Dos mil kilómetros sin bultos en la baca
Un millón y medio de viajeros cruzan cada verano el Estrecho hacia el Magreb en vacaciones
El tópico de los coches destartalados y con mil paquetes sobre la baca que cada verano cruzan el Estrecho de Gibraltar se derrumba. Ya no son el paisaje habitual en Algeciras y constituyen la excepción en Tarifa durante las colas antes del embarque, protagonizado por vehículos de alta gama. Un trasiego de 332.783 automóviles cuyos conductores han atravesado España para visitar a familiares en Marruecos y Argelia desde el 15 de junio hasta esta semana.
Este relevo generacional de automóviles afecta por igual a sus propietarios, familias francesas y belgas, hijos de los emigrantes magrebíes llegados a Europa en los años 70 y 80, cuyo poder adquisitivo ha mejorado de manera ostensible el de sus padres estas últimas décadas. Estos viajeros suman este verano 1,4 millones (un 5% más que en 2015) en la Operación Paso del Estrecho (OPE), de los cuales medio millón ha regresado ya a sus hogares allende los Pirineos.
“Trabajamos muy duro todo el año para poder escaparnos estas semanas. Así que este respiro debe ser zen”, explica sonriente Amal Natl, profesora de 39 años. En tres días ha cruzado Francia y la Península junto a su marido Ghani y sus tres niñas, después de salir de Orleans con destino Casablanca. “Ya no son necesarios tantos paquetes, solo llevamos un poco de café y miel para la familia. Y de vuelta tampoco llevamos ingredientes para cocinar, tenemos de todo en nuestros supermercados”, subraya satisfecha.
Esta familia hizo tres paradas en tres días de viaje: Perpiñán, Barcelona y Estepona. “Hemos echado de menos más hoteles familiares. Eso sí, las carreteras españolas están incluso mejores que las francesas”, valora Amal, que aclara que las pausas han sido cada dos o tres horas por el cansancio de las niñas, de nueve, siete y dos años. Excepto algunos tramos en los que ella se puso al volante, su marido Ghani ha conducido los 1.800 kilómetros entre Orleans y Tarifa.
Las anteriores visitas de la familia Natl a Marruecos han sido en avión, pero esta vez han optado por aprovechar el viaje para hacer turismo. “Es más caro en avión, claro, pero también más rápido y más cómodo”, recuerda. En Tarifa, la espera para embarcar en el ferri que lleva a Tánger apenas supera las dos horas. “En los años 80 las colas en Algeciras se retrasaban dos y tres días para poder cruzar”, rememora Manuel Sánchez, jefe de protección portuaria en Algeciras.
En el barco anterior a la familia Natl, Sami Akdir viaja con su mujer e hija desde Gante (Bélgica) hasta Fez (Marruecos). Para aliviar el desgaste de recorrer 2.660 kilómetros, se ha alternado con su mujer al volante. Sin embargo, han sufrido casi tres horas de embotellamiento mientras rodeaban París. Lo relata con un tono de voz y gestos que denotan haber sufrido un pequeño infierno sobre el asfalto. “La pequeña llora cada cierto tiempo”, explica sobre su hija, que mira tímida a través del cristal. Después de salir de Flandes, se han detenido a las afueras de París, San Sebastián y Madrid. “Vamos a Fez porque mi mujer echa de menos a su familia. Yo tengo a la mía en Bélgica”, puntualiza.
En la radio escuchan Cheb Kaled y Bob Marley ¿Es la elección del coche en vez del avión una cuestión de ahorro? “Para nada. Es porque pasar un mes en Fez sin coche es demasiado. Allí tenemos uno y siempre necesitamos otro”, aclara Akdir.
Durante tres meses (15 de junio al 15 de septiembre) los 574 operarios, traductores y voluntarios de la OPE procuran minimizar el engorro de hacer cola en verano para cruzar con el coche hasta Tánger desde Tarifa y al puerto de Tánger-Med desde Algeciras. “Mezquitas, sombra, entretenimiento infantil, reparto de agua fría, información en árabe, francés, redes sociales y perfiles específicos de Facebook y Twitter para hacer la estancia mucho más cómoda”, presume Sánchez de un operativo que dispone de una página web para consultar y ver en directo los retrasos al embarcar.
Radi Belaizi, de 62 años, integra esa estirpe de emigrantes tradicionales con la baca repleta de paquetes, que mengua paulatinamente. Desde que se mudó a Nimes (Francia) hace 40 años repite cada verano el mismo trayecto hasta su aldea marroquí de Khemisset, a 1.992 kilómetros de casa. En el coche van todos apretujados aunque sonrientes, la pareja y sus tres hijos, de 26, 22 y 15 años.
Belaizi, agricultor de profesión, está ya en el camino de vuelta tras las vacaciones y ha llenado el portaequipajes de calabacines y botes de aceite de oliva porque su precio es más conveniente en el país africano. El viaje de ida tuvo paradas breves en Barcelona y Valencia y en solo 25 horas llegaron a Tarifa, siempre con él al volante porque su mujer carece de carné de conducir.
Este verano han atravesado el Estrecho desde Tarifa 190.071 viajeros, cifra que asciende a las 826.025 personas desde Algeciras. En general, los viajeros que optan por el pueblo del viento disfrutan de una posición económica más elevada y en la cola desfilan vehículos Porsche, BMW y Volkswagen de alta gama. La OPE, que incluye también los puertos de Alicante, Málaga, Motril y Almería, es una operación al alza: al final del verano la estimación es que por primera vez se superen los tres millones de pasajeros.
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