La revolución de las madres solteras por elección
Los últimos datos apuntan a que uno de cada cuatro tratamientos de reproducción asistida en España se realiza en mujeres sin pareja.
Cuando de pequeños nos explicaban de dónde vienen los niños, más allá del cuento de la cigüeña, generalmente la historia iba sobre un padre y una madre, “que se querían mucho”, y por eso decidían “hacer un bebé”. Una historia que cobraba más sentido en el colegio cuando aprendíamos cómo funcionaba la reproducción humana y de qué iba aquello del sexo.
Pero hoy en día este concepto ha quedado caduco, porque ya no es imprescindible que haya un acto sexual, y ni si quiera que haya un papá. Cada vez hay más mujeres que deciden ser madres sin pareja, a través de un tratamiento de reproducción asistida.
Según el INE, el porcentaje de hijos nacidos de madres no casadas en España, ha pasado del 30,25% en 2007, a un 45,88 % en 2016 Sobre este dato, desde la Asociación Madres Solteras por Elección (MSPE), aportan que “es cierto que este porcentaje incluye a aquellas madres que conviven en pareja, pero cuyo estado civil sigue siendo soltera”. De esta manera, aunque no se tienen datos concretos de las madres solteras por elección en España, lo que sí pueden afirmar es que “el número de mujeres interesadas en formar parte de nuestra asociación crece más cada día”.
Esta afirmación coincide con los datos que aporta Antonio Gosálvez Vega, director de la Unidad de Reproducción Asistida del Hospital Universitario Quironsalud Madrid, que expone que “las mujeres sin pareja ya suponen el 40% de nuestra actividad”. A esta cifra hay que matizar que “casi la mitad de ellas desea preservar su fertilidad, pero muchas acuden para emprender ya la aventura de la maternidad”. Por ello, según el experto, podría decirse que “hoy ya uno de cada cuatro tratamientos de reproducción asistida se realiza en mujeres sin pareja”.
Más allá de si esto supone que es hora de ampliar el concepto de reproducción humana en los colegios, lo que sí está claro es que el concepto de maternidad ha cambiado.
Esa transformación, según Gosálvez, se observa también en un cambio en el perfil de las mujeres que acuden a buscar la maternidad en solitario. “Aunque todavía seguimos recibiendo a la mujer ‘frustrada y cerca de cumplir 40’, lo cierto es que cada vez están menos frustradas y son más jóvenes”.
De hecho, a la consulta del ginecólogo ya acuden mujeres con poco más de 30 años, sin que tengan realmente una dificultad para tener pareja, sino que simplemente “escogen ser madres sin pareja porque no desean establecer un vínculo materno compartido”. Tal y como expone el experto, lo que estas mujeres relatan en consulta es que “desean un vínculo exclusivo”. De esta forma su visión de la maternidad pasa por ser “madres plenas, con el cien por cien de derechos y obligaciones, sin menoscabo y en paralelo a otros eventuales vínculos de pareja que pudieran surgir”.
En 1975 solo el 2% de los niños nacidos en nuestro país lo hacían de una madre que no había contraído matrimonio, ¿cómo es posible un cambio tan exponencial en tan poco tiempo? La explicación está en la mejora de las técnicas de reproducción asistida, pero también en el cambio de mentalidad de las nuevas generaciones en una sociedad más individualista y empoderada.
Desde la Asociación MSPE opinan que este aumento se debe sobre todo a que “las mujeres españolas hemos alcanzado un grado de independencia muy alto en los últimos años y ya no sentimos la necesidad de tener una pareja al lado para criar a nuestros hijos.” A esta idea hay que añadirle el hecho de que “la edad de la maternidad se retrasa cada vez más, lo que supone un apremio importante para las mujeres que se plantean ser madres”.
Por su parte, Antonio Gosálvez asegura que este fenómeno responde a una auténtica revolución social de la mujer española, que “quizá acabe siendo de la misma relevancia que la plena incorporación de la mujer al mercado laboral de los años 70”. El experto realiza esta afirmación basándose en tres argumentos: las parejas se casan mucho menos (172.243 en 2016 y 207.766 en 2006); el porcentaje de nacidos en España de madre no casada casi se duplica (45,9% en 2016 y 28,4% en 2006); y que el cambio ha sucedido específicamente en la mujer de nacionalidad española (los nacidos en España de madre no casada en mujeres de nacionalidad española: 47,03% en 2016 y 25,8% en 2006 y en mujeres extranjeras: 40,7% en 2016 y 41,3% en 2006). Los datos hablan por sí solos.
