Todavía no hace frío de abrigo, pero ¿cuál es la chaqueta perfecta de entretiempo?

Dos grandes bandos. Con un verano que ha batido récords históricos en cuestión de temperatura, el cambio de armario se ha convertido en un acto complejo y casi de estudio durante los meses de transición hasta la llegada del frío. Ese fenómeno metereológico conocido coloquialmente como veroño, en el que los primeros meses de otoño aún arrastran temperaturas propias del estío, se plantea como un desafío encontrar una prenda eficiente tanto para las mañanas gélidas como las tardes de bochorno. En el consultorio ask Vanessa donde la crítica de moda Vanessa Friedman resuelve enigmas en los armarios de sus lectoras del New York Times, la duda asaltó bajo el titular What’s the Perfect Transitional Jacket? (¿Cuál es la chaqueta de transición perfecta?). La búsqueda de una chaqueta de otoño que pudiera superar un cambio de temperatura de 30 grados frente a las mañanas frescas de estos meses, llevó a Friedman a indagar entre su círculo cercano de la moda cuál era la prenda perfecta para salir ilesa de la situación. Dos grandes bandos se formaron en torno al dilema; por un lado las partidarias de una blazer masculina y oversize, y por otro las defensoras de todo un clásico otoñal, la gabardina liviana. Dos maneras diferentes de afrontar el entretiempo pero con una silueta amplia en común, capaz de albergar desde una camiseta a un jersey a medida transcurra estos días de calor incierto.Getty Images

La blazer masculina. “Para el cambio de estación siempre me gustó la idea de tener una chaqueta tipo boyfriend en tweed y de gran tamaño, como el modelo Jacques que diseñamos en Rouje. Combina con todo, te mantiene abrigada pero no es tan grande y pesada como un abrigo”, revela Jeanne Damas a S Moda. La prenda fetiche de la diseñadora francesa y fundadora de Rouje cumple a rajatabla los requisitos de una chaqueta de transición: su corte amplio y masculino permite llevarla sobre todo tipo de prendas, y encaja tanto en un look de diario como para una salida nocturna junto a un vestido. Disponible en seis colores y texturas.

Big blazer. “La gran americana se siente como una prenda exterior pero al mismo tiempo se puede usar tanto para ir a la oficina sobre una camiseta sin mangas acanalada como con un suéter grueso atado alrededor del cuello, a modo una bufanda”, explica Lauren Santo Domingo, fundadora de Moda Operandi, al diario New York Times. Cuando el frío apremie, solo necesitas ponerte el jersey para entrar en calor bajo la americana. El modelo Reaumur de Soeur añade un cinturón para afinar la silueta.

La blazer nocturna. “Esta temporada fantaseo con tener una blazer muy especial, incluso que sea un poco de noche. Le daría un sinfín de usos; con una sudadera por debajo, un cortavientos de colores fluorescentes por si llueve o junto a una camisa formal por el día, y de noche para una fiesta. Descontextualizar las prendas y huir de lo que parece siempre nuevo es algo que me gusta”, explica Mónica Oliver. La estilista y consultora de moda desvela el manual de uso para sacar el máximo partido a una blazer menos convencional cuando el tiempo fluctúe, como esta chaqueta de terciopelo negro con aberturas laterales de Bimba Y Lola.

En piel diurna. La otra cara de la moneda nos lleva a repensar una americana en piel ligera y botonadura cruzada como alternativa para afrontar los días de otoño. Un solo requisito: que sea en colores claros y neutros para resistirnos a decir adiós de forma definitiva al verano.Getty images y cortesía de Lefties.

El trench es la clave. “Una gabardina no es solo para la lluvia, es ideal para la mayor parte del tiempo. Resulta lo suficientemente liviana para llevar sobre una camiseta pero es tan amplia como para combinarla también con un suéter”, apunta Samira Nasr, editora de la edición americana de Harper’s Bazaar. Este básico de cualquier fondo de armario es esencial para enfrentarse a los cambios bruscos de temperatura, y como bien indica Nasr, “con un cinturón eleva cualquier outfit”. En la imagen, gabardina con volumen de Massimo Dutti.

La gabardina a todo color. Esta prenda creada hace más de un siglo en Inglaterra que encandila desde tiempos del cine noir no se limita al color beige. Colores como el teja (en la imagen, de Mercules), negro o verde militar junto a forros de cuadros o rayas añaden tendencia a su silueta ligera, perfecta sobre camisetas, jerséis y americanas.

La chaqueta patchwork. La experta en comunicación de moda Almudena Tirado defiende el formato corto por una cuestión de funcionalidad: “Es imprescindible que sea una chaqueta corta, tipo bomber, teddy o blazer que se pueda atar a la cintura si hace calor y sobre los hombros si enfría. Al vivir tanto tiempo en París aprendí a comprar prendas atemporales y aptas para cualquier temporada ya que el tiempo allí es impredecible, puede llover y al rato salir el sol”. Entre sus apuestas de temporada está la chaqueta acolchada La Generosa de Goch Brand, en suave patchwork para combinar con vaqueros y vestidos sin apenas notarla.MASSIMO DUTTI (169 EUROS)

Bomber. Esta chaqueta nacida durante la Primera Guerra Mundial para proteger del viento a los pilotos del combate ha ganado puntos como prenda de entretiempo junto a texturas más ligeras y efectos satinados. El perfecto contrapunto de aire rockero para vestidos lenceros y camisas formales.

La ‘chanelesca’. Otra opción en corto es la chaqueta en lana de tweed que catapultó Coco Chanel como símbolo de la feminidad el pasado siglo. Más ligera y en colores oscuros, es pura tendencia este otoño para llevarla sobre una camisa vaquera o junto a una camiseta básica.

La tejana inmortal. Entre blazers y gabardinas, siempre nos quedará el denim. Esta sobrecamisa de estilo worker y generosos bolsillos alberga múltiples posibilidades, solo depende de la prenda que esconda debajo. En la imagen chaqueta Will de Sézane.