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Rivera apuesta por formar gobiernos de coalición en las Autonomías a partir de 2019

La Ejecutiva de Ciudadanos ya prepara la estrategia que defenderá en la Asamblea de 2017

Juan José Mateo

Albert Rivera propone que Ciudadanos cambie de táctica y entre en Gobiernos de coalición a partir de las elecciones municipales y autonómicas de 2019. Esa propuesta, recogida en un documento estratégico al que ha tenido acceso EL PAÍS, será debatida este fin de semana en el Consejo General y formará parte de las ponencias que se analicen en la Asamblea que el partido celebrará en febrero. Además, la actual dirección plantea que el partido se defina como "constitucionalista, liberal, demócrata y progresista”, eliminando su vinculación al “socialismo democrático”, aunque destaca que los dos documentos tienen carácter de borrador y pueden ser enmendados por los afiliados.

Albert Rivera, en una imagen de archivo.
Albert Rivera, en una imagen de archivo. Emilio Naranjo (EFE)

Tras las elecciones de 2015, Ciudadanos firmó acuerdos de investidura autonómicos con el PP (Madrid, La Rioja, Castilla y León y Murcia) y el PSOE (Andalucía). Desde entonces, siempre se ha negado a entrar en esos Ejecutivos. Esa posición se mantiene por ahora, según fuentes de la dirección nacional. Sin embargo, la puerta ya está entreabierta. 

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"En los próximos años el primer reto de Ciudadanos es continuar con esa labor de vigilancia del cumplimiento de los pactos alcanzados desde una oposición que es capaz de permitir la gobernabilidad en estas instituciones autonómicas, pero que a la vez es exigente en la aplicación de políticas", resume el documento que recoge la apuesta estratégica del equipo de Rivera para el periodo 2017-2019. "También debemos prepararnos para el siguiente ciclo electoral", sigue. "En todo caso, el trabajo de consolidación donde ya tenemos representación y de crecimiento donde no la tenemos, debe llevarnos a poder participar en gobiernos autonómicos".

Tras la expansión nacional acometida en 2015, Ciudadanos ha pasado de ser un partido de ámbito catalán a tener más de 1.500 concejales, casi cien diputados autonómicos, 32 nacionales y dos europeos. Eso obliga al partido a adaptar sus estructuras y a repensar su estrategia en la Asamblea Nacional del 4 de febrero, a la que los afiliados llegarán tras haber elegido en primarias a su nueva dirección el fin de semana anterior. Entonces se debatirán cuatro documentos que buscan reestructurar esta formación con una cuádruple meta: las elecciones municipales, autonómicas y europeas de 2019, y las próximas generales.

"El objetivo de Ciudadanos es gobernar en 2019", ha dicho rotundo este viernes en Valencia Rivera, informa Cristina Vázquez. "Llegamos a la política española a través de una plataforma civil sin experiencia orgánica ni de cargos públicos. Pero no engañamos a nadie. Nuestro objetivo es gobernar en 2019", ha subrayado. Aunque esa estrategia está planteada para el siguiente ciclo electoral, Ciudadanos ya no se cierra a entrar en esos Ejecutivos autonómicos de otros partidos con la misma contundencia de antes.

"Si [en el PP] no cumplen con el acuerdo o vemos que las reformas no llegan, entonces nos plantearíamos entrar para forzar su ejecución", argumenta Ignacio Aguado, líder de Ciudadanos en Madrid, sobre su posible entrada en el Ejecutivo de Cristina Cifuentes. "Por ahora, no es el caso", subraya en conversación con este diario. "Espero que la legislatura dure los cuatro años, con el PP en el Gobierno y nosotros controlándoles y exigiendo reformas desde la oposición".

En busca de un espacio propio

Ciudadanos logró 40 diputados en las elecciones generales del 20-D. Seis meses después, se quedó en 32 tras los comicios del 26-J. El partido busca ahora cómo rentabilizar esos escaños y afronta la difícil tarea de diferenciarse del PP, con el que firmó un acuerdo de investidura en agosto, y del PSOE, con el que rubricó un acuerdo de gobierno en febrero.

Rivera apuesta porque el la labor de la formación en el Congreso de los Diputados sea la "punta de lanza" de la acción política del partido. La Cámara Baja, argumenta el documento, debe convertirse en el altavoz de las propuestas del partido, que debe abogar por ser "una oposición férrea y constructiva". Para afrontar las próximas elecciones generales, es "fundamental" marcar un "espacio propio" y diferenciarse de las políticas de los "viejos partidos" y de "las soluciones simplistas de los populistas y separatistas". ¿El objetivo? Que los españoles vean en Ciudadanos a "un partido de Gobierno" y no solo a un socio de las formaciones mayoritarias.

Nuevo ideario

Además, la actual dirección quiere que Ciudadanos se defina como un partido “constitucionalista, liberal, demócrata y progresista”. Eso supone dejar atrás la filiación al “socialismo democrático” que explicita el ideario vigente y que el partido deje de distinguirse como una formación nacida para aprovechar “el vacío de representación que existía en el espacio electoral de centro-izquierda no nacionalista”. En la ponencia que defenderá el equipo del actual presidente también desaparece la referencia al origen catalán de Ciudadanos, que pasaría a ser un partido “que se enmarca en la tradición constitucional nacida con la Ilustración, la Constitución norteamericana y la Revolución Francesa”.

