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Cada acusado de la violación múltiple de San Fermín se enfrenta a 22 años de cárcel

Este lunes comienza el juicio contra los cinco miembros de La Manada por la agresión a una joven en 2016

Javier Martín-Arroyo
Los cinco acusados de agredir en julio de 2016 a una joven en Pamplona.
Los cinco acusados de agredir en julio de 2016 a una joven en Pamplona.

Hoy comienza el juicio por la supuesta violación múltiple ocurrida durante los Sanfermines de 2016 en el que cinco hombres se sientan en el banquillo de la Audiencia de Navarra, acusados de agredir sexualmente de manera conjunta a una joven de 19 años. La fiscalía pide para cada uno —un guardia civil en prácticas y un militar entre ellos— 22 años de prisión, petición que las acusaciones populares —ejercidas por el Ayuntamiento de Pamplona y el Gobierno de Navarra— elevan a 26 años de cárcel por cinco delitos continuados de agresión sexual, otro contra la intimidad y un tercero por robo con intimidación. El episodio ha sido el más grave de las agresiones y abusos sexuales denunciados cada verano durante las multitudinarias fiestas.

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El despliegue mediático que suscitó el incidente hace un año y medio ha provocado que la vista se celebre a puerta cerrada en la Audiencia de Navarra para proteger la identidad de la víctima. Los acusados, cinco amigos de Sevilla y miembros de un grupo autodenominado La Manada, grabaron la presunta violación de cuatro minutos con uno de sus teléfonos móviles, un vídeo que ha sido custodiado por el juez instructor para evitar las fugas y difusión de imágenes que provocaran la revictimización de la joven.

Tres de la madrugada del 7 de julio de 2016. Tras cruzarse La Manada con una chica en el centro de Pamplona, sus miembros acompañan a la joven hasta su coche, aparcado en la zona del soto del Ezkairu. En el camino, uno de ellos accede al portal de un edificio y llama al resto para que acudan. Agarran a la joven, la meten en el portal, “tapándole la boca y diciéndole que se callara y no gritara”, según el relato de la fiscal, que detalla: “Valiéndose de su superioridad física y numérica y de la imposibilidad de la víctima de ejercer la más mínima resistencia, ante el temor a sufrir un daño aún mayor, ni huir del lugar, actuando de común acuerdo y con ánimo libidinoso, le obligaron a realizar diferentes actos sexuales con cada uno de ellos”.

La supuesta agresión sexual incluyó felaciones y penetraciones sin utilizar preservativo, que fueron grabadas en distintos archivos —siete vídeos— por dos acusados, mientras otros tomaban fotografías del momento. "Se animaban y se jaleaban entre ellos", señaló el juez instructor en una de sus resoluciones. Antes de abandonar el portal le robaron el móvil a la chica. A continuación, los amigos enviaron al grupo de Whatsapp La Manada las frases “follándonos a una los cinco”, “todo lo que cuente es poco”, “puta pasada de viaje” y “hay vídeo”. Uno de ellos añadió a otro grupo denominado Disfrutones SFC [Sevilla Fútbol Club] la expresión “follándonos los cinco a una, vaya puto desfase, del ATC Madrid era, ja ja”. Un amigo de la capital andaluza contestó: "Cabrones, os envidio. Esos son los viajes guapos". Los acusados no difundieron las imágenes desde sus móviles.

Tras la presunta violación múltiple, la víctima se dirigió a un banco de la Avenida Roncesvalles “donde se sentó, llorando desconsolada y en posición fetal, siendo auxiliada instantes después por una pareja de ciudadanos”, que avisaron al servicio de emergencias 112 y este a la policía municipal, según el escrito de la fiscalía. La chica fue atendida de lesiones en el hospital. Cinco horas después, la policía foral detuvo a los cinco miembros de La Manada.

La víctima, sin trastornos previos de la personalidad ni antecedes de desestabilización psicológica, sufre estrés postraumático y deberá ser indemnizada con 100.000 euros por los acusados si prospera la petición del ministerio público.

El relato de las defensas de los acusados es opuesto al de la fiscal, y estas argumentan que las relaciones fueron consentidas por la joven. Asimismo, subrayan cómo la chica realizó una llamada telefónica justo antes de entrar en el portal del edificio donde se produjo la supuesta agresión. “Las imágenes del vídeo son interpretables, no concluyentes”, afirma Agustín Martínez, abogado de tres de los acusados. En su escrito, el letrado añade: “En ningún momento de las relaciones mantenidas [la joven] manifestó ni explicita ni implícitamente su negativa a realizar cualquier acción. En ningún momento dijo que no a nada de lo que se le pudiera ir proponiendo por los miembros del grupo”. Además, Martínez subraya que durante el visionado del vídeo se escuchan gemidos y jadeos y se observa cómo la joven ejerce “cierta iniciativa”. “No existe ningún gesto del que pueda desprenderse ya no solo resistencia o defensa alguna, sino que no puede observarse ningún gesto de dolor, sufrimiento o el más mínimo malestar (…) Sus gesticulaciones resultan distendidas”, añade este abogado.

Durante las declaraciones al ser trasladados desde prisión, uno de los acusados narró sobre los hechos con insistencia: “En ningún momento ella dijo no, en ningún momento se negó, en ningún momento se sintió incómoda”.

El juez instructor, Ilberto Esteban Iglesias, apoya la verosimilitud del testimonio de la joven: "Las declaraciones de la victima son consistentes y coherentes desde su relato inicial a las personas que la encontraron llorando en cuanto salió del portal y a los agentes de la Policía Municipal de Pamplona que llegaron a atenderla en el primer momento hasta su posterior denuncia en dependencias policiales y declaración en sede judicial", reflejó en una de sus resoluciones. Y precisa sobre los vídeos: "La grabación pone de manifiesto una dinámica de los hechos incompatible con la aceptación o tolerancia de los actos de acceso carnal ejecutados sobre ella".

La rápida investigación del Juzgado 4 de Instrucción de Pamplona —menos de un año de duración— averiguó gracias al volcado de los teléfonos de los cinco acusados que estos habían sustraído gafas de una tienda durante un viaje a San Sebastián ese verano, y que habían protagonizado otro episodio por unos supuestos abusos sexuales a otra joven de madrugada en Pozoblanco (Córdoba) tras una noche de fiesta, hechos que aún se están investigando.

Durante la vista oral, además del interrogatorio de los acusados, las acusaciones solicitan visionar diversas grabaciones de cámaras ubicadas en las calles y recopiladas por la policía, y que declaren como testigos seis jóvenes, 11 policías forales, 12 municipales y dos nacionales, además de dos psicólogos y dos médicos forenses.

Los cinco acusados han permanecido en prisión provisional este año y medio, una decisión ratificada por la Audiencia de Navarra el pasado julio, aunque con el voto discrepante del magistrado Ricardo Javier González. En pleno auge de denuncias por agresiones y abusos sexuales a mujeres, el juicio y su posterior sentencia acapararán la atención mediática pese a que la vista está vedada a los medios de comunicación.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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