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Ha entrado alguien

Un día de excursión termina de forma inesperada, cuando Andrea regresa a la casa en la que está pasando sus vacaciones y descubre que alguien ha entrado en su ausencia

Manuel Bartual
Pau Valls
Bartual dia 7

¡Ayer entraron a robar en casa de Maribel!

Buf. Menudo susto cuando llegué por la noche y me encontré la casa patas arriba. La policía cree que tuvo que ser en algún momento entre las dos y las cinco de la tarde. Me dijeron que pasa a menudo en verano, sobre todo en casas como esta, más alejadas del pueblo, y que sea quien sea quien entró a robar es muy probable que no vuelva. Lo último que quiero es preocuparte, pero también te digo que, por la forma en la que me lo dijeron, tampoco es que me haya quedado muy tranquila, la verdad. Por suerte no entraron estando yo dentro de la casa, aunque ese es precisamente el motivo por el que se colaron, claro.

Ayer pasé todo el día fuera, con Mario y sus mamás. Nada más escribirte salimos los cuatro de excursión en el coche de Maite. Fuimos al pueblo de al lado, desde allí subimos a pie hasta lo alto de la montaña esa desde la que se ve toda la isla y luego bajamos para comer. La tarde la pasamos en el otro pueblo, dando vueltas por el mercado que ponen allí los viernes, y antes, seguramente mientras comíamos, fue cuando debieron de entrar en casa de Maribel.

Fuera quien fuera quien entró en la casa parece que lo hizo por la puerta del jardín, que debí de dejar abierta antes de salir por la mañana. La pareja de policías que vino me dijo que no me preocupara por eso, que entrar habrían entrado igual y así por lo menos no tuvieron que romper nada para hacerlo, pero que no me olvide de cerrar todo bien cuando salga. Me sentí como una niña pequeña cuando me lo dijeron. También me sentí fatal porque no podía dejar de pensar en que había decepcionado a Maribel.

No es así, pero ya me entiendes. Maribel nos invitó a venir a su casa mientras ella se iba unos días fuera, y aunque tú no has podido venir, yo acepté su invitación y le dije que se fuera tranquila, que ya me ocupaba de cuidarle la casa. Pues ya ves qué bien lo estoy haciendo.

Por suerte, parece que no se han llevado nada. Llamé a Maribel para contarle lo que había pasado nada más avisar a la policía, y luego volví a llamarla cuando llegaron para que hablasen con ella. Yo no echaba nada en falta, pero esta no es mi casa y no sé si había joyas o dinero o algo así escondido en algún sitio, que según me dijeron es lo que buscan siempre. Pero no, nada. Maribel no esconde aquí ningún tesoro.

Te dejo, que voy a ver si recojo y ordeno todo este follón.

Descubra las mejores historias del verano en Revista V.

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