La dignidad de un amigo
El expresidente del gobierno despide a su amigo y ministro José Antonio Alonso
Compañero del bachiller. Compañero de la carrera de Derecho. Compañero en los primeros mítines de la democracia en León, con la Pasionaria, Carrillo, Felipe...
Compañero en la campaña de la Constitución del 78. Compañero en la reacción democrática ante el golpe del 23F. Compañero en un proyecto político para España, compañero en el Consejo de Ministros…
Y compañero en la pasión por los grandes poetas vencidos, García Lorca, Miguel Hernández, Machado... Compañero en Serrat y Paco de Lucía. Compañero en ese tiempo que parece imbatible, la juventud, y en ese otro, en el que despertamos cada día a nuestras limitaciones, la interminable madurez.
Así se tejió una amistad intensa y leal entre nosotros. En uno de los días más tristes que se pueden vivir, mi testimonio sobre José Antonio Alonso, sobre Toño, es ante todo el del reconocimiento. Él dio sentido a esas palabras que perseguimos toda la vida: integridad, coherencia, bondad, justicia.
José Antonio fue un hombre esencialmente digno. Y, por eso, fue un buen juez, y por eso fue un político decente, que asumió con una seriedad poco común, todos sus compromisos públicos, y por eso fue —permítanme— un amigo indudable.
¡Se ha ido en busca de ese universo que le apasionaba! Se ha ido como vivió, con una dignidad ejemplar. Esa dignidad con la que nos enriqueció a sus amigos desde el barrio del Crucero en León, desde el Colegio Leonés hasta aquí… y que no cesará de influirnos en nuestras vidas, porque él permanecerá en nuestra memoria.
A José Antonio se le conoció, sobre todo, por su serena pasión por lo público, por la democracia, por el Estado de derecho, por la igualdad. Por haber sabido honrar sus compromisos, por haber conseguido avances tangibles para la sociedad sin un atisbo de presunción. Por todo ello, se le conoció y se le reconocerá, por haber sido, también como servidor público, de una pieza.
Sí, ayer fue un día gris en Madrid, pareciera que la lluvia y la niebla se confundían con nuestros sentimientos más íntimos, esos que cuesta expresar.
Toño, te lloraremos y recordaremos en tu personalidad más auténtica, esa que se fraguó en un barrio de trabajadores de León. Y con los acordes de Entre dos aguas nos conjuraremos para que este sea el único día verdaderamente triste y duro que compartamos. Porque estás ahí, como siempre, como el amigo fiable, y con tu familia a la que tanto querías.
Toño, te lloraremos y recordaremos con respeto y de forma austera, como te gustaba a ti tratar a la vida, como te enfrentaste a la muerte.
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