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G-Star, cuando la vanguardia es azul

Para G-Star, el vaquero no es un tejido, sino un material de construcción. Con él crean obras de arte, confeccionan pantalones y levantan edificios.

G-Star

En el universo G-Star hay mucho más que jeans. Amantes de la transgresión, no dudan en cruzar la línea y explorar: en diseño industrial, uniéndose a Leica para crear una cámara de fotos o a Cannondale para imaginar una bicicleta; en interiorismo, creando una línea junto a Jean Prouvé para Vitra; e incluso en arte, donde despunta con Raw Art Series, un proyecto en el que colaboran con creadores como Daniel Popper o Skrillex. Pero el mejor escaparate de la filosofía creativa multidisciplinar de la firma holandesa es su nueva sede en Ámsterdam: una imponente estructura de cemento y cristal con la estética de un hangar, diseñada por el estudio de arquitectura, urbanismo y estudio cultural OMA, uno de los más destacados a escala internacional. Es el resultado de lo que Shubhankar Ray, director de marca global de G-Star, define como «las dos firmas teniendo sexo sin protección».

«Confeccionar un vaquero no es muy diferente a crear una silla ergonómica. La clave es que se amolde al cuerpo», dice Pieter Kool. «G-Star es la única firma que utiliza maquetas para hacer ropa».

Cortesía de G-Star

En nombre del progreso. «Habría usado la palabra amor en vez de sexo», matiza la arquitecta Ellen van Loon, una de la mentes creativas detrás de OMA. El proyecto con G-Star no es la primera incursión del estudio en el mundo de la moda. En 2008, creó el recinto Prada Transformer, una plataforma rotatoria concebida como pabellón cultural junto al palacio Gyeonghui en Seúl. Y en 2012 se encargó de diseñar la tienda insignia de Coach en Herald Square, Nueva York. «Las colaboraciones son como las relaciones de pareja: tienes que negociar. Pero, para que funcione, hay una condición indispensable: el deseo común de crear algo nuevo», afirma Van Loon. «Ese afán de desarrollo es lo que hace afines a la moda y a la arquitectura».

Con forma de cubo, la nueva oficina central de la marca toma como referencia la obra del arquitecto Mies van der Rohe.

Cortesía de G-Star

En el caso de G-Star, la innovación es la base de su ADN. «Ahora estamos trabajando con el hilo biónico», nos cuenta Remco de Nijs, brand manager de la firma. Creado a partir de fibras derivadas de botellas de plástico recicladas, es la base de su más reciente (y rompedor) proyecto: Raw for the Oceans, que cuenta con el apoyo de Pharrell Williams, el artista del momento. Es precisamente en el uso de materiales transgresores donde De Nijs ve el camino para avanzar. «Unido al diseño, permite crear cosas nuevas».

A pesar de tener 25 años de historia a sus espaldas, la marca no mira atrás. «El vaquero está rodeado de nostalgia y romanticismo, pero nosotros lo entendemos como un producto funcional», explica Pieter Kool, director de arte 3D y diseño.

«Estamos en Ámsterdam. No podía faltar un lugar donde aparcar la bicicleta», bromea la arquitecta del proyecto, Ellen van Loon.

Cortesía de G-Star

El modelo Elwood, inspirado en la forma en la que el cuero se amolda al cuerpo en las chupas moteras y uno de los superventas de la casa, es un buen ejemplo. «La idea es crear una prenda resistente que permita moverse», sentencia Kool. «A partir de la función surge la forma. Así construimos nuestros vaqueros. Y este edificio».

Con el pragmatismo por bandera, y concebido para unificar en un solo lugar todo el trabajo –del diseño a la comunicación–, juega con espacios abiertos que comunican todos los departamentos, puertas correderas que multiplican el espacio y paredes de cristal que dejan pasar la luz. Incluso el suelo de aluminio reciclado –«un material que, aunque desprestigiado en arquitectura, es muy resistente y envejece bien, igual que el denim», explica Van Loon– está pensado para aprovechar la luminosidad. «Nuestra nueva sede es un manifiesto físico de la firma», asegura Kool.

Cortesía de G-Star

REMCO DE NIJS Y PIETER KOOL, ARTÍFICES DEL (REVOLUCIONARIO) PATRÓN DE LA FIRMA

Solamente en 2013 se vendieron 13 millones y medio de vaqueros premium. ¿Es el denim el rey de la industria textil?  

R. N.: La gente se toma muy en serio la compra de un jean. Sobre todo ellas. Como suele decirse, es la segunda adquisición más importante en la vida de una mujer. La primera es una casa. Pero si es una prenda con tanto éxito, es porque une diseño y funcionalidad.

¿Algún consejo para encontrar el modelo perfecto?

R. N.: Lo único que importa es cómo te hace sentir. El vaquero es la pieza más personal.

Remco de Nijs, brand manager, y Pieter Kool, director de arte 3D y diseño.

Cortesía de G-Star

¿Por qué tendencia apuestan este verano?

P. K.: Para nosotros, el vaquero no se rige por las idas y venidas de la moda. Lo vemos y diseñamos como un producto utilitario: la armadura del hombre actual.

R. N.: En G-Star nos vemos como ingenieros, no publicistas. No somos nadie para imponer al público lo que debe llevar. Dicho eso, mi pieza favorita de la colección es el Red Listing Low Tapered, un nuevo corte con orillado japonés.

El algodón azul es la base de la firma. ¿Cómo consiguen reinventarlo cada temporada?

P. K.: Buscamos inspiración en otras disciplinas, de la automovilística a la arquitectura. La moda no es el eje central.

R. N.: Una vez basamos toda una colección en un viejo casco de aviador, trasladando detalles como las puntadas a nuestros vaqueros. Cuando diseñamos, lo que buscamos es hacer piezas que sigan siendo modernas dentro de 30 años. Eso es lo que nos hace revolucionarios.

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