La sonrisa del régimen
"Alguna experiencia tenemos ya de aquellos que de tanto como amaban a la patria convirtieron al otro en anti-patria"
Nos ha recordado Chantal Mouffe desde estas mismas páginas que la política ha dejado de girar en torno al eje derecha / izquierda mientras sonaba, también en Europa, lo que define ella como “momento populista”, al modo en que Pocock habló de un “Maquiavelan moment”. El de ahora, el populista, se caracteriza por la creación de una frontera política que divide a la sociedad en dos campos, la construcción de una identidad colectiva como pueblo que recupera la voz confiscada por las elites, y la movilización de las pasiones en la lucha por la hegemonía. Estos son los tres pivotes sobre los que hay que edificar un proyecto político capaz de arrebatar a la derecha la primacía que ha conquistado en este momento populista. ¿Un proyecto, pues, de populismo de izquierda? Quia, ese eje ya está desdibujado: lo que necesitamos es un populismo progresista.
Saltando por encima de las ubicaciones que cada cual es muy libre de ocupar ¿puede el marco de una política ser distinto de lo enmarcado, el continente del contenido? Si apelando a las emociones que emanan de la virtud cívica o republicana, me presento ante el pueblo congregado en torno a la televisión como la sonrisa de un país, ¿mi política será, no ya distinta sino radicalmente contraria a la de quien se presentaba hace medio siglo como la sonrisa de un régimen? Cierto, no es lo mismo país que régimen, pero cuando los de la sonrisa del país lleguen a ocupar el poder ¿no se convertirán en sonrisa del régimen, de su régimen? Es lo que se puede esperar de la construcción de fronteras y del énfasis en la identidad: que la felicidad prometida para el día en que por fin triunfe la sonrisa será resultado de una política de exclusión. Alguna experiencia tenemos ya de aquellos que de tanto como amaban a la patria convirtieron al otro en anti-patria. Y es que no hay populismos de derecha y populismos progresistas. Lo que hay, como bien dice Chantal Mouffe, son “momentos populistas”. Y a nosotros nos ha tocado —a la vejez, viruelas— vivir uno.
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