Por qué se produce el bruxismo y cómo tratarlo
Un 70% de los españoles rechina o presiona la dentadura, porcentaje que, según el Colegio Oficial de Odontólogos, va en aumento. Así se reconoce y se trata el bruxismo, del que hay alivio, pero no cura.
Frenar el bruxismo no es sencillo. «Se habla mucho de coeficiencia intelectual, pero nos olvidamos de otra gran cualidad: la coeficiencia emocional. Debemos aprender a gestionar las emociones, saber dónde están los límites y establecer prioridades», advierte Liu Zheng, licenciado en medicina china y director de la Clínica Medizen. El consejo no es baladí: después de que la mala oclusión haya sido descartada, el estrés y los sentimientos mal digeridos se erigen como los principales desencadenantes, según confirman los numerosos estudios sobre este tema publicados en la prestigiosa US National Library of Medicine. Este mal afecta en España a más del 70% de la población adulta; sobre todo a los mayores de entre 35 y 40 años. Desde inyecciones de bótox capaces de relajar los músculos maseteros hasta unos tapones impresos en 3D para los oídos. Repasamos varias de las alternativas para minimizar una patología que acarrea erosión dental, cefaleas, dolor muscular y en el oído, retracción gingival y fatiga.
En el meridiano
«Por el cuello, la mandíbula y las mejillas transcurren dos meridianos implicados en el bruxismo: el de la vesícula biliar, responsable de generar tensión muscular cuando se encuentra saturada; y el del intestino grueso, relacionado con el nivel de exigencia con nosotros y con los demás. Estas dos características, tensión y exigencia, son las que provocan que estemos en alerta y nerviosos, y serían la causa del problema», opina Zheng. Lo mitiga un protocolo que combina fisioterapia, acupuntura, la estimulación de puntos energéticos y moxibustión (desde 50 €).
¿Funciona el bótox?
«Las infiltraciones de toxina botulínica en los músculos de la mandíbula reducen la intensidad del problema», asegura Carmen Benito, presidenta de la Sociedad Española de Disfunción Craneomandibular y Dolor Orofacial. A favor: se relaja la zona sin afectar al resto del rostro y los efectos son inmediatos (unos 300 €). En contra: según un estudio de la New York University College of Dentistry, se corre el riesgo de perder masa ósea.
Un chute de magnesio
«El cuadro típico de mis pacientes combina estrés y un déficit de magnesio relacionado con la dieta. Este mineral es esencial para que los impulsos nerviosos permitan contraer los músculos, una aptitud que se ve alterada con la ansiedad. Asimismo, es vital para conservar unos huesos y una dentadura sanos», informa Daniel Royo, experto en osteopatía y nutrición ortomolecular. «Los niveles de magnesio, que regula el sistema nervioso, bajan con la edad; en especial en mujeres. Se encuentra en legumbres, nueces, semillas, cereales integrales, en hortalizas verdes como la espinaca, en la leche y en el yogur», explica Lina Robles, nutricionista del Hospital Sanitas La Zarzuela. Al día se recomiendan entre 310 y 320 mg (Cápsulas Magnesium Citrate de Thorne, 12,80 €).
Esferas mágicas
«Bruxar genera problemas estéticos, como asimetrías, bolsas y ojeras. Al causar desajustes hormonales por la presión en la hipófisis (glándula en la base del cráneo encargada de secretar las hormonas responsables del buen estado del organismo), también apaga la dermis», dice Elsa Rebollo, osteópata y formadora oficial del método Yamuna Body Rolling en España. El mecanismo de esta técnica con dos bolas es sencillo: con la más pequeña se masajea el rostro en sectores mientras que la grande se coloca en la base del cráneo para alinearlo. El gesto alivia la tensión al crear espacio en la mandíbula (kit para casa, 76,55 €).
Para morder mejor
Este problema con causas tan diversas se soluciona con tratamientos que combinan la ciencia de la tecnología, la radiología, el visagismo (estudio personalizado para embellecer las facciones), y el diseño 3D (con sistemas como el Digital Smile Design), con terapias como la osteopatía y la reparación maxilofacial y dental (c. p. v.). También hay lugar para la creatividad: ya existen unos tapones (Cerezen, 590 €) creados con una impresora 3D, capaces de aumentar el espacio mandibular y relajar la zona.
