se llevan la mejor parte. Más mimados y con el terreno allanado para entrar y salir a su antojo. ET