El Rey agradece a la comunidad internacional “el apoyo sin fisuras” sobre Cataluña
El nuncio del Papa reafirma el respaldo de todos los embajadores acreditados a la unidad de España
El rey Felipe VI ha querido destacar y "agradecer" expresamente, en la recepción anual al cuerpo diplomático acreditado en Madrid, "el apoyo sin fisuras que la comunidad internacional ha ofrecido a España ante la más grave crisis que hemos debido afrontar en nuestra historia reciente". El monarca sacó así a colación la situación en Cataluña, sin citar esa autonomía, para subrayar que esa crisis "ha puesto a prueba valores y principios que son no solo españoles, sino europeos y universales; el valor de la convivencia y la concordia en la diversidad y el valor del respeto a la democracia y al Estado de Derecho".
En nombre de todos los embajadores citados a la ceremonia, el nuncio del Papa, Renzo Fratini, ratificó con "complacencia" la "conformidad" de todos los presentes con "la realidad de una España unida a la que no se debe renunciar buscando el bien común". El nuncio recordó unas palabras del papa Francisco en las que apeló al deber del individuo con respecto a toda la comunidad y en las que enfatizó que cada ciudadano es parte de un cuerpo más grande. Fratini tampoco quiso citar expresamente la palabra Cataluña.
Felipe VI se reservó un apartado específico de su discurso ante el cuerpo diplomático acreditado en Madrid que este miércoles acudió a la ceremonia que se celebró en el Palacio Real (95 embajadores, 17 encargados de negocios y 20 representantes en organismos internacionales) unas palabras muy destacadas y especiales sobre la crisis sufrida por el desafío independentista en Cataluña. El Rey recalcó que España es "consciente del valor de la democracia y el Estado de Derecho" y luego enfatizó el agradecimiento porque la respuesta internacional haya sido prácticamente unánime.
El monarca engarzó todas esas razones relacionadas con el Estado de Derecho, la democracia y el respeto a la convivencia con el respaldo de España al futuro del proyecto europeo: "Los españoles somos entusiastas valedores del proyecto europeo. Un proyecto que se encuentra en una encrucijada decisiva, ante la que se necesita una visión clara y un liderazgo fuerte".
La recepción anual al cuerpo diplomático es uno de los actos públicos e institucionales más simbólicos del Rey y el Gobierno con relación a la política exterior. Se celebra en el Palacio Real, acuden unos 300 invitados y en el de este miércoles el nuncio del Papa habló como decano de todos sus compañeros asentados en Madrid. En esta ocasión no acudió al Palacio Real el embajador de Venezuela en Madrid, Mario Isea, que fue declarado la semana pasada persona non grata y, por lo tanto, expulsado en 72 horas del país en "estricta correspondencia" a la expulsión anterior del embajador de España en Venezuela, Jesús Silva, por parte del régimen de Nicolás Maduro. El embajador de Irán no dio el tradicional apretón de manos a la reina Letizia en el saludo a los monarcas.
La grave crisis diplomática en pleno auge ahora entre España y Venezuela no se coló en la recepción directamente, porque el rey Felipe VI no quiso mencionar a ese país. Pero sí recalcó que la "naturaleza y vocación europeas son plenamente coherentes" con el ser iberoamericano y apostilló que "Europa y América son, en España, vasos que se comunican, espacios y proyectos compartidos, socios que hablan y se respetan, aunque a veces, coyunturalmente, opinen distinto". El Rey hizo un recordatorio de los viajes y visitas que muchas autoridades iberoamericanas han realizado a España en el curso pasado (seis presidentes: Uruguay, Colombia, Ecuador, Argentina, Costa Rica y Perú) y se limitó a comentar que por parte española también se ha viajado con "notable asiduidad a la región" aunque es evidente que esa no ha sido precisamente hasta ahora una de las prioridades de este mandato del presidente Mariano Rajoy, presente en la recepción.
En el repaso a la agenda internacional de España que el Rey resume en esta recepción mencionó el compromiso firme con los principios de la carta de las Naciones Unidas, el inicio desde el 1 de enero del mandato como miembro del Consejo de Derechos Humanos, la apuesta por colaborar en la lucha contra el terrorismo (recordó los atentados de este pasado verano en Barcelona y Cambrils), la participación en la coalición anti Daesh, la condena a las pruebas nucleares y al empleo de las proscritas armas químicas y la integración en la estructura permanente de la UE (PESCO) para la seguridad colectiva.
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