Rajoy disputa a Ciudadanos la figura de Adolfo Suárez
"La Constitución se puede cambiar, pero con consenso", dice el presidente popular Suárez Illana: "Sánchez y Rivera tendrán su oportunidad, pero ahora hace falta experiencia"
En la plaza Adolfo Suárez, junto a la estatua de Adolfo Suárez, y de la mano del hijo de Adolfo Suárez. Así inició este viernes Mariano Rajoy en Ávila la campaña electoral, disputándose el símbolo —y el centro político— con Albert Rivera, quien el pasado 1 de noviembre eligió esta misma ciudad para hablar de “la segunda Transición”.
Adolfo Suárez Illana, que en 2010 confesó en una entrevista a Vanity Fair que Rajoy no le parecía un buen candidato, asumió este viernes con entusiasmo el punto uno del argumentario del presidente esta campaña: el de su bagaje y veteranía política frente a la inexperiencia y juventud de sus rivales. “Me llevo muy bien, y esto le podrá sentar mal a alguno, con Pedro Sánchez y con Albert Rivera (...) No dudo de que tendrán su oportunidad en el futuro, pero hoy necesitamos unas manos expertas como las de Mariano Rajoy”, dijo Suárez Illana, que en 2003 se presentó con el PP a las elecciones de Castilla-La Mancha y perdió contra José Bono.
“Moderación y diálogo”
Rajoy se deshizo en elogios hacia el expresidente Suárez —”un hombre de Estado, un patriota, aunque a algunos no les guste la palabra”— y recurrió a su figura para celebrar el espíritu de la Transición, el valor de la Constitución y los grandes pactos. “Quiero reivindicar esa forma de hacer política. Este partido va a hacer una política basada en las convicciones, pero actuará con moderación, diálogo y tolerancia. Todo lo que se refiera a la Constitución, a la soberanía nacional, a la igualdad de los españoles y a las políticas contra el terrorismo debe ser producto de grandes acuerdos entre las grandes fuerzas políticas”.
Rajoy admitió la posibilidad de reformar la Constitución, erpo no especificó más: “Se puede cambiar, adaptar. Ya lo hemos hecho dos veces. Pero hay que saber muy bien qué es lo que se va a hacer y hay que hacerlo con un consenso como el que consiguió Suárez en su momento”.
Concluidos los discursos junto a la estatua de Adolfo Suárez, acompañado de su hijo, Rajoy dio un paseo por Ávila con parada obligada para comprar yemas —que le regaló Pablo Casado, el cabeza de lista del PP en esta ciudad—. Una nube de simpatizantes, cámaras y cazadores de selfies le siguió hasta el mercado Chico, donde el candidato popular evitó un puesto de Ciudadanos a la izquierda y un puesto de chorizos a la derecha. Rajoy y Suárez Illana concluyeron la jornada ante la tumba del expresidente.
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