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Las ciencias ocultas de la juez de Lugo

El Poder Judicial investiga si la juez de Vigilancia Penitenciaria trabaja como vidente y tarotista en su tiempo libre

Octavilla que anuncia los servicios de pitonisa que se atribuyen a la juez.Foto: atlas

Por un precio "económico", 20 euros después de una subida de cinco aplicada en la tarifa inicial, en un piso de la avenida lucense de Ramón Ferreiro una persona experta en "arcanos mayores" ejerce de "tarotista y vidente" sin "límite de tiempo", "fines de semana incluidos". El Consejo General del Poder Judicial ha acordado esta mañana abrir una investigación para aclarar si detrás de este anuncio en el que aparece una dama con sombrilla se esconde la juez María Jesús García Pérez, magistrada del juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 3 de Galicia y responsable de las decisiones sobre el régimen carcelario de los presos de Bonxe y Monterroso (Lugo) y Pereiro de Aguiar (Ourense).

Según ha informado el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, la denuncia partió de la Audiencia Provincial de Lugo y ahora está en manos del promotor de acción disciplinaria, en el CGPJ. Este ha decidido incoar unas diligencias informativas para investigar el presunto trabajo de pitonisa de García Pérez y "determinar la veracidad de los hechos". Una vez abiertas las pesquisas sobre la juez, el CGPJ solicitará informes y después llamará a declarar a la afectada, todo esto antes de valorar si esta ocupación es incompatible con la carrera judicial (aunque el apartado de incompatibilidades de la LOPJ jamás ha contemplado la posibilidad de una juez vidente) y si impone alguna sanción o llega a apartarla de su puesto.

Supuestamente, la magistrada ha sido vista repartiendo octavillas de los servicios de "tarotista con gran experiencia" en diversos lugares de la ciudad de Lugo. El diario El Progreso, que ha adelantado la noticia, publica que un redactor asistió a una consulta en la que ella echaba la baraja en persona. La juez se ha defendido después asegurando que no es ella, sino su "asistente del hogar", un hombre con el que comparte techo, quien se dedica a las ciencias ocultas y echa las cartas a clientes. EL PAÍS ha telefoneado al número de móvil que aparece en la octavilla y ha respondido la llamada este "asistente". En la misma línea que la propia García Pérez se ha atribuido a sí mismo el negocio. "Soy el criado, el señor que le limpio la casa" a la juez, ha dicho. "Y soy yo quien ha montado un chiringuito de tarot y ahora vosotros me habéis jodido el chiringuito y puede que también mi trabajo de criado", ha protestado. "Su señoría trabaja en el juzgado y allí solo atiende a presos y a parientes de presos, ese es su trabajo", ha zanjado antes de despedirse educadamente y colgar.

Aunque según ha confirmado a este diario el CGPJ no constan expedientes sobre anteriores investigaciones a la juez en los últimos cuatro años, la magistrada García Pérez arrastra unas cuantas situaciones polémicas en su historial. Además de ser sancionada por fumar en la sala (en Bilbao), no asistir a una declaración por ir al gimnasio (en Madrid) y criticar públicamente la ley de violencia de género o cuestionar a las víctimas (en Santander), abogados de Santiago pusieron el grito en el cielo en 2012 cuando la magistrada se presentó en una vista con su gato.

Ofrece "una pésima imagen de la Justicia", clamaba en aquel momento el decano del Colegio de Abogados, Evaristo Nogueira. Pero las noticias de la época también recogían el testimonio de los funcionarios de aquel juzgado del que García Pérez era titular, el número 1 de lo Penal. No solo restaban importancia a la presencia del felino en la sala, sino que se la atribuían al "compañero" sentimental de la magistrada. Él era el dueño del gato y solía acudir a los juicios con el animal en el hombro.

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