Rajoy en el club náutico
El candidato del PP estrena campaña en Santa Pola y Torrevieja para denunciar las alianzas entre partidos y presentarse como “el único voto seguro contra los extremismos”
— “¿Pero viene por tierra, mar o aire?”, preguntaba inquieta una señora en el puerto de Santa Pola.
Mariano Rajoy llegó por tierra a la localidad alicantina de Santa Pola, donde conserva desde hace más de 25 años la plaza de registrador de la propiedad por si un día agota todas sus vidas políticas. Entró en el pueblo con el aire triunfal de los supervivientes, tirando besos a esas señoras que le esperaban inquietas. Y apenas había dado cinco pasos cuando se dirigió a los micrófonos y proclamó: “Estoy muy contento. Hemos pasado lo peor de la crisis. De la peor crisis en décadas. Pido el voto a todos los españoles que se sienten moderados para seguir trabajando en la misma dirección”.
El candidato popular eligió ayer, primer día de campaña, Santa Pola y Torrevieja porque en ambas localidades el PP fue desalojado del poder en las pasadas elecciones por Gobiernos cuatripartitos y pentapartitos; en el caso de Santa Pola, con el apoyo de dos tránsfugas de Ciudadanos. Y en esas alianzas quería apoyarse Rajoy para defender su idea de que debe gobernar la lista más votada y que “el único voto seguro”, que se sabe dónde va, es el suyo. “Votar al PP es saber a qué atenerse. Es lo más útil para evitar el extremismo y la radicalidad”, declaró.
El candidato ha prometido una “campaña en positivo” y el lema electoral escogido por el partido es “A favor”, pero de momento, el PP no renuncia a la estrategia de la polarización. La mayor parte del mitin de Rajoy en el club náutico de Torrevieja, así como las intervenciones de José Manuel García-Margallo, cabeza de lista por Alicante, e Isabel Bonig, presidenta del PP valenciano, se dedicaron a atacar a Podemos.
“Son una amenaza para nuestra forma de vida y la de nuestros hijos”, proclamó Margallo. “Son populistas y mentirosos y enfrentan a los ciudadanos. ¡Y eso no lo queremos ni para Torrevieja, ni para la Comunidad Valenciana, ni para España!”, gritó Bonig.
“Los peligros”
Cuando le llegó el turno a Rajoy de clausurar el acto, insistió en la misma idea: “Pretenden poner en riesgo nuestra unidad, nuestro progreso económico y nuestra convivencia”. Rajoy puso los ejemplos de Torrevieja y Santa Pola, pero también se refirió a Madrid, donde acusó al Ayuntamiento de Manuela Carmena, sin citarla, de ser la causante de que se hayan parado “grandes inversiones”.
“Vamos a explicarle a los españoles cuáles son los peligros”, pidió Rajoy a su auditorio. “El peligro es apostar por un Gobierno a la griega. Miren lo que les está pasando. El peligro es apostar por los que provocaron la mayor crisis en muchos años o por aquellos que nunca han gestionado. Para ser presidente, por lo menos hay que haber sido concejal”, enumeró. Rajoy se presentó como el líder sensato y prometió —en el club náutico— mantenerse “firme en el timón de las políticas de la recuperación”.
Defendió la educación privada subvencionada con dinero público (concertada) tras la reciente protesta de algunas familias en Valencia y como en cualquier campaña, prometió mejorar las infraestructuras. Acusó a la “nueva política” de presentarse con las “ideas más viejas, ya superadas” y se presentó, una vez más, como el candidato del sentido común.
“No es perfecto”, decía una admiradora en Santa Pola. “No tiene el don de palabra del de la coleta, pero tiene experiencia, y piense que podía estar aquí ganando muchísimo dinero [como registrador de la propiedad], y prefirió otra cosa”. Sus amigas coreaban. “Yo, si gana Podemos, no sé qué vamos a hacer. Me dan mucho miedo”. Una simpatizante llevaba un billete con firmas de otros políticos que admiraba, como María San Gil o Francisco Camps y quería añadir la de Rajoy. Ni el expresidente valenciano ni Rita Barberá aparecieron por allí. Ni una palabra sobre corrupción.
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