Rivera te observa
La cara de Albert Rivera decora la fachada de la sede de Ciudadanos en Barcelona, gigante y siempre imperturbable.
La sede central de Ciudadanos se ubica desde el pasado verano en uno de los barrios más chic de Barcelona. Está en el 191 de la calle Balmes, a un tiro de piedra del Flash Flash y Giardinetto, los dos restaurantes de la familia Pomés, los últimos vestigios de la gauche divine. El lado opuesto de la manzana bordea con la calle Tuset y con la residencia de Artur Mas; dos travesías más abajo se encuentra el Círculo Ecuestre. Es inaudito que un partido que aspira a gobernar España tenga su sede fuera de Madrid. La zona es tranquila; la seguridad en el edificio es mínima aunque su presencia no sea discreta: la cara de Albert Rivera decora la fachada, gigante y siempre imperturbable.
La sede central de Ciudadanos está destinada a la atención al público y a los medios de comunicación. Hay barras de madera empotradas donde uno se puede sentar con el portátil y solucionar recados urgentes. Para reuniones discretas cuentan con un piso en la Gran Vía de Barcelona. La sede central parece el kiosco de un parque temático. Todo es naranja y blanco, excepto el ascensor y un altillo en el que olvidaron retirar los libros que dejó un inquilino anterior, una librería. La estructura del lugar forma una U en la que se reflejan, como en un espejo, las caras de Rivera e Inés Arrimadas enmarcadas en multitud de imágenes promocionales. Son como Mickey y Minnie en versión castizoliberal.
La imagen de Rivera se repite más, incluso hay un cartel suyo de las pasadas elecciones andaluzas. Entre Rivera y Arrimadas se intercalan fotos de Victor Hugo, Kennedy y Einstein impresas con un filtro naranja y acompañadas de citas célebres. La primera frase que se encuentra al entrar, y la más repetida en las paredes del lugar, es de Victor Hugo: “No hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo”. Otra frase destacada es “Imposible es solo una opinión”. No se identifica al autor pero Paulo Coelho se la agencia como suya en su cuenta de Facebook. Butacas naranjas, archiveros naranjas, recipientes naranjas y blancos para los caramelos. Cuatro ficus en macetas blancas: el conjunto parece ser un híbrido entre Ikea y clínica dental.
Al otro lado de la calle Balmes se levanta el Edificio Apolo X, una construcción de los sesenta inspirada en la carrera espacial. Tres vecinos del Apolo X han colgado esteladas en el balcón.
Miguel Gallardo es camarero en Rive Gauche, el bar de la esquina. Gallardo tiene 64 años, insiste en que es de Cuenca aunque lleve 49 años en Barcelona. La sede de Ciudadanos no le ha traído mucho trabajo: “De vez en cuando vienen los de las tertulias de televisión. El día antes de las elecciones catalanas se presentaron 20 tipos, de toda España. Lástima, ya habíamos cerrado la cocina”. ¿Qué beneficio le gustaría obtener de la convivencia con Ciudadanos? Gallardo no lo duda: “Que me limpien la calle de meados. Ya se lo dije a Mas un día que salía del gimnasio, pero ni caso”.
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