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Terapia con maltratadores de animales para desradicalizar a un yihadista

El primer condenado por enaltecer el terrorismo al que se le suspende la pena a cambio de seguir tratamiento lo recibe con penados no terroristas

Ángel Yuste, secretario general de Instituciones Penitenciarias, en una comparecencia en el Congreso.
Ángel Yuste, secretario general de Instituciones Penitenciarias, en una comparecencia en el Congreso.Uly Martín

Tarik Hajji Bakali, el ciudadano marroquí de 33 años condenado el pasado verano a un año de prisión por enaltecimiento del terrorismo islamista y que se ha convertido en el primero al que la Audiencia Nacional suspende la pena a cambio de participar en un programa de desradicalización, ha sido finalmente incluido por el Ministerio del Interior en un grupo de terapia pensado para delincuentes comunes, según han confirmado a EL PAÍS fuentes oficiales del departamento de Juan Ignacio Zoido. Se trata del denominado "Probeco", un programa diseñado para "personas condenadas por diversas tipologías delictivas" como "robo, daños, lesiones, amenazas, atentado a los agentes de la autoridad, delitos económicos, ecológicos, de maltrato animal etcétera", como se detalla en la página web de Instituciones Penitenciarias. Los jueces ordenaban en el auto que recogía esta medida sin precedentes con un preso yihadista que Hajji Bakali debía ser incluido específicamente en “un programa de igualdad de trato y no discriminación u otro similar” para “desterrar el discurso del odio” generado por su “concepción radical y violenta de la religión musulmana”.

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La decisión de Interior de derivar al condenado a dicho programa para presos comunes se produce, paradójicamente, un año después de que el ministerio anunciara la puesta en marcha de un programa específico de desradicalización de presos yihadistas. En el documento que a finales de 2016 se envió a las cárceles para instaurar este denominado "programa marco de intervención" se planteaba su posible aplicación a 228 reclusos musulmanes para lograr “la prevención, el desenganche y desradicalización de aquellos internos con una asunción arraigada de una ideología extremista”. Para ello, planteaba hasta tres fases que sumaban 19 pasos para conseguir la reinserción de los mismos.

Desde entonces, Interior nunca ha facilitado datos sobre su aplicación, y sus portavoces se han limitado a asegurar cuando se les ha interpelado por él que funciona "muy bien". Sin embargo, otras fuentes del mismo departamento admiten que sus resultados han sido por ahora “nulos” por la falta de medios para aplicarlo. En este sentido, denuncian que el caso del Hajji Bakali es un ejemplo de que "desde la secretaría general de Instituciones Penitenciarias [que encabeza Ángel Yuste] se ha vendido a la opinión pública un programa que ni se aplica ni existe", lo que explica en su opinión que el primer condenado al que la Audiencia Nacional ordena aplicar un programa de desradicalización "se le haya enviado a terapia de grupo con, entre otros, maltratadores de animales".

El plan Probeco al que asiste Hajji Bakali desde noviembre en el Centro de Inserción Social (CIS) Victoria Kent, de Madrid, tiene como objetivo "erradicar las conductas delictivas y reducir el nivel de reincidencia de las personas participantes". En su presentación, Prisiones reconoce que está dirigido a la "delincuencia en general" y que en él "se trabajarán aquellos factores de riesgo específicos en delitos de maltrato animal, delitos medioambientales y delitos violentos", sin referencia en ningún momento al yihadismo o al enaltecimiento del terrorismo, el delito por el que fue condenado.

Para lograr sus objeticos, el programa utiliza "terapias grupales" -aunque desde Interior también se asegura que Hajji Bakali recibirá sesiones individuales- para "introducir mejoras en el funcionamiento psicológico de las personas participantes, haciendo hincapié en la asunción de habilidades y valores prosociales". Todo ello desarrollado en cuatro fases a desarrollar a lo largo de nueve meses. En la primera, se busca que los presos asistentes adquieran "competencias sociales".

La segunda contempla varios "itinerarios reeducativos específicos" al que son asignados los presos según el delito cometido. Ninguno de ellos, sin embargo, está enfocado específicamente a combatir el radicalismo religioso. Así, contempla uno para la "prevención del maltrato animal", otro para la "sensibilización medioambiental" y uno genérico de "reducción de comportamientos violentos". El programa concluye con una fase de "prevención de recaídas" y una última de "seguimiento" en la que "se evalúan los cambios realizados y se cierra la intervención enfatizando los objetivos prosociales más importantes en cada caso". Hajji Bakali deberá haber alcanzado esta fase final el próximo verano.

Alabanzas al atentado contra el semanario 'Charlie Hebdo'

Tarik Hajji Bakali fue detenido en marzo de 2015 en Torrejón de Ardoz (Madrid). La Policía había detectado que desde octubre de 2014 había estado publicando en su perfil de Facebook contenidos que alababan al terrorismo yihadista. Estas expresiones se hicieron más evidentes a partir del 7 de enero de aquel año, cuando los hermanos Kouachi perpetraron el atentado contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo.

“El asesinato de aquella gentuza causó bienestar en mi pecho”, “Esto es vuestro castigo, perros de Francia”, “Me siento orgulloso de quienes enviaron a los periodistas franceses al infierno”, escribió Bakali durante aquellos días. También publicó fotos con la bandera del Estado Islámico y textos de alabanza a los líderes de esta red terrorista y a Osama bin Laden, el antiguo líder de Al Qaeda.

Bakali, que fue detenido cuando volvía de Marruecos, pasó una noche en los calabozos de la policía. En el juicio, celebrado en marzo de 2016, el acusado aceptó el relato de hechos de la fiscalía y se conformó con la pena de un año de prisión que pedía para él por enaltecimiento. En la sentencia, dictada en junio, el tribunal decidió suspender durante tres años la pena de prisión de Bakali a cambio de participar en un programa de desradicalización. La fiscalía apoyó la novedosa medida.

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