Lo que se debe tener en cuenta
Pese al aumento de las cifras, aventurarse a ser madre soltera sigue siendo todo un reto. No solo en la crianza del hijo, que también, sobre todo teniendo en cuenta que todavía faltan políticas reales de conciliación familiar en el mundo laboral, sino también a la hora de someterse a un tratamiento de fertilidad.
Como apuntan desde la Asociación MSPE, “el acceso a tratamientos por la Seguridad Social es libre para mujeres solteras que sean menores de 40 años y que no tengan ya un hijo sano nacido anteriormente”. Sin embargo, el problema siguen siendo las listas de espera. Si se opta por acudir a una clínica privada, lo cierto es que al igual que aumenta la demanda, aumenta la oferta, lo que supone también una mayor competitividad en los precios de los tratamientos. Desde la Asociación MSPE informan de que “en general los precios de los tratamientos varían entre los 1.000 y los 1.200 euros que puede costar una Inseminación Artificial con semen de donante, hasta los 4.000 ó 5.000 euros que puede costar una Fecundación In Vitro”.
Añaden que “además de estos dos tratamientos, que son los más habituales, cada vez se recurre más a otros tratamientos como la Ovodonación, es decir, recurrir al óvulo de otra mujer, que puede subir hasta los 9.000 euros, o la Donación de embriones, que ronda los 3.000 ó 4.000 euros”. Igualmente recuerdan que “estos son los precios por cada intento, o sea que una mujer que tenga dificultades para quedarse embarazada, o que sufra abortos de repetición, puede llegar a desembolsar muchísimo dinero para conseguir tener a su hijo/a”.
Al respecto de estos tratamientos, desde Quirón aportan que en mujeres menos de 35 años, la primera elección suele ser la Inseminación Artificial, desde los 36 a los 40 se emplea también la Fecundación In Vitro, y por encima de 42 debe recurrir a la Donación de ambos gametos.
Cambios que siguen siendo necesarios
Pese a que la mentalidad de las mujeres avanza, la sociedad no siempre les sigue el ritmo. No solo respecto a la aceptación de este nuevo modelo de familias, sino a la propia regulación de las mismas. “Una Ley de Familias Monoparentales es cada vez más urgente, para evitar las situaciones de discriminación a las que nos enfrentamos, respecto al modelo de familia tradicional”, insisten desde la Asociación MSPE.
Pese a ello aportan que “el hecho de ser madre soltera ya no es un tabú o un estigma para la mayor parte de la sociedad y además, al aumentar tanto el número de mujeres, se ha abierto un nicho de mercado muy interesante para las clínicas de reproducción asistida, por lo que la información sobre tratamientos es bastante fácil de conseguir”.
No solo información, sino también una atención más especializada para este tipo de consultas. Por ejemplo, Gosálvez informa de que en su clínica cuentan con sistema de coaching. “Le ponemos en contacto con una mujer similar que ya sea madre sin pareja. La intención es que le cuente los problemas que tuvo —y tiene cada día— para que la futura madre tome la decisión desde la consciencia, no desde el deseo”.
Precisamente a este respecto, el experto reflexiona que según la experiencia que comparten con él sus pacientes no contar con la pareja supone una larga lista de carencias, pues no tienes a la otra familia para compartir tareas y para apoyar al niño a lo largo de la vida”, y es que no hay que pensar solo en el deseo propio y en el presente, sino en lo que realmente se quiere y se puede ofrecer a nuestro futuro hijo, o incluso en las probabilidades, como la de compartir ese hijo con una futura pareja aunque no sea su hijo biológico. En contrapartida, “tu hijo tiene solo un líder, sólo una manera de hacer las cosas, y muchas menos tensiones. No podemos obviar que tres de cuatro parejas se rompen, y pocas son las que lo hacen sin conflictos posteriores”, concluye el experto.
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