El Gobierno de Rajoy revela sus planes frente a un apocalipsis zombi
Una pregunta parlamentaria sobre el fin del mundo abre el debate sobre las preguntas que usa la oposición para controlar al Gobierno y las respuesta del Ejecutivo
“¿Qué protocolos tiene adoptados el Gobierno ante la posibilidad de un apocalipsis zombi?”. El senador Carles Mulet (Compromís) ha reavivado el debate sobre los medios que tiene la oposición para controlar al Gobierno con esa pregunta parlamentaria al Ejecutivo. La secretaría de Estado de relaciones para las Cortes ha recibido más de 29.500 iniciativas de control en los nueve meses que se han consumido de esta legislatura. ¿Habría que poner límites al derecho de diputados y senadores a plantear tantas preguntas al Gobierno como quieran? ¿Da respuestas útiles, en tiempo y forma, el Ejecutivo? ¿No habría que evitar preguntas tan chocantes como la del apocalipsis zombi?
“Colé una pregunta absurda para ver si se leen lo que se les pregunta”, dice el senador de Compromís, que esta semana recibió una irónica contestación del Gobierno. “La respuesta demuestra que la falta de contestación en otras ocasiones no es por falta de capacidad lectora, sino de voluntad política”, añade el parlamentario que más cuestiones plantea al Ejecutivo. “Ha servido para poner el foco en que el Gobierno no responde porque no quiere”, argumenta. Y advierte: “Poner cupos a las preguntas parlamentarias sería injusto. Ya los hay en los plenos y las comisiones. Si también nos limitan esto, los grupos pequeños perderíamos capacidad de fiscalización”.
Sin embargo, las preguntas sorprendentes no son excepcionales. Frente a los miles de cuestiones sobre infraestructuras, seguridad ciudadana, costes de la administración, empleo o sanidad, estos son algunos ejemplos de interpelaciones chocantes de las últimas legislaturas, recogidos por la Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP). “¿El caballo del que se cayó la Infanta era de titularidad pública o privada?”. “¿Conoce el Ministerio de Fomento las características de la colonia de las ratas que se comen los cables de señalización de ADIF en la estación de Sant Miquel de Fluvià?”. “¿Incluye el ejército del Aire entre sus objetivos el traslado de civiles y militares a bodas, bautizos y comuniones?”. "¿Tiene intención el Gobierno de potenciar la creación de una imagen de marca que distinga en calidad y en competitividad al caracol español procedente de granjas de cría y engorde?".
“Habría que regular el sistema, sin duda”, asegura Miguel Gutiérrez, secretario general del grupo parlamentario de Ciudadanos y miembro de su Ejecutiva. “Ahora parece que hay una especie de competición al peso para ver quién pregunta más. Y esto no va de preguntas al kilo, sino de preguntas con sentido y de lo que se hace con la respuesta”, asegura. “Hay que reformularlo”, subraya. “Se abusa”, insiste. “Acabas teniendo en cada ministerio a un pelotón de gente respondiendo a preguntas parlamentarias. Muchos diputados acaban usándolas para hacer actividad local, en su circunscripción y preguntar por lo suyo. Es un poco ridículo. La política es otra cosa”.
El PSOE, principal partido de la oposición, califica de “obsoleto” el sistema, pero por una razón distinta. “El Gobierno debería tener a disposición de todos los españoles muchos de los datos que nos vemos obligados a solicitarle desde el Congreso ante la opacidad que mantienen los departamentos ministeriales”, dice el socialista Miguel Ángel Heredia, que es el diputado que ha registrado más preguntas al Ejecutivo (más de 1.100). El secretario general en el Congreso del principal partido de la oposición asegura que gracias a las preguntas parlamentarias se han podido solucionar problemas concretos como el de la precarización de los contratos de los investigadores predoctorales; el de los alumnos de FP que no podían acceder al segundo ciclo de estudios; o el de la falta de policías para dar DNIs. Y critica: “Responden tarde, mal y a desgana. Lo que debería ser un acto normal en el que se facilita toda la información que tiene la Administración termina convirtiéndose en un tira y afloja entre el diputado y el Gobierno, que casi siempre escatima la información que se le solicita. Suele ser muy escueta y en muchos casos no tiene nada que ver con lo que has preguntado”.
En lo que va de legislatura, el Ejecutivo ya ha respondido al 60% de las más de 29.500 iniciativas planteadas en esta legislatura, frente al 93% con el que cerró la décima (sobre 173.303 presentadas), el 94% de la novena (sobre 140.759) o el 92% de la octava (sobre 212.645). La aparición de Podemos y Ciudadanos ha “multiplicado” el número de preguntas, según fuentes de la Secretaría de Estado de relaciones con las Cortes, que explican el descenso en el porcentaje de respuesta con el conflicto que dirimen el Gobierno y el Parlamento sobre la capacidad de control de la oposición sobre las decisiones del Ejecutivo.
“El Gobierno en funciones no tenía capacidad para someterse al control”, argumentan desde el Ejecutivo. “La investidura, por la situación política de bloqueo por todos conocida, tardó en producirse tres meses y medio en los que se fueron acumulando preguntas sin ministros nombrados, sin altos cargos nombrados o ratificados, es decir, sin destinatarios de las preguntas”, siguen. “Este Gobierno, en lugar de 100 días de cortesía parlamentaria, tuvo 100 días de acumulación de preguntas (…) Vamos cumpliendo, compensando y que en breve habremos equilibrado”, añaden. ¿Debería regularse el número de preguntas? "Respetamos la función del Parlamento y nos sometemos con lealtad a su control, que se fija en normas que elabora el propio Parlamento", contestan desde la secretaría de Estado de relaciones con las Cortes. "La aplicación del Reglamento de las dos cámaras y que la Mesa cumpla con sus funciones de admisión a trámite nos parecen elementos suficientes".
Así, mientras llega el apocalipsis zombi, al Gobierno le continúan llegando las preguntas de los diputados y los senadores.
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