Reconstruir la gran casa de Podemos
La formación y sus aliados captaron en 2015 a uno de cada cuatro votantes. Cuatro años más tarde solo atraen a uno de cada 10
- -50%
- -15%
- 0%
- 15%
- 50%
El espacio a la izquierda del PSOE cambió su ADN en 2015. Bajo el paraguas de Podemos —por entonces un imán—, toda una variedad de marcas se cohesionó hasta conseguir captar uno de cada cuatro votos. La unión supuso el acorralamiento de los socialistas que cosecharon sus peores resultados. Cuatro años después, la izquierda a la izquierda, otra vez dividida, solo ha conseguido uno de cada 10 votos.
Comienza un nuevo ciclo político con el PSOE previsiblemente en el Gobierno. La gestión para convertir las cenizas en nuevas oportunidades se antoja complicada con la disputa del liderazgo entre Pablo Iglesias, en su peor crisis histórica, Íñigo Errejón, que construye un nuevo partido desde Madrid, y otras figuras como Ada Colau en Barcelona.
La caída de Unidas Podemos (UP) ha sido homogénea por territorios. Entre las generales de 2015 y las europeas de 2019, la suma de Podemos e IU perdió apoyos en 19 de cada 20 municipios. Retroceden en todas las provincias españolas. Las mayores pérdidas se produjeron donde los dos partidos habían logrado muy buenos resultados, como en País Vasco, Asturias, Navarra, Baleares y las provincias de Zaragoza, Las Palmas o Barcelona.
“En este ciclo político, Iglesias va a tener que enfrentar una rebelión interna que le dispute el liderazgo y otra externa por dirigir el espacio de la izquierda”, resume Lluis Orriols, profesor de Ciencia Política de la Universidad Carlos III de Madrid. El politólogo plantea dos cuestiones a resolver. ¿Pervivirá Iglesias? ¿Hará Errejón un partido estatal?
El que fuera fundador de Podemos califica ya a su proyecto madrileño de “la nueva izquierda”, pero, por ahora, circunscribe Más Madrid a esta región. “El bloque progresista del 26-M es mucho más grande que el del 28-A y entre medias estamos nosotros”, reitera el dirigente tras las elecciones. Es el argumento de Errejón para justificar su victoria sobre Podemos —triplicó a Isa Serra— y arrogarse ese nuevo espacio a la izquierda: “Hemos hecho crecer el voto transformador cuando en todas partes retrocedía”.
La posible fusión de IU y Podemos está orillada ante el reto que tienen tras perder la mayor parte del poder territorial acumulado durante los últimos cuatro años. Al mismo tiempo, la formación de Iglesias lidia por salir de la crisis interna que arrastra desde inicios de año con la salida de Errejón.
“Tenemos que ponernos de acuerdo con propuestas para que cada diferencia no acabe en una escisión”, recomienda Enrique Santiago, líder del Partido Comunista y diputado de UP. “No podemos presentarnos como gestores si ante la mínima discrepancia nos dividimos”.
La receta del dirigente pasa por unificar el espacio en torno a la coalición de UP. Esto es, que Podemos e IU transiten a medio largo plazo por un proceso en el que no haya duplicidades, sino que compartan una misma estructura. Hace un matiz, no quiere entrar en el debate de una posible fusión de los dos partidos que se abrió tras el 26-M, sino que aboga por que cada partido mantenga su idiosincrasia.
La izquierda a la izquierda mira de reojo a su competidor. Si el PSOE consigue volver a La Moncloa tiene cuatro años para disfrutar de la fortaleza que exhibe desde que Pedro Sánchez ganó las primarias a Susana Díaz y el partido empezó a reconquistar la izquierda. La otra opción para los socialistas es sucumbir al efecto trituradora al que se arriesgan quienes gobiernan.
Con su estrategia de renovar las caras visibles del PSOE, Sánchez se blindó ante el mensaje que Podemos había usado para atacarle cuando decían que el PP era lo mismo que el PSOE e inscribían al partido como parte de la casta, de las viejas élites. “Los hechos terminan por confirmar la grieta en la estrategia de Iglesias cuando Sánchez se convierte en presidente por la vía de la izquierda, con los votos de UP y de los nacionalistas, antes vetados por directrices internas del PSOE”, prosigue el politólogo. Fue el nocaut para el partido de Iglesias.
La división resta
En Barcelona, Colau espera reforzar su liderazgo revalidando la alcaldía. Perdió los comicios y afronta ahora el dilema de pactar con ERC, ganador de las elecciones, y no ser alcaldesa; o bien pactar con el PSC y ser alcaldesa con los votos del ex primer ministro francés, Manuel Valls, en la investidura, a quien criticó con dureza durante la campaña, Los comunes, enfrascados en un complejo debate interno, se lo juegan todo: el Ayuntamiento es la única institución que gobiernan y Colau es, de facto, la líder del resto de marcas en la región.
El retroceso es considerable en Galicia, donde Podemos y las mareas, que gobernaron ayuntamientos como el de A Coruña, no revalidaron sus acuerdos de 2015. A un año de las autonómicas de 2020, el partido de Iglesias, Esquerda Unida y parte de las mareas locales ya piensan en abrir un nuevo espacio político alrededor de la marca En Común. Está por ver quién se une a ese hipotético proyecto.
La división ha sido especialmente perjudicial para el partido en la Comunidad Valenciana. Al desgajarse Compromís, los votos de UP se han reducido a un tercio de los que fueron en 2015. El debate en torno a futuras alianzas se reabrirá en cuanto cristalice el pacto de gobierno de la Generalitat valenciana entre el PSOE, Unides Podem y Compromís.
Adelante Andalucía, la coalición liderada por Teresa Rodríguez, del sector anticapitalista, siempre ha demandado una mayor autonomía respecto de la matriz y ahora, con los resultados que han obtenido –han revalidado Cádiz, el único ayuntamiento del cambio que le queda a Podemos— su reclamo se refuerza. Su próximo objetivo es “afianzar a la confluencia como sujeto político, garantizar la independencia respecto del PSOE e impulsar que Podemos se organice como un sistema federal”, explica Pablo Pérez Ganfornina, portavoz de la formación en Andalucía.
En los próximos cuatro años, los partidos de la izquierda buscarán retomar la unidad con la que sumaron fuerzas y trastocaron la política española en 2015. Si no, una vez más, estarán condenados a recrear La vida de Brian y el Frente Popular de Judea volverá a competir con el Frente Judaico Popular.
Con información de Sonia Vizoso, Eva Sáiz, Àngels Piñol, Clara Blanchar y Cristina Vázquez.