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Alberto Montero: “Donde realmente se cambian las cosas es en las instituciones”

El portavoz de Economía de Unidos Podemos defiende el trabajo parlamentario del grupo

Francesco Manetto
Alberto Montero, portavoz de Economía de Unidos Podemos.
Alberto Montero, portavoz de Economía de Unidos Podemos.JAIME VILLANUEVA

Alberto Montero (Cornellá, 1970) es portavoz de Unidos Podemos en la Comisión de Economía y presidente de la Comisión de Empleo. Nuevo secretario general de Podemos en Málaga y cargo de confianza de Íñigo Errejón, defiende la utilidad del trabajo parlamentario del partido.

Pregunta. ¿Por qué han quedado descolgados de la negociación sobre la subida del salario mínimo que fue iniciativa suya?

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Respuesta. Lo que creo es que no hemos sido invitados a ninguna negociación, por lo tanto, no hay un descuelgue. En sede parlamentaria se aprueba una proposición de ley para aumentar el salario mínimo en 2018 hasta los 800 euros, y a partir de ahí 950 hasta terminar la legislatura, Y en la negociación sobre el techo de gasto entendemos que el PSOE se descuelga de esa proposición y pacta una subida salarial que es inferior a la que en principio se había acordado. Creo que ha sido esencialmente su intento por tratar de obtener algún rédito político que le permitiera aprobar el techo de gasto

P. ¿Qué papel debe desempeñar Podemos en la oposición?

R. Una oposición constructiva que presente propuestas. Creo que la aprobación del SMI es un buen ejemplo de cómo en el segundo Pleno hemos llevado una propuesta que se ha traducido en apoyo parlamentario.

P. ¿Tiene el grupo de Unidos Podemos problemas de funcionamiento?

R. Hay que distinguir dos planos. El de la organización interna, en la que todavía nos faltan cuestiones por ajustar porque hemos vivido situaciones de interinidad tanto en la anterior legislatura como en esta. Temíamos que íbamos a acabar en unas terceras elecciones y por tanto había que ser prudentes. Por otro lado, el trabajo efectivo que llevamos haciendo, que se traduce en propuestas que cambian las condiciones de vida de la gente.

P. ¿Van a poder hacerlo? Demostrar esa utilidad.

R. Si no percibiera que eso fuera así yo no estaría aquí. Creo profundamente en la institución y en la institucionalidad. Creo, además, que ese debate que se abre entre calle e instituciones es relativamente falso. Nuestra presencia en la institución debe estar marcada necesariamente por la tensión social y por ser el canal de transmisión institucional de las demandas ciudadanas, pero donde realmente se cambian las cosas es en las instituciones. Yo puedo parar un desahucio al día con mi carné de diputado. Dos o tres, si solo me dedico a eso. Pero con una ley puedo pararlos todos.

P. Entonces, ¿usted centrará su trabajo en el Congreso?

R. Para eso me han votado los ciudadanos y las ciudadanas. La militancia social ya la venía ejerciendo y para eso no necesitaba el refrendo de los electores. Pero lo que nos piden es que traslademos esas demandas sociales justas y legítimas a cambios institucionales y legales.

P. Pero en el partido ese debate está abierto.

R. Es marca de la casa que haya una tensión permanente y un debate acerca de las líneas en las que cada uno de nosotros nos hemos ido moviendo en nuestras trayectorias previas.

P. Podemos ha tomado varias decisiones simbólicas, como ausentarse del minuto de silencio por la muerte de Rita Barberá.

R. Estas decisiones no se toman por tener relevancia sino por coherencia. La decisión del minuto de silencio no se toma porque queremos salir en los telediarios, se toma porque no creemos que haya que homenajear en sede parlamentaria a Barberá, con independencia del respeto que mostramos por su fallecimiento. Lo que me preocupa es que esa decisión opacó en los medios lo que habíamos conseguido en la tarde de antes [la proposición sobre la subida del SMI]. Creo que hay determinados gestos absolutamente necesarios y otros que hay que valorar en función del contexto, siendo también necesarios.

P. ¿En el congreso de Podemos asistiremos a una disputa directa entre sectores?

R. Lo que ocurra va a depender de cómo se articule. Me parece que sería, por ejemplo, terrorífico que nos quedáramos con lo peor de quienes ganaron en Vistalegre y con lo peor de quienes perdieron en Vistalegre. En el caso de los anticapis me parece que hay distancias respecto a nuestras propuestas políticas, ellos están todavía en una posición muy de resistencia, pero en lo organizativo me parece que tenían aciertos que en aquel momento coyunturalmente para ese ciclo acelerado que teníamos por delante no eran lo más afortunado, pero que en estos momentos podrían ser reconsiderados para un escenario distinto. El cómo va a ser Vistalegre 2 va a depender en gran medida de cómo se diseñe el Vistalegre 2.

P. ¿Y qué cree que hará finalmente el sector anticapitalista?

R. Espero que no caigan en contradicciones. Al menos con quien yo he trabajado en Andalucía me he sentido siempre muy cómodo. Teresa [Rodríguez] para mí representa una línea de coherencia y me resultaría muy complicado verla saltándosela.

P. La posición de Errejón defiende ganar dirigiéndose a la mayoría de la sociedad. ¿A qué se refieren?

R. Creo que tratar de dirigirse hacia sectores muy concretos, identidades muy concretas, que precisamente en nuestras sociedades tan desestructuradas ni siquiera se reconocen en aquellos hacia los que nos dirigimos, es muy complejo. Creo que los que queremos asaltar los cielos no podemos ponernos techo, y hay determinadas referencias identitarias que nos marcarían un techo.

P. Ha sido elegido secretario general de Podemos en Málaga y es el único ganador errejonista. ¿Cuál es su lectura del último proceso de primarias?

R. El que los militantes y simpatizantes puedan debatir los documentos y las propuestas políticas me parece un mecanismo mucho más democrático que el de unas elecciones por otras vías. Mi caso es bastante paradigmático. Soy secretario general, pero no tengo mayoría en el consejo ciudadanos, lo que viene a expresar la madurez de los militantes.

P. En estas primarias se han visto algunos de los debates que van a marcar el congreso nacional.

R. Primero hay que definir reglas con las que se va a realizar la asamblea. Eso corresponde al consejo ciudadano estatal, y a partir de ahí los puntos esenciales tienen que ver con hacia dónde queremos ir.

P. ¿Cuál cree que debe ser el formato?

R. Lo más sano es empezar por el debate de las ideas, luego pasar al debate organizativo y terminar en las personas. Me parece que es el formato más sensato, que al mismo tiempo separa la toma de decisiones y que permite recoger todas las sensibilidades de Podemos, que son múltiples, y reforzar el proyecto desde la pluralidad.

P. ¿Y cuáles son los elementos del debate?

R. Hacia dónde queremos ir, si queremos portavocías más corales o no, yo soy partidario de las portavocías corales, y hacia una mayor proporcionalidad en la representación y en la elección de los miembros del consejo. Y creo que hay elementos fundamentales como que el árbitro de nuestro partido debe ser una comisión de garantías con independencia total para todos.

P. ¿La ha perdido?

R. No lo sé si se ha ido perdiendo, pero hay mucho trabajo por hacer y al mismo tiempo hay que reforzar su independencia y era algo que incluso todas las listas en Madrid planteaban de forma abierta. La comisión de garantías en ningún caso, en ningún partido, debe ser correa de transmisión de ninguna de las distintas sensibilidades, sino que tiene que estar por encima de todo, creo que es el ABC de la democracia.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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