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De la Duquesa de Alba a Isabel de Portugal: los paralelismos más curiosos de Balenciaga en el Thyssen La exposición 'Balenciaga y la pintura española' podrá verse hasta el 22 de septiembre. Cuadros de Goya, El Greco o Zurbarán se enfrentan a creaciones del modista vasco. Eloy Martínez de la Pera comisaría la exposición que incluye pinturas como este Jarrón de cristal con flores, que firmó Gabriel de la Corte en la segunda mitad del siglo XVII. Procede de la colección Gerstenmaier. El estampado de este vestido de noche de hacia 1958, perteneciente a la colección de Inés Carvajal, se asemeja al óleo. Jon Cazenave/Museo Nacional Thyssen-Bornemisza Balenciaga revisaba constantemente la historia del arte, recuerda el comisario de la exposición. Eso se notaba en sus hechuras y en sus tonos. Por ejemplo, en la exposición el color del traje del ángel de esta Anunciación de hacia 1576 se enfrenta al del vestido de noche amarillo de organza de seda de la colección parisina de Dominique Sirop. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza/Jon Cazenave Los hábitos de los religiosos fueron una de sus inspiraciones recurrentes, como se puede apreciar en la sala dedicada a Zurbarán, con yuxtaposiciones como esta: el óleo de Fray Francisco Zúmel, pintado hacia 1628 y conservado en el Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, se compara con el vestido de novia de satén y visón creado por Balenciaga para Fabiola de Bélgica en 1960 y conservado en el Museo Cristóbal Balenciaga de Getaria. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza/Jon Cazenave/Museo Cristóbal Balenciaga Getaria La imaginería católica puede inspirar trajes de noche, como ocurre con el retrato de Santa Isabel de Portugal, pintado hacia 1635 por Zurbarán y conservado en el Museo Nacional del Prado, cuyas hechuras se reflejan en este conjunto de vestido y sobrefalda de 1951 del Museo del Traje. Archivo fotográfico Museo Nacional del Prado/Jon Cazenave No solo las santas y monjes de Zurbarán están presentes en la exposición, donde Goya también tiene un apartado. En este retrato de El cardenal don Luis María de Borbón y Vallabriga, pintado hacia 1800 y proveniente del Museo Nacional del Prado (procedente de la antigua colección del marqués de Casa Torres) encuentra su actualización en un conjunto de vestido y chaqueta, de satén de 1960 conservado en el Museo del Traje. Jon Cazenave/Archivo fotográfico Museo Nacional del Prado Peinetas y prendas goyescas tienen su hueco en la exposición, como se ve en este retrato, Julia, de Ramón Casas y Carbó (hacia 1915) de la colección Carmen Thyssen-Bornemisza en préstamo gratuito al Museo Carmen Thyssen Málaga, que se enfrenta a una chaqueta de noche de 1946 en terciopelo de seda, pasamanería y pedrería de azabache procedente de la colección del editor de moda Hamish Bowles. colección Carmen Thyssen-Bornemisza/Jon Cazenave Volantes y un rojo intenso, tanto en este vestido de noche de tafetán de 1952 del Museo Cristóbal Balenciaga y en el Retrato de María del Rosario de Silva y Gurtubay, duquesa de Alba, pintado en 1921 por Igancio Zuloaga y perteneciente a la Fundación Casa de Alba (Palacio de Liria). Museo Cristóbal Balenciaga Getaria/Jon Cazenave/Fundación Casa de Alba Otro momento goyesco, con volantes y escote similar en este cuadro de Antonio María Esquivel y Suárez de Urbina titulado La bailadora Josefa Vargas (1850) y perteneciente a la Colección de los Duques de Alba (Palacio de las Dueñas de Sevilla) y en el vestido de cóctel de tafetán de 1955 conservado en el Museo Balenciaga. Museo Cristóbal Balenciaga Getaria/Jon Cazenave/Colección de los Duques de Alba La realeza y su indumentaria es otra de las inspiraciones reflejadas en la exposición: La reina María Luisa con tontillo, pintado hacia 1789 por Francisco de Goya y conservado en el Museo Nacional del Prado, Madrid encuentra su paralelismo en este vestido de noche de satén con perlas y abalorios de 1963 Satén del Museo Cristóbal Balenciaga. Museo Cristóbal Balenciaga/Jon Cazenave/Archivo Fotográfico Museo Nacional del Prado Negro y oro en el Retrato de dama atribuido a Rodrigo de Villandrando (hacia 1600-1606), del Museo Lázaro Galdiano, y en este vestido de noche de tul de seda y purpurina de 1954 parte de la colección de Dominique Sirop. Jon Cazenave/Museo Lázaro Galdiano Balenciaga revisaba y actualizaba referencias antiguas creando piezas absolutamente contemporáneas, como este abrigo de noche reversible de satén de 1966, que podría ser una versión del atuendo que Alonso Sánchez Coello reflejó en el Retrato de doña Juana de Austria, princesa de Portugal hacia 1557, ahora en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. Museo Cristóbal Balenciaga Getaria/Jon Cazenave/Museo de Bellas Artes de Bilbao El fruncido del cuello de este abrigo de noche, elaborado en terciopelo y falla por Balenciaga en 1955 encuentra su reflejo en una de las obras maestras de El Greco, Retrato de un caballero, (hacia 1586) conservadas en el Museo Nacional del Prado. Museo Cristóbal Balenciaga Getaria/Jon Cazenave/Archivo Fotográfico Museo Nacional del Prado La pintura de Corte es uno de los apartados en los que se divide la exposición, y en él pueden verse obras como Isabel de Borbón, esposa de Felipe IV, pintado hacia 1620 por Rodrigo de Villandrando y conservado en el Prado, que ve su actualización en marfil y bordados en este vestido de novia de 1957 en chantung de seda bordado con hilos de plata del Museo Balenciaga. Archivo Fotográfico Museo Nacional del Prado/Museo Cristóbal Balenciaga Getaria/Jon Cazenave Los retratos reales de Bartolomé González compiten en detalle con los tejidos de Balenciaga, como se ve en este retrato de La reina Ana de Austria, cuarta esposa de Felipe II, (hacia 1616, copia de Antonio Moro) si se compara con la creación de Balenciaga de 1962 de este conjunto de noche de abrigo de satén y vestido de etamina, lentejuelas y mostacillas del Museo Balenciaga Archivo Fotográfico Museo Nacional del Prado/Museo Cristóbal Balenciaga Getaria/Jon Cazenave