El primer paso

En pleno agosto, sin formar Gobierno, sin presupuestos, con la amenaza de nuevas elecciones, bajo la escrutadora mirada de la UE, ¿Tendrán nuestros líderes políticos la caradura de irse de vacaciones? Una foto de cualquiera de ellos en traje de baño y tomándose un refresco en un chiringuito de playa sería devastadora para el prestigio de la política y de nuestros políticos.

Así he empezado a escribir este martes esta columna cuando me han avisado de que salía el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, en rueda de prensa y que al parecer diría cosas importantes.

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Lo he escuchado atentamente y he tenido que cambiar el resto de lo que había escrito, darle un nuevo enfoque. Avanzo la conclusión, con el riesgo de equivocarme: pienso que, tras la conversación con el candidato a la investidura, Mariano Rajoy, se ha empezado a desbloquear el impasse de la falta de Gobierno. Tal como estábamos, este martes se ha dado el primer paso, espero que el miércoles se dé el siguiente. Estamos empezando un viaje de largo recorrido, tal como dijo hace siglos Lao-Tsé y hace unos días Rajoy.

Entiendo que para los partidos, dada la cultura de confrontación habitual en este país, tragarse lo dicho no resulta fácil. Nuestros políticos deben quizás aprender que uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras. Hay que ser cauto al utilizar el lenguaje, calcular siempre sus consecuencias. Aunque entiéndase bien, no suscribo en política lo de “nunca digas nunca jamás”, en absoluto. Un político debe tener principios, debe poner, como ahora se dice, “líneas rojas”, porque un político sin principios es un farsante, como ironizó Groucho Marx.

Me lo aconsejó una vez, y no lo he olvidado, Antonio Gutiérrez Díaz, conocido popularmente por El Guti, dirigente del PSUC durante muchos años y uno de mis maestros: “La política se hace desde los principios, no con los principios”. “Desde” y no “con”. Esta frase deberían tenerla siempre presente nuestros líderes cuanto hablan de pactos: menos a los principios, a algo se puede y se debe renunciar. Si no es así es que no estás pactando con otro sino decidiendo por ti mismo.

Con mayoría absoluta decides por ti mismo, en minoría debes pactar constantemente, debes renunciar a tu libre voluntad y aceptar las razones del otro. Que se vaya acostumbrando Rajoy: lo decidieron los votantes. Este debe dar el segundo paso. Si así es, Rajoy y Rivera, por lo menos, podrán tomar este verano una cerveza en la playa sin que les insulten.