El PNV recupera la hegemonía en Euskadi
El PNV ganó ayer las elecciones autonómicas por una mayoría tan rotunda como para recuperar su tradicional hegemonía puesta en entredicho por Podemos en las elecciones generales de diciembre y junio en que le llegó a superar en votos. Detrás de este éxito no solo está el efecto electoral autonómico, sino, también, el ejercicio de centralidad y pluralidad de Iñigo Urkullu en su mandato y en la campaña, primando las cuestiones socio-económicas, prioritarias para los vascos. También está el contraste de la estabilidad vasca con la crisis de gobernabilidad española y la pérdida de credibilidad de los partidos nacionales.
La disputa por la segunda plaza entre Podemos y Bildu, clave en estas elecciones, se ha decantado claramente a favor del partido abertzale. Con este resultado Bildu detiene la caída iniciada en las elecciones municipales de 2015 y agravada en las generales cuando Podemos le dobló en votos. Además del efecto autonómico, Bildu se ha beneficiado de la renovación de su imagen en esta campaña, con presencia coral de mujeres, un discurso vinculado a la calle, apoyado por una amplia movilización y un control de sus reivindicaciones clásicas, cedido a veteranos como Arnaldo Otegi.
Podemos, que venía de sus espectaculares victorias en las elecciones generales, recibe un serio aviso. Ha pasado a tercera posición. El efecto autonómico cuenta. Pero en su resultado ha influido, además de su escasa estructura, el desencanto que supuso que el voto vasco otorgado en las elecciones generales no sirviera para echar al Gobierno de Rajoy. No obstante, su fuerte irrupción en Euskadi, unida a la crisis, contribuyó a centrar la política vasca en el debate social.
El PSE obtiene muy mal resultado, de los peores de su historia. Se cumple el axioma de que cuando le va mal al PSOE -con su división interna- le va mal al PSE. El PP vasco también fracasa, arrastrado por el efecto negativo del Gobierno de Rajoy en Euskadi. Ciudadanos no recupera el escaño de UPyD en Araba.
Con este resultado, Urkullu tendrá fácil el logro de su investidura sin necesidad de ningún apoyo. Más complicada tiene la gobernabilidad, aunque está cerca de alcanzar la mayoría absoluta con el PSE. La suma de ambos es superior a la de Bildu-Podemos, lo que permite pensar en alguna fórmula de colaboración PNV-PSE -la preferida por los vascos, según las encuestas- para dotar de estabilidad al Gobierno vasco. Antes habrá que conocer si el mal resultado del PSE no altera su estrategia.
Los votos del PP vasco no jugarán ningún papel en la investidura de Urkullu, pero los puede jugar en el desarrollo de la legislatura, dónde será clave quien gobierna España.
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