La propuesta ya ha provocado un encendido debate. Ciudadanos siempre ha estado dividido entre sus integrantes de centro izquierda y sus miembros de centro derecha. Eso ha obligado a sus dirigentes a diseñar complicados equilibrios internos. Ahora, no todos los intelectuales que fundaron el partido están de acuerdo con esos nuevos matices, que refuerzan el acento liberal de Ciudadanos tras su integración en el grupo ALDE del Europarlamento (Alianza de liberales y demócratas para Europa).

Se expulsará a quien manifieste discrepancias con la dirección

La ponencia de nuevos estatutos que propone el equipo de Albert Rivera recoge como una de las causas de pérdida de la condición de afiliado "la manifestación pública de discrepancia grave con la ideología, principios, o fines del partido, realizada durante actos de propaganda, reuniones públicas o a través de cualquier medio de comunicación que garantice la publicidad del hecho".

Desde que decidió su expansión nacional, a finales de 2014, Ciudadanos ha expulsado o revocado la afiliación durante los primeros seis meses a más de 1.800 personas. La mayoría de esas salidas se produjeron por no respetar el reglamento interno o los criterios para pactos establecidos por la dirección.

La motivación para expulsiones que recoge los nuevos estatutos afectaría de pleno a Carolina Punset, eurodiputada de Ciudadanos muy crítica con la actual dirección, de la que dimitió en octubre.

“Es un error de principio y un error estratégico”, dice Félix Ovejero, profesor de filosofía política de la Universidad de Barcelona y uno de los intelectuales que firmó el manifiesto que dio origen a Ciudadanos. “De principio porque la cultura política sedimentada, la que dota de precisión en nuestros días al ideal de ciudadanía, es heredera tanto de las tradiciones socialistas como de lo que se da en llamar liberalismo progresista; eso que en filosofía política se llamaría liberalismo igualitario. El socialismo democrático es la tradición política que mejor lo encarna”, argumenta en conversación con este diario. “Y estratégico porque en España el espacio político de centro derecha está ya cubierto. En cambio nuestra izquierda, en diverso grado, ha comprado las ideas reaccionarias del relato nacionalista: la apelación a la historia y a la identidad para romper la comunidad de iguales. Ahí Podemos está con la peor derecha de siempre, el tradicionalismo”. Y subraya: “Yo no milito en ciudadanos ni, aun menos, tengo un sentido patrimonial. En todo caso, esto se parece muy poco a lo que a mí me llevó a apoyar el proyecto y con las ideas que defendido en varios libros: la crítica al nacionalismo desde la izquierda. Si Ciudadanos abandona ese espacio político es de esperar que otros lo ocupen. Y, como suele suceder en estos casos, que se disuelva por falta de nervio de convicciones, de proyecto”.

"He leído el documento y me parece sensato", discrepa el escritor Félix de Azúa. "La desaparición del viejo lenguaje es evidente: "socialismo" hoy ya no se sabe lo que quiere decir (¿Maduro?), "izquierda" es sólo una palabra vacía que sirve para todo y para nada (¿Bildu es de izquierdas?), y la incomprensible "identitario" no entiendo cómo se les había colado", sigue. "Así que lo apruebo. La palabra "liberal" tampoco quiere decir nada, pero en España está tan sumamente penalizada que su defensa también me parece bien".

Otros tres fundadores consultados por EL PAÍS han declinado dar su opinión sobre el documento. La dirección nacional no ve razones para ningún revuelo.

“Primero, es un documento de trabajo que ahora pasará por diversos procesos de enmiendas”, recuerda José Manuel Villegas, vicesecretario general, que verá reforzado su papel en el partido en la próxima Asamblea. “La idea es actualizar y que ese documento de valores refleje la realidad de un partido que pertenece a la familia europea de los Demócratas Liberales y dentro de esa familia nos declaramos liberales y progresistas. No creo que haya mucha diferencia”, sigue. “Creo que la definición de liberal / progresista aglutina a la casi totalidad de los afiliados”.

La dirección de Ciudadanos quiere que el documento final haga referencia a “una España unida y diversa que reconoce su historia, sus lenguas y su cultura como patrimonio de todos”, en vez de convertir eso en un “lastre o arma política”. Así, desaparece la referencia actualmente vigente que describe a Ciudadanos como "el fruto maduro de una reacción ciudadana que tiene su origen en Cataluña y que posteriormente se proyecta a toda España" frente a las "políticas nacionalistas identitarias"

Oposición a Carmena y Colau

Finalmente, el equipo de Rivera apuesta por crecer electoralmente convirtiéndose en el dique de contención frente al crecimiento del populismo y el nacionalismo en España. El documento de estrategia subraya que la entrada de Ciudadanos en el grupo ALDE del Europarlamento ha supuesto lograr que la antigua Convergencia deje de tener un altavoz en Europa para sus tesis nacionalistas. Subraya la importancia de seguir apostando por un discurso firmemente antiindependentista en Cataluña, dando un papel principal a Inés Arrimadas. Y pone la diana en los gobiernos de Madrid (Manuela Carmena) y Barcelona (Ada Colau).

"Es importante prestar atención a la labor opositora que estamos desarrollando en las dos principales capitales españolas, Madrid y Barcelona, donde nuestro control a las alcaldías populistas está marcando la vida municipal", reza el documento. "Estamos sabiendo señalar y resaltar todas las contradicciones de estos gobiernos municipales y señalar las profundas lagunas de su gestión que redundan en perjuicio de los vecinos. La actividad de Ciudadanos como partido de la oposición ha sido mucho más profunda e intensa que la de los viejos partidos".

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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