La policía rastrea una tumba en busca de la pontevedresa Sonia Iglesias
Los agentes buscan nuevas pistas ocho años después de la desaparición y tras dos archivos judiciales
La búsqueda de Sonia Iglesias, cuya pista se perdió hace ocho años en pleno centro de Pontevedra, se ha reanudado por unidades especializadas de la Policía Nacional tres meses después de que un juzgado de Pontevedra archivase por segunda vez el caso por falta de pruebas.
Los investigadores, agentes de Unidad Especial de Subsuelo y Protección Medioambiental de la Policía Nacional, se han desplazado desde Madrid para centrar su búsqueda en una tumba de un cementerio y en dos pozos de barrena. Precisamente, el cementerio de San Mauro, en Pontevedra, había sido uno de los objetivos en las últimas pesquisas policiales que se reanudaron en abril, como una vía nueva de la investigación.
El delegado del Gobierno en Galicia, Javier Losada, ha confirmado este despliegue policial, pero sin precisar detalles sobre el lugar donde se centran las investigaciones. "Han hecho pesquisas en dos pozos y un enterramiento, intentando buscar datos que permitan esclarecer esta tragedia ante la que llevamos bastantes años detrás, con un resultado negativo hasta ahora", ha avanzado Losada.
El delegado ha insistido en que el caso no se ha cerrado policialmente y ha defendido la labor de la Policía Nacional en estos casos, que "siempre intenta llegar al final, aunque aparentemente no haya resultados y el cuerpo de Sonia Iglesias no haya aparecido".
Losada ha pedido que se respeten las investigaciones para no dar pistas. "Lo importante es seguir investigando y no alertar, porque cuando llevamos tantos años detrás de una solución, creemos que hay que trabajar en silencio", ha incidido el delegado.
En estos ocho años, el paradero de Sonia Iglesias, de 38 años, sigue siendo una incógnita. El caso se cerró en el juzgado de Violencia de Género sin trascender qué nuevas sospechas tenía la policía para reabrirlo. En un breve auto, la instructora Rosa García Prado argumentó que no había dado positivo ningún análisis de los fragmentos recogidos por los equipos especializados de la Policía Científica, encontrados en la finca familiar donde se centró la búsqueda del cuerpo, cuya especie o procedencia no ha podido ser confirmada.
Julio Araújo, la pareja de la víctima y padre de su único hijo que tiene 17 años, fue imputado por detención ilegal dos años después de la desaparición de su pareja, aunque nunca llegó a ser detenido ni acusado. La Policía había encontrado nuevos indicios para volver a imputarlo hace cuatro meses, aunque esta vez por un presunto delito de homicidio. El principal sospechoso para la policía fue, incluso, citado para declarar en la Comisaría de Pontevedra junto a su hermano David, que también había sido investigado en el caso como presunto encubridor. Ambos se acogieron a su derecho a no declarar y quedaron en libertad.
El fallido interrogatorio de los dos hermanos se produjo después de los registros de la casa con finca, propiedad de la familia Araújo, donde Sonia y su pareja vivieron los primeros años de relación con su hijo. El registro duró casi 12 horas, en presencia del marido, y se reanudó al día siguiente, incluso en las inmediaciones del cementerio de San Mauro, donde la familia tiene un panteón, y en la capilla.
Aunque la casa ya había sido registrada en 2010, la búsqueda del cuerpo de Sonia Iglesias se centró en un radio de 800 metros de terreno que rodea la casa, y en un pozo de barrena que fue achicado con motobombas por efectivos de la unidad de Bomberos de Pontevedra.
En mayo, el fiscal jefe de Pontevedra, Juan Carlos Aladro, confirmó que el caso no se cerraría y que la investigación pretendía explorar ámbitos del entorno familiar. "El caso, policialmente, no se cerró nunca ni se va a cerrar", declaró. "Hemos abierto muchos caminos, algunos equivocados porque nos han llevado hasta allí, pero se seguirán explorando otros nuevos y los que sean necesarios para llegar al objetivo, que es saber dónde está el cuerpo de Sonia Iglesias", aseguró.
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