La cúpula vasca de Podemos dimite entre críticas al aparato
El líder vasco de la formación y otros 19 miembros de su dirección anunciaron su marcha en protesta contra la Secretaría de Organización, que les impuso un candidato
Podemos Euskadi ha abierto otra brecha en la organización a menos de dos meses de las elecciones y cuando el partido, según las encuestas, pasa un momento muy delicado. El líder vasco de la formación, Roberto Uriarte, y otros 19 miembros de su dirección anunciaron este domingo su marcha en protesta contra el aparato, la Secretaría de Organización, que les impuso un candidato. Algo similar pasó en Cataluña en octubre. La decisión refleja las tensiones entre la vocación centralista de la cúpula nacional y las estructuras territoriales, que defienden su autonomía.
Todo comenzó en el Arriaga y allí ha concluido. La plaza del teatro bilbaíno en la que se comenzó a articular en Euskadi el inconformismo del 15-M fue este domingo el escenario del último capítulo de la dirección de Uriarte, quien ha estado al frente de Podemos en esa comunidad durante unos escasos ocho meses. Uriarte fue recibido al grito de “Sí, podemos” y despedido media hora después como el profesor Keating en El club de los poetas muertos, con sus compañeros puestos en pie y dedicándole los versos de Whitman: “¡Oh, capitán! ¡Mi capitán!”
Nos han impuesto un sistema poco democrático de circunscripción única" Roberto Uriarte
Anunció que se marcha con todo su equipo, como ya hiciera la responsable catalana del partido, Gemma Ubasart, en octubre, confirmando las difíciles relaciones entre la dirección nacional y algunos líderes regionales, quienes, pese a todo, contaban con la confianza del secretario general, Pablo Iglesias. Esas relaciones demuestran que en Podemos no solo hay corrientes críticas a escala española, sino que también existen diferencias, más político, entre la cúpula de Iglesias y cargos que reclaman más autonomía en las decisiones territoriales.
Elogios de Errejón
El pasado martes, el número dos de Podemos, Íñigo Errejón, telefoneó a Uriarte para que suspendiese una rueda de prensa, —cuando los periodistas ya estaban aguardando en la sala— y así evitar que hiciese público que las bases del partido en Euskadi querían que el número uno por Bizkaia al Congreso fuese el fundador de Equo, Juan López de Uralde. Errejón impuso a Eduardo Maura, elegido para ese puesto en la votación para elegir sus candidatos que Podemos realizó en circunscripción única para todo el país.
“En estas condiciones no podemos seguir haciendo nuestro trabajo de manera digna”, criticó este domingo Uriarte, tras recordar que han convertido a Podemos en la tercera fuerza vasca, peleando por la segunda con EH Bildu, aunque lejos del PNV, con un presupuesto de campaña muchísimo menor que el de los demás y sin confluir con otras fuerzas. “No responsabilizamos de lo que ha sucedido a Pablo Iglesias; hicimos nuestro su proyecto de cambio y lo seguimos apoyando”, añadió. “El origen del conflicto está en la Secretaría de Organización, que actúa como los aparatos de los viejos partidos. Nosotros no creemos en los aparatos; seguimos creyendo en una política diferente y en una manera de hacer política diferente”, siguió. Y parafraseó una frase del cofundador del partido Juan Carlos Monedero, quien en una entrevista con EL PAÍS en mayo pasado sostuvo que “hay generales mediocres en Podemos”.
La dirección recuerda que las candidaturas al Congreso fueron designadas con amplio respaldo por las bases en julio. Maura, uno de los responsables del área de Cultura de la formación y miembro del consejo ciudadano estatal, fue designado cabeza de lista por Bizkaia. Aun así, el reparto de puestos no fue votado expresamente por los simpatizantes, ya que el reglamento planteaba “un proceso de elección pluripersonal sobre una única circunscripción estatal”. Errejón, máximo responsable de la campaña, defendió este domingo en un acto en Madrid que estas fricciones se producen porque en su partido no hay “profesionales de la política”. Apostilló que la decisión de Uriarte “le honra”. “Es un gesto honesto, que demuestra compromiso con el proyecto y con el cambio político”.
Uriarte argumentó que “este partido ha ido creciendo desde una dirección centralizada, que ha hecho del asalto al poder la razón que dejaba todo lo demás en segundo plano. Una de las consecuencias ha sido la falta de confianza en los representantes territoriales”.
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