Es posible que te estés poniendo mal la crema: cuando confundimos los cuidados de mañana con los de noche
El órgano más grande se comporta de forma diferente durante el día y durante la noche. Los cosméticos que le aportamos deben adaptarse a esta actividad.
Se acepta, por motivos socioculturales, que no se lleva la misma ropa de día que de noche. También se sabe, y los nutricionistas insisten, que la ingesta de alimentos debe variar en la comida y en la cena, en función de las necesidades de nutrientes de nuestro cuerpo. Lo mismo sucede con el maquillaje, más sobrio para la oficina y atrevido de fiesta (aunque ahora está cambiando). Pues bien, tu rutina cosmética tampoco debería replicarse mañana y noche.
Profesionales y medios de comunicación insisten en convertir en sabiduría popular un hecho científico: la piel funciona de forma diversa por el día y por la noche. El portal de venta de productos de belleza australiano Adore Beauty lo explica en su página. «Durante el sueño, el cuerpo activa el modo ‘reparar y reponer’, piel incluida. También produce menos cantidad de aceites naturales (sebo)».
Para Leticia Carrera, directora del centro Felicidad Carrera, la recomendación entonces queda clara. «En principio, se debería utilizar la crema hidratante por el día y la antiedad por la noche». Cumplir con estas premisas importa más de lo que pueda parecer. Carrera continúa. «Hay principios activos que funcionan mejor por la noche, pues colaboran en los procesos de regeneración cutánea, o se pueden deteriorar con la luz del sol». El doctor José Luis Ramírez, de la Clínica Dermatológica Internacional, añade los efectos adversos que tienen algunos de estos ingredientes. «Los principios transformadores como el ácido retinoico, el retinol y los alfa y betahidroxiácidos pueden producir, en función de su concentración, cierto grado de irritación y descamación. Con la radiación se podrían producir quemaduras o hiperpigmentaciones».
Para el día, las necesidades varían. «Los activos hidratantes y antioxidantes se vuelven indispensables», afirma Carrera. Por un lado, se debe recuperar el agua que el cutis ha perdido con su reparación nocturna. Por el otro, se debe preparar frente a los agentes externos a los que se va a enfrentar. «Necesitamos filtros solares, productos antioxidantes o filtros biológicos como la vitamina C, la E, la coenzima Q10 e hidratantes como el ácido hialurónico». Todas estas sustancias, a la vez que nutren, sirven de escudo contra polución y rayos UV.
Las texturas, por su parte, dependen más de una preferencia personal que de una necesidad probada. Lo explica Carrera. «Por la mañana, suelen ser más ligeros porque no gustan las sensaciones untuosas ni que la piel brille en exceso. Además, luego se aplica protector solar y maquillaje que con fórmulas muy pesadas dificultarían un buen resultado. Por la noche, importan más los activos que las texturas, no pasa nada porque cueste más la absorción». El doctor Ramírez da las pautas que determinan la consistencia. «Las pieles maduras requieren artículos densos que hidraten y penetren más; con tendencia acneica, exceso de producción de sebo y brillos preferirá la textura gel; y un cutis joven sin alteraciones que quiera prevenir se decanta por cremas fluidas».
¿Y qué pasa si lo estás haciendo al revés? Los expertos advierten: algunos ingredientes diseñados para las horas de oscuridad podrían producir, como se ha mencionado, alteraciones como manchas e irritación. Utilizar la hidratante de día también antes de acostarse no conllevaría problema alguno, pues sus formulaciones no presentan problemas de uso por el horario. Sin embargo, no lo aconsejan. «A partir de los 25 años, mejor ayudar a la piel a regenerarse por la noche que limitarse a una buena hidratación», opina Carrera. La mejor opción, amoldarse a los consejos de los profesionales, pues como resume el doctor Ramírez, «se vería afectada su efectividad óptima a largo plazo».
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