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Ciudadanos y PP cambian de estrategia y pasan al ataque contra Vox

Las críticas de Casado al partido de Abascal empezaron cuando los sondeos empezaron a torcerse para ellos

El candidato a la presidencia del Gobierno por Ciudadanos, Albert Rivera, en las fallas de Valencia. En vídeo, declaraciones de Rivera y Pablo Casado sobre Vox.

Hay teorías de todo tipo sobre cómo enfrentarse al auge de la extrema derecha en Europa: el dilema acerca del llamado cordón sanitario tampoco está resuelto. Tras la irrupción de Vox, PP y Ciudadanos optaron por una estrategia de no confrontación. Pablo Casado vio en la alianza con Vox la oportunidad de recuperar el poder nacional y autonómico perdido: ha coqueteado con la posibilidad de exportar el pacto andaluz al resto de España y durante semanas optó por el perfil bajo. Pero los sondeos muestran que el bloque PP-Cs-Vox no suma, y el PP ha endurecido sus críticas a Santiago Abascal. Ciudadanos se suma a ese viraje y pasa también al ataque.

Cuando Ciudadanos se cuidaba mucho de no sentarse con Vox, Pablo Casado defendía al partido de Santiago Abascal y señalaba que “los radicales” no eran ellos, sino los aliados de Pedro Sánchez, los “comunistas, batasunos e independentistas”. La disparatada primera lista de peticiones de Vox para ceder los votos de sus 12 diputados a la investidura del popular Juan Manuel Moreno en Andalucía —derogar la ley de violencia de género, entre otras— desató las críticas de los barones del PP. Finalmente, Vox cedió, los populares arrancaron al PSOE el bastión andaluz y Casado transmitió a los suyos su plan de exportar ese pacto al resto de España. Pero las encuestas muestran ahora que la suma de ese bloque es complicada, Vox hace propuestas inasumibles para el PP y Ciudadanos y ambos partidos han decidido cambiar de estrategia para marcar distancias con la extrema derecha.

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Las críticas de Casado al partido de Abascal empezaron hace unas semanas, cuando los sondeos, especialmente la encuesta de su asesor, Narciso Michavila, empezaron a torcerse para ellos. El presidente del PP empezó a criticar entonces al líder “ausente”, en alusión a Abascal y “la moda del multipartidismo”. Equiparó votar a Vox con jugársela “a la ruleta rusa”, pidió a los ciudadanos que no hicieran “experimentos” y que votaran “con la cabeza, no con el estómago”. Después solicitó directamente a Vox que no se presentara en las circunscripciones con pocos escaños.Este jueves calificó de “disparate” la iniciativa de Abascal para facilitar al ciudadano el acceso a armas y calificó de “demagógicas” sus propuestas.

Albert Rivera entró esta semana por propia iniciativa en la confrontación directa con Vox, algo que solo había hecho en otra ocasión: cuando se puso enfrente de la derogación de la Ley de violencia de género andaluza. El líder de Cs ha cambiado su táctica de evitar referirse a la extrema derecha y fue duro contra la “ocurrencia” sobre las armas. “Yo no quiero un país con tiroteos en los colegios ni locos con pistola. Yo sí apoyo y confío en nuestra Guardia Civil y Policía”, expresó el miércoles en Twitter, mientras toda su ejecutiva se manifestaba en términos similares en redes sociales. El partido convocó a los medios en su sede para que el responsable de programas, Toni Roldán, cargara contra la propuesta.

Los estrategas de Ciudadanos vieron claro que la batalla era ganadora para ellos porque el apoyo a la propuesta de Vox en la sociedad española es residual y se lanzaron al ataque. Los asesores de Rivera creen que Vox patinó con la idea y que no siempre quien marca el debate avanza, porque también puede sufrir desgaste. Sus últimas ideas sobre las armas o los candidatos homófobos o negacionistas son un ejemplo de los errores que en Cs creen que no benefician a Vox.

Rivera va a aprovechar todas las oportunidades para disparar a un partido con el que tiene una fuga de votantes, pero que ahora parece estabilizado en las encuestas (en una media del 12% de intención de voto, según el promedio de sondeos que realiza EL PAÍS). Los estrategas de Ciudadanos analizan que temas como el de las armas, así como el euroescepticismo son puntos débiles de Vox y asuntos en los que ellos ganan al diferenciarse. Además, son materias en las que el electorado de Ciudadanos lo tiene muy claro.

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El feminismo es más complejo, porque divide más en su electorado, aunque Rivera hizo también su apuesta por abanderar la causa feminista. La estrategia de Cs pasa, en todo caso, por procurar que Vox no marque el debate (y eso implica tratar de ignorarles) pero cuando patinen entrar en la confrontación.

Casado sabe que una parte del partido y de sus barones cree que se ha equivocado al no marcar distancias con Vox y endurecer su discurso, convencido de que fue la tibieza ideológica del PP la que empujó a sus votantes a los brazos de Abascal. Las declaraciones homófobas y negacionistas reivindican a ese sector crítico del PP que advirtió de los riesgos del nuevo aliado. Casado trata de moderar ahora su discurso, pero a poco más de un mes para las elecciones, en sus filas no todos creen que le vaya a dar tiempo a regresar al centro.

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