Hay que posicionarse
La postura y la boca están ligadas: la posición de la cabeza sobre los hombros y los malos hábitos cuando nos sentamos frente al ordenador, caminamos o cogemos pesas influyen en la mandíbula y viceversa. Sobre esta premisa se basa el método Odoncore (tratamiento y mantenimiento durante un año desde 1.500 €). Esta terapia global y reciente, ideada por el quiropráctico Joseba Agosti, mejora la movilidad de las articulaciones a través de la odontología, del estudio oclusal, las férulas, la ortodoncia y los ejercicios de corrección postural.
¿VERDADERO O FALSO?
Quien bruxa pierde los dientes.
FALSO: «El 82% de los pacientes con daño moderado, o incluso severo, consigue mantenerlos durante más de 15 años gracias a protocolos de protección del esmalte y la dentina. Estas técnicas frenan el desgaste dentario al 100%», afirma la odontóloga Debora Vilaboa (c. p. v.).
La mala alimentación lo agrava.
VERDADERO: «El exceso de azúcar, cafeína y otras sustancias excitantes alteran el sistema nervioso y agotan los recursos de vitaminas y minerales que el organismo roba de los dientes o huesos», responde Royo Olid.
El uso de férulas de descarga lo curan.
FALSO: «Evitan el roce, pero no el hábito de apretar, que incluso aumenta hasta romperlas, por lo que el dolor no solo no desaparece, sino que a veces se agrava», dice Rebollo.
VOZ EXPERTA: «Incluso los antidepresivos lo provocan»
Hablamos con uno de los mayores expertos en la materia, José Luis de la Hoz, licenciado en medicina y cirugía, especialista en estomatología y profesor del Máster de Dolor Orofacial, de la Facultad San Pablo CEU (Madrid).
¿Cómo definiría el bruxismo?
Es un hábito involuntario de la musculatura masticatoria que consiste en apretar o rechinar, o en tensar la musculatura mandibular de manera sostenida. Se manifiesta de dos formas: mientras dormimos (Bruxismo del sueño o BS) y mientras estamos despiertos (Bruxismo de vigilia o BV).
¿Cuáles son sus causas?
En la actualidad se sabe que tiene un origen multifactorial: condicionantes genéticos y epigenéticos, la nutrición, el ambiente profesional y social, la educación, el estrés, la calidad del sueño…. La hipótesis de más soporte científico es la que sostiene que tiene su origen en determinadas alteraciones del funcionamiento de núcleos del sistema nervioso central; en los ganglios basales, encargados de modular la actividad de la musculatura masticatoria. También puede deberse a la ingestión de nuevos antidepresivos, como la fluoxetina, la sertralina, la paroxetina, el citalopram o de sustancias estimulantes como la anfetamina, la cocaína o el éxtasis.
¿Cuál es el mejor enfoque de tratamiento?
Ninguno lo elimina de forma eficaz y permanente. De momento, el abordaje terapéutico va orientado a paliar su incidencia, así como a prevenir y tratar los efectos patológicos sobre el aparato masticatorio. Es importante que el paciente colabore en la estrategia terapéutica que incluye el uso de farmacología (relajantes musculares y neuromoduladores), ortopedia (órtesis orales, conocidas como férulas), fisioterapia, tonificación cardiovascular, técnicas de control del estrés, relajación y psicoterapia cognitivo conductual, regulación nutricional, suplementos dietéticos y optimización de la calidad del sueño.
¿Está recomendado realizar una intervención?
Solo en casos excepcionales es recomendable una operación odontológica para modificar la oclusión dentaria; es decir, el tipo de mordida. Si es muy intenso o no responde al tratamiento conservador, se puede considerar una infiltración de toxina botulínica en la musculatura masticatoria que favorece la relajación muscular y facilita el resto de medidas terapéuticas. Aunque el efecto positivo de la toxina botulínica está sobradamente demostrado por la literatura científica, su indicación y uso está aún pendiente de aprobación definitiva por parte de las entidades de regulación farmacológica.
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