Iglesias no tira de Podemos
El primer aniversario de la reelección del secretario general en Vistalegre II coincide con su valoración más baja
Un año después de la renovación del liderazgo interno de Pablo Iglesias en Vistalegre II, del que este lunes se cumple el primer aniversario, Cristóbal Montoro es el único ministro con peor imagen (2,33) que el secretario general de Podemos (2,54), según el último CIS. “Gobernar te pasa factura, Iglesias no ha hecho nada a los españoles para tener esa nota... No ha aprobado recortes, no ha tocado el bolsillo de los españoles como lo ha hecho el ministro de Hacienda. Es simplemente antipatía. Y eso no se revierte”, coinciden diferentes cuadros de Podemos.
La valoración del líder de Podemos era de 2,87 puntos antes de su reelección en Vistalegre, su peor puntuación desde que el CIS pregunta por su percepción entre los ciudadanos. Desde entonces Iglesias mejoró su imagen —3 en el barómetro de abril y 2,95 en el de julio— antes del desplome que su figura experimenta desde octubre (2,67) y coincide con el discurso contradictorio de Podemos en la crisis catalana.
Un acto de fe del 19% “porque no hay PSOE”
La interpretación de la dirección es que Podemos tiene un “suelo muy sólido” y mucha capacidad de aguante en los peores momentos. Otras voces del partido advierten del acto de fe del 19% de votantes que se mantienen fieles. Responsables de los partidos aliados de Podemos en el Congreso lo definen como un “voto de resistencia”.
En lo que todos coinciden es en las dificultades que el PSOE tiene para recuperar al electorado que confió el voto a Iglesias. La mayoría de esos votantes decepcionados con el devenir de Podemos se inclinarían ahora por la abstención antes que por volver a dar su voto a los socialistas. “Si tenemos ese apoyo del 19% es porque no hay PSOE”, opinan dirigentes de Podemos.
PSOE y Podemos comparten debilidades ahora. Pero, opinan, que en el centro derecha hay una pugna por el voto mientras en el centro izquierda la hay por prevalecer en un momento de desánimo.
“El desgaste de Iglesias es un proceso ultra acelerado que ya empieza en 2016, cuando su figura comienza a deteriorarse de una manera muy importante. Lo explica de una manera muy visual cómo en las elecciones europeas de 2014 su rostro iba en la papeleta de Podemos. Dos años después, en las generales, Iglesias sale rodeado en el cartel electoral de todos los demás dirigentes del partido. Eso escenifica de manera muy visual el proceso de erosión de Iglesias”, expone Pablo Simón, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Carlos III y editor de Politikon.
Montoro es el único de los ministros que tiene peor imagen
La figura de Iglesias tampoco atrae como antaño a los votantes de Unidos Podemos. El apoyo que le dan es de 5,49 puntos, por debajo de Albert Rivera (6,38 puntos entre quienes votaron en 2016 a Ciudadanos), los 6,20 de Mariano Rajoy en las filas del PP y los 5,86 de Pedro Sánchez en el caso del PSOE. “A Iglesias se le ha dado por muerto demasiadas veces, se han publicado demasiadas esquelas y queda Iglesias para rato”, restó trascendencia a los datos la coportavoz de la ejecutiva de Podemos, Noelia Vera. “Mantenemos la prudencia ante todas las encuestas, tanto cuando nos dan por muertos como cuando subimos como ocurre en el CIS publicado hace unos días. La principal conclusión que se infiere de este CIS es que el bipartidismo es historia y que, a día de hoy, el tablero se juega entre cuatro fuerzas y que en las próximas elecciones puede ganar cualquiera”, zanjan otras fuentes del partido en la misma línea.
La pérdida de tirón de Iglesias repercute en Unidos Podemos, que serían cuarta fuerza con una estimación de voto del 19%, según el último barómetro del CIS. En enero de 2017 era la segunda opción preferida con un 21,7%, seis décimas más que el resultado obtenido en las últimas elecciones generales. “Un problema grave en política es tener muy relacionada la marca personal con la marca del partido. Es decir, con la dependencia del líder”, explica la consultora política y asesora de comunicación Imma Aguilar, que ha trabajado con políticos del PSOE y Ciudadanos, entre otros. “Si tienes un partido donde hay muchos barones, cuentas con la ventaja de que el partido no se vea arrastrado por una crisis de liderazgo. Pero a cambio puedes tener un problema de respuesta interna. En el modelo contrario, que sería el de Podemos, no tendrá disensiones, la contestación interna se habrá eliminado, pero tiene la debilidad de que la imagen del partido depende de la reputación del líder”, añade.
Más rechazo que el PP
El rechazo que despierta Podemos es mayor del que provoca el PP pese a que Podemos cuenta con solo cuatro años de vida, no está inmerso en casos de corrupción y los reproches que se pudieran hacer a su gestión son limitados ya que gobierna en un puñado de instituciones: los autodenominados Ayuntamientos del cambio y el Ejecutivo de coalición de Castilla-La Mancha.
Aun así, mientras el 53,2% de la población no votaría nunca al PP —el 62% de los encuestados de 18 a 24 años, porcentaje que desciende progresivamente hasta el 43% de los mayores de 65— a Podemos no le votaría en ningún caso el 58,8%, con una tendencia negativa al alza conforme aumenta la edad (del 44,3% de rechazo de 18 a 24 años a 73,3 de los mayores de 65). “Esto tiene un problema adicional: el rechazo es mayor entre los votantes del PSOE a Podemos que al revés. Significa que la capacidad futura que Podemos va a tener de penetración en el que ha sido su principal caladero, el del votante socialista, se reduce. Los mimbres de una crisis estructural o cambio de modelo están ahí”, sentencia Simón.
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