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De celebrities a «sell-brities»: los famosos también quieren vender su casa

Sarah Jessica Parker, Kate Winslet, Reese Witherspoon, Leonardo DiCaprio o Pamela Anderson. Todos ellos se han pillado los dedos con el mercado inmobiliario.

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El mercado inmobiliario sigue hecho cisco. El precio de la vivienda está por los suelos y los bancos, si conceden hipotecas, lo hacen con diferenciales todavía muy altos. En esto los famosos no son ninguna excepción. Bueno, relativamente. Aunque se diera el caso de entidades que (también) hubieran intentado aprovecharse de sus circunstancias, nadie les ha echado a patadas de ninguna de sus casas: más bien son ellos los que quieren, y no pueden, salir corriendo de sus nada humildes moradas.

A finales del año pasado salieron al mercado un conjunto de mansiones poseídas en vida por estrellas del celuloide como Elizabeth Taylor, Frank Sinatra o Katharine Hepburn. Los típicos caserones tan imposibles de mantener como de colocar en una plaza tan deteriorada. Por ese mismo motivo, y para curarse en salud, aquellos que se han puesto las pilas este verano han sido otro tipo de actores. Los mismos que vivitos y trabajando no pueden seguir corriendo con los gastos de sus dominios, la mayoría de ellos tras disolverse sus sociedades conyugales, o simplemente necesitan liquidez.

Sarah Jessica Parker ha sido la última en mover ficha y salir en los papeles locales por poner a la venta uno de los dos maravillosos Brownstones que posee en el Village neoyorquino. La actriz y su marido Matthew Broderick se hicieron con esta casa de doce habitaciones y siete chimeneas hace apenas un año por 14.5 millones de euros y la pareja espera sacar una tajada de más de cinco de los mismos con la maniobra. Piden por ella 19,166,641.81 euros. Por aquellas cosas que tienen los apretones de la economía, tanto la creadora se Sexo en Nueva York, Candace Bushnell, como el álter ego de Parker en esa serie, Carrie Brashaw, ponían igualmente a la venta propiedades cercanas. La primera, el lunes mismo tras separarse de su marido por un asunto de cuernos. De la segunda, se entiende que el edificio en el que se localizaba su apartamento en la ficción y que puede adquirirse todavía por casi 7 millones de euros

A finales de agosto era Kate Winslet la que ponía en alquiler su piso del barrio de Chelsea de Nueva York por 23.000 euros al mes. Las circunstancias obligan. El dominio lo compró junto a su exmarido Sam Mendes, del que se divorciaba el año pasado, y la propiedad se encuentra, curiosamente, en el mismo edificio en el que hasta hace pocos meses compartían morada Katie Holmes y Tom Cruise. Visto el destructivo impacto que ha tenido el bloque en sus respectivos matrimonios no estaría de más que Winslet declinara ofertas de recién casados.

Otra ex de Cruise, Nicole Kidman, vendía hace poco más de un mes la vivienda que poseía -y tenía alquilada desde 2010 por 34,500 euros al mes- en la misma ciudad aunque con vistas al Hudson; la pelirroja se embolsaba con ello 12 millones de euros.

«Libbey Ranch», la propiedad de 42 habitaciones construida en 1923 que vende Reese Witherspoon en Ojai.

The Agency

Del otro lado del país, en California, los movimientos son todavía más acusados. El rancho de inspiración española en el que aseguran los tabloides que se refugió Robert Pattinson tras su ruptura con Kristen Stewart, perteneciente a su buena amiga desde que rodaran juntos Water for Elephants, Reese Witherspoon, se anunciaba esta semana en una agencia inmobiliaria con un precio de salida de 7,6 millones de euros. Sus primeros moradores fueron Mary Pickford y Douglas Fairbanks -este tipo de detalles, aunque muy comunes en Hollywood, le dan pedigrí a las haciendas- y a la actriz, a punto de ser madre, le ha servido hasta ahora como segunda residencia.

Jennifer Love-Hewitt debe andar bastante necesitada de ingresos extra -su nueva seria The Client List ha logrado rascar una segunda temporada por los pelos- visto que vende y alquila las dos propiedades que posee, puerta con puerta, en Toluca Lake. Algo parecido le pasa a Leonado Di Caprio. Al actor le corre tanta prisa por rentabilizar su acogedora mansión frente al océano en Malibú que se conforma con la fórmula del alquiler vacacional. Al menos sus expectativas no son tan altas como las de su vecina Pamela Anderson. La siliconada rubia se ha ido a vivir a Canadá y espera sacar por su casita de la playa 38.000 euros mensuales.

Mark Wahlberg, Claire Danes, Harrison Ford, Jennifer Lopez, el protagonista de Dexter, Ellen Degeneres o Hilary Duff son otros de los nombres que podríamos añadir a la interminable lista.

A Matthew Perry y Matt LeBlanc la coyuntura les ha pillado con la guardia tan baja como en Friends. Mientras el protagonista de Episodes busca inquilino para su hogar de Pacific Palisades, Matthew Perry, que acaba de estrenar la sitcom Go On, lleva desde 2011 intentando colocar en el mercado varias de sus propiedades, entre ellas, su moderna casa de Hollywood Hills por la que a día de hoy pide 300.000 euros menos que la primera vez que se puso a la venta.

Y es que al final va a resultar que Chandler y Joey, vamos, la mayoría de nosotros, estarían mucho mejor si no hubieran salido nunca del 2-bedroom-apartment con billar y sillones reclinables que compartieron ocasionalmente con un pato.

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