Y Rubalcaba se echó a llorar
Este adelanto del libro de memorias del expresidente del Congreso de los Diputados ('Se levanta la sesión', Planeta) cuenta el 'shock' que causó en el PSOE la reforma constitucional exprés de 2011
Jueves, 25 de agosto, y viernes, 26 de 2011. Me llama el candidato Rubalcaba: “Estoy en contra de la reforma constitucional del artículo 135. Mi campaña está completamente arruinada porque Zapatero ha tomado una medida suicida para el partido e innecesaria para España. Debería haber consultado antes conmigo, con Cataluña, con Andalucía..., y, sin embargo, ha hecho lo que le ha dado la gana. Mi objetivo ahora ya no es ganar las elecciones, sino que el partido no salte por los aires. Antonio Gutiérrez es el único que ha salido en público en contra, pero son muchos a los que ahora tengo que sujetar para que no imiten a Gutiérrez. No voy a consentir —sigue Alfredo— que el PSOE quede atado de por vida. Si se rompe el pacto constitucional, la situación puede ser muy grave, porque el PNV no votó la Constitución, y ahora, además, se separarían CIU y la izquierda comunista, que sí la votaron. Le estamos sirviendo en bandeja el argumento para justificar su disidencia. La situación es muy grave, porque el PP aparece como el salvador y si no se aprueba la modificación constitucional, los mercados pueden darnos un muy serio disgusto al dejar de comprar el Banco Central Europeo la deuda española. Estamos pillados por cualquier sitio”. Llamo a Zapatero para mostrarle mi apoyo, pero no le cuento mi conversación con Rubalcaba. ¿Qué conseguiría? Se han manifestado en contra de la reforma Borrell, Gutiérrez, Fernández Vara, López Aguilar, Tomás Gómez y Patxi López, según la información que me ofrece ZP. Yo estoy emocionalmente más con él que nunca. Me devuelve la llamada al cabo de una hora: “Toda va bien. En León había un abogado que era de la Falange Auténtica y que solía saludar a sus amigos diciendo: ‘Lo que queda de Hermida te felicita las pascuas’. Pues bien, lo que queda de Zapatero te desea un feliz fin del verano. Jamás volveremos a ser Gobierno si nos apartamos de Europa”. Llama también Rubalcaba: “Toño —me dice— me ve como si fuese un okupa en Ferraz; sirve a Zapatero y a mí me ignora”. A las doce de la noche me informa el presidente de que ya hay un acuerdo cerrado con el PP sobre la modificación constitucional y añade: “Lo diré en voz baja, para que no lo oiga Rubalcaba, pero yo creo que este es un acuerdo magnífico para España”
El día 26 utilizo una competencia presidencial poco usual, pero reglamentaria, para calificar la proposición de reforma constitucional presentada por los grupos parlamentarios socialista y popular en el Congreso. Elena Valenciano me hace una confidencia que define la sensibilidad de Alfredo y su amor al PSOE: “Estamos estos días intentando mitigar la herida que va a suponer para el PSOE la reforma constitucional del artículo 135 y anoche, subiendo Alfredo y yo de la cuarta a la quinta, en la que trabajan los economistas que nos echan una mano, Rubalcaba se sentó en un escalón y empezó a llorar como un niño. ‘No puedo hacerle esto a mi partido, Elena’. Lloró abrazado a mí un buen rato. Luego, su sentido de deber se impuso. Y seguimos trabajando. No olvides, Pepe, que tú eres testigo de excepción de que ZP pactó el 135 con Rajoy y, solo cuando estuvo cerrado, se lo comunicó a Alfredo, ya candidato del PSOE. Esto es increíblemente duro. No lo sabe nadie. Pero dice mucho”.
Zapatero está preocupado con los indignados porque querrán ir al pleno de la reforma constitucional a montar bulla. Me ofrece un dato que produce escalofríos: “Cada día que abren los mercados, España se presenta a pedir prestados 600 millones de euros, o lo que es lo mismo, 100.000 millones de pesetas ¡cada día!, algo absolutamente inaceptable para el Gobierno y para cualquier persona sensata. Gastamos mucho más de lo que tenemos y endeudarnos a este nivel pone en peligro el futuro de nuestro país”. Quiere que haga lo que sea pero que no falle en el tema del reglamento: “En Alemania han modificado la Constitución 40 veces sin un solo referéndum, en Italia la han modificado 39 veces, el único país de Europa que la modifica con referéndum es Irlanda. Nosotros no debemos hacer un referéndum”. Todo son prisas. No podemos perder ni una hora si queremos modificar la Constitución y dar plazo a diputados y senadores para que, en los 15 días que esta otorga, puedan instar a un referéndum constitucional si consiguen el 10 % de los diputados o senadores. No lo conseguirán, pero no podemos darle ocasión de que aleguen que hemos cercenado su derecho por no ofrecerles el plazo. “Por esta casa —digo al presidente—no te preocupes. Si no falla el PP, tenemos la reforma de la Constitución en el BOE en 30 días exactos. Me lo he estudiado a fondo. Puedes estar tranquilo”.
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