Los hombres también quieren pecho nuevo: el implante masculino, una práctica al alza
Culturistas, profesionales de las artes escénicas o devotos del buen físico en general están poniendo de moda esta técnica.
En materia estética, la evolución genera revolución. En asuntos mamarios, la técnica más conocida y practicada hasta ahora era la ginecomastia, una de las intervenciones más demandadas por el público masculino después de rinoplastias y liposucciones, especialmente a partir de los 50 años. Sus causas pueden ser varias: desequilibrio hormonal, hipertrofia de mama por exceso de grasa (especialmente en el caso de obesidad), toma de anabolizantes y otros fármacos o dolencias de más calado como cirrosis, problemas en la glándula tiroides o enfermedades más complejas como la distrofia miotónica de Steinert. Un problema que genera complejos y merma de autoestima pero que la cirugía promete solucionar con resultados satisfactorios.
Lo que hasta la fecha la estética no había encarado con tanta destreza o asiduidad (quizá por la exigencia de altos niveles de especialización y sustancias que ofreciesen resultados muy naturales), es el caso contrario: el aumento pectoral. Estos implantes comenzaron como una alternativa para remodelar la figura de culturistas que no conseguían desarrollar sus pectorales a base de mancuerna. Con el tiempo, puede que una mayor maestría o el surgimiento de nuevos implantes con materiales y formas más naturales (incluso podemos hablar del bespoke en cirugía, piezas a medida que se adaptan como un guante a la anatomía con resultados 100% armónicos y proporcionados), está haciendo perder el miedo al retoque entre los hombres. La población masculina demanda cada vez más soluciones en pro de cuerpos cincelados de aspecto atlético y varonil, difíciles de conseguir solo con dieta o ejercicio en la mayoría de casos. Bíceps, tríceps, deltoides, glúteos, pectorales, abdominales… Hay una pieza para cada sección corporal. Ahora es posible esculpir cualquier parte del cuerpo gracias a las nuevas sustancias a base de gel de silicona suave pero sólida y de tacto firme, muy similar al tejido muscular.
Hay quienes argumentan que uno de los culpables del aumento de la demanda de implantes pectorales son las redes sociales. Cada vez hay más torsos desnudos en Instagram y el temor a no dar la talla muscular acrecenta, lo que hace plantearse incluso pasar por quirófano. Según una reciente encuesta realizada por la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE), uno de cada diez españoles recurren a un tratamiento médico estético influido por los selfies.
Pero, ¿cuántos hombres se someten a esta técnica? No es fácil de cuantificar porque es un procedimiento relativamente nuevo que requiere una altísima especialización, pero según la Asociación Americana de Cirujanos Plásticos, 987 hombres se hicieron implantes pectorales en 2017, según ha publicado la revista Men’s Health USA, un número relativamente pequeño, pero que va en aumento a medida que tanto la técnica como los resultados se van conociendo.
Sin embargo, hay otro perfil que demanda este tipo de intervenciones que va más allá del mero sentido estético. Afecciones como el Síndrome de Poland, un defecto congénito que conlleva el subdesarrollo o ausencia del músculo pectoral en un lado del cuerpo que afecta más al hombre que a la mujer, se beneficia de este tipo de técnicas que solucionan el problema estético de forma satisfactoria. “Para estos pacientes existen unos implantes de gel de silicona cohesiva con una forma rectangular que se pueden remodelar y ajustar in situ para aumentar la proyección del músculo. En casos reconstructivos, el implante se hace a medida con elastómero de silicona, una sustancia sólida y blanda. Con ello se consiguen simetrías casi exactas en casos de deformidades torácicas o atrofias parciales musculares”, explica el Dr. Jesús Benito Ruiz, presidente de la Asociación Española de Cirugía Estética Plástica (AECEP) y pionero en introducir en España el aumento de pectorales en el varón.
Advertencias: no es un procedimiento sencillo que pueda abordar cualquier cirujano plástico. Requiere un gran dominio de la técnica axilar y conocimiento de la anatomía masculina para no feminizar el tórax ni lesionar la musculatura, ya que las reparaciones posteriores en esta zona son muy difíciles de solucionar. Es crucial buscar un profesional con gran dominio de la técnica. Atención también con el postoperatorio, se ha de guardar reposo durante el tiempo suficiente (8 semanas en las que se prohíbe realizar ejercicio) para evitar seromas (acumulación de líquido) o que la prótesis se desplace y realizar controles periódicos mediante ecografía o resonancia magnética para confirmar que todo está en su sitio. Hay que tener en cuenta también que el ejercicio no modifica el pectoral realzado con prótesis, por lo que el paciente tiene que modular su rutina para no ocasionar asimetrías.
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