El juez acusa de abusos sexuales al gurú de la secta de los miguelianos
A Miguel Rosendo se le imputan además delitos de asociación ilícita y blanqueo junto a otros 11 miembros de la orden
Miguel Rosendo da Silva, el fundador y líder de la Orden eclesiástica y Mandato de San Miguel Arcángel, con sede en el municipio pontevedrés de Oia, que fue desmantelada en diciembre de 2014 tras una redada policial, se enfrenta a una acusación por un presunto delito de abusos sexuales tras ser denunciado por varias de sus presuntas víctimas y seguidoras de la organización que llegó a tener hasta 400 miembros en sus filas. Rosendo, en prisión provisional por este escándalo, también tendrá que responder de los delitos de asociación ilícita y blanqueo de dinero junto a al menos otras 11 personas de la orden implicadas, como sus colaboradores más próximos, entre ellos varias falsas monjas y cofundadoras de la secta.
La titular del juzgado número 1 de Tui acaba de levantar el secreto de las diligencias que propiciaron la redada policial contra la organización, una vez que se ha cerrado la primera fase de una instrucción lenta y compleja que ya ha pasado por la supervisión de tres jueces. En estos momentos hay algo más de una decena de investigados y la causa se sigue por presuntos delitos de asociación ilícita, contra la Hacienda Pública y abuso sexual (este último solo con respecto al considerado líder de la organización).
La investigación de blanqueo se basa en un informe de la Agencia Tributaria que se abrió a raíz de la operación policial de la Guardia Civil que decretó el cierre del lujoso chalé ubicado en el municipio de Oia que la secta utilizaba como centro de internamiento y para adoctrinar a sus seguidores.
Vejaciones para "purificar las almas" en un chalé de lujo
La denuncia pública de un grupo de padres desesperados y de antiguos adeptos de la organización contra Miguel Rosendo y su mano derecha, Marta Paz, destaparon el escándalo. Las familias denunciaron que la orden actuaba como una secta donde se cometían abusos sexuales y otras vejaciones para “purificar las almas” de sus acólitos, delitos de los que solo está acusado su fundador.
Meses antes de la redada, los seguidores de Rosendo abandonaron lo que —dentro de la orden— se conocía como “casa madre” para trasladarse a Madrid, justo después de que el obispo de Tui-Vigo, Luis Quinteiro, destituyese del cargo al fundador para eliminar definitivamente la organización del listado eclesiástico. Todos huyeron de Galicia detrás de su líder, que abandonó Oia con su mujer y sus hijos.
A partir del próximo mes de abril, la instructora citará a víctimas y testigos para que declaren en el juzgado. Según algunos testimonios, la orden manejaba ingentes cantidades de dinero que entregaban los seguidores para formar parte de la secta, convencidos de que su líder tenía poderes sobrenaturales. La celebración de supuestas orgías en las que participaban las fieles y Rosendo, o los castigos físicos y psicológicos a los que estaban sometidas dentro de la organización son algunas de las denuncias que ha investigado la Guardia Civil en estos meses de instrucción.
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