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Desde Sevilla también se salvan vidas en el Mediterráneo

La ONG Proem-Aid apuesta por un buque de formación para rescates de emergencia

Nacho Sánchez
Tripulación del barco a las órdenes del capitán Pere Palacio.
Tripulación del barco a las órdenes del capitán Pere Palacio.

El bombero sevillano Manuel Blanco dice estar condenado a salvar vidas. “Es lo que sabemos hacer”, afirma. Este objetivo estuvo a punto de llevarle a prisión tras ser detenido en Lesbos en 2016, cuando las autoridades griegas le acusaron de colaborar con el tráfico de personas durante un rescate de refugiados. Blanco fue absuelto y ahora ha dado un paso más en su misión de salvar vidas. La ONG de la que es vicepresidente, Proem-Aid (Professional Emergency Aid), formada por bomberos voluntarios de toda España, ha cumplido un sueño. Varios de sus compañeros partieron el pasado sábado a las 19.00 del puerto de La Valeta (Malta) a bordo del primer barco de la entidad, un buque donado por la organización alemana Sea-Eye. Tendrá su base en el puerto de Sevilla, donde se convertirá en un buque escuela para rescatadores de emergencias.

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Ahora podrán salvar vidas de manera indirecta: la embarcación quedará atracada a orillas del Guadalquivir y será un espacio donde se formarán quienes, como estos bomberos, se dedican a rescatar vidas. “Queremos que tanto las personas que forman nuestra organización como cualquier otra pueda entrenarse en situaciones de emergencias, rescate marítimo, hacer prácticas… y alcanzar la excelencia”, destaca Manuel Blanco.

Para Onio Reina, presidente de Proem-Aid, el Seefuchs —como se llama el barco— es “una nueva aventura humanitaria”. Él es uno de los ocho tripulantes que viaja a unos seis nudos de velocidad. Esperan llegar a su destino el próximo fin de semana. Tras dos meses de papeleo, la organización recibió el despacho que le autorizadaba a partir la semana pasada.

El buque surcaba este lunes aguas de la costa de Túnez. Es un antiguo pesquero con unos 60 años de vida que pertenecía a la ONG Sea-Eye, que ha rescatado con él a más de 5.000 personas en el Mediterráneo. “Nos contaron que habían conseguido un barco mejor —el Alan Kurdi— y nos ofrecieron quedarnos con ese”, relata Reina.

La entidad llevaba meses dándo vueltas a cómo conseguir su propio bote, porque tras la experiencia en 2017 junto a la entidad alemana Mission Lifeline en la ruta del Mediterráneo central tuvieron claro que no querían desvincularse del desafío humanitario que se vive en el mar. Sin embargo, los precios resultaban prohibitivos y era imposible asumir el gran desembolso económico. “Pero cuando haces las cosas bien, a veces te encuentras sorpresas", añade el bombero Blanco. Al empresario que había cedido originalmente el barco a la entidad alemana le pareció bien el cambio de titularidad. Y el pasado 19 de febrero se firmó un convenio en Hamburgo para oficializar el traspaso. “Estoy contento con mi donación porque el barco se conserva, de alguna manera, en tareas de rescate en el Mediterráneo”, cuenta el mecenas, que no quiere que su nombre trascienda, en la web de Sea-Eye.

Amarrada en puerto, la embarcación estará disponible para cualquier emergencia e incluso la realización de prácticas en travesía. Se descarta su salida para rescates en alta mar. “La prioridad es formativa”, insiste Blanco, que recuerda la situación del Open Arms —de la organización Proactiva Open Arms— y el Aita Mari —de Salvamento Marítimo Humanitario— que siguen inmovilizados desde enero porque, según la autoridad marítima, dependiente del Ministerio de Fomento, no cumplen los requisitos de seguridad en el mar. “Esa es una política que no entendemos”, critican desde Proem-Aid. “Lo que se hace es cubrir una necesidad: un sistema de búsqueda y rescate donde se sabe que se están produciendo naufragios y los gobiernos no acuden. Es una gran falta de humanidad”, concluye Blanco, que rebautizará al barco como Life (vida en inglés) en homenaje a quienes, como él, salvan vidas.

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