Un diván de pesadilla
Veintiséis mujeres denuncian agresiones y abusos sexuales de un psiquiatra sevillano
“Mi cabeza hervía. Fueron tocamientos, masturbaciones y relaciones sexuales durante dos o tres meses (…) Su voz se me clavaba en lo más hondo de mi mente. Me dijo ‘no cojas a tu marido, yo soy tu chupete’ (…) Pero yo no me sentía agredida, sino en terapia. No era una víctima entonces. Pensaba que era culpable. Necesitaba pasar página pero curada”. Este testimonio pertenece a una de las 26 mujeres que han denunciado al psiquiatra sevillano Javier Criado por supuestas agresiones y abusos sexuales, a los que se han sumado dos hombres que censuran su mala praxis. Las denunciantes forman parte de la clase alta sevillana, algunas de ellas adineradas como Matilde Solís, exesposa del duque de Alba, cuya confesión desencadenó esta semana el salto mediático del caso.
El médico niega los hechos, en contraste con la veintena larga de mujeres —pacientes desconocidas entre sí hasta que compartieron sus experiencias en las redes sociales— que relatan una serie de abusos que incluyen relaciones sexuales plenas sin consentimiento. De las 26 mujeres, cinco sufrieron agresiones y tres eran adolescentes de 16 y 17 años.
¿Cómo pueden haber guardado silencio tal número de víctimas a lo largo de 35 años? Una supuesta víctima, que pide el anonimato, responde que el psiquiatra ha manipulado a sus pacientes, enfermas medicadas con ansiolíticos y antidepresivos: “Sabe jugar con la debilidad de la mujer pudorosa, que vive en una ciudad complicada, en la que hay mucha tarea en la casa, mucho machismo en la sociedad. Y a la que el estrés y la ansiedad llevan a acudir a un psiquiatra, algo vergonzante. Cuando te das cuenta del problema, te percatas de que es hermano mayor de una cofradía antigua, que escribe en el mejor periódico de Sevilla y, a pesar de todas esas barreras, te preguntan si estás segura de lo que cuentas. Te retraes y piensas que llevas una mancha en el ánimo, en tu alma, transformado en tumor”.
Hace dos semanas las pacientes remitieron sus testimonios al Colegio de Médicos de Sevilla y este solo tardó 24 horas en denunciarlo ante la fiscalía, que ahora investiga el caso. Mientras que avanza el expediente de información reservada del colegio profesional, las pacientes arman su querella para evitar la prescripción de los delitos, ya que el primer supuesto abuso se remonta a 1979, cuando el doctor tenía 29 años. “Tenemos muchos testimonios y todos coinciden, pero no me voy a quedar en los abusos y agresiones. El doctor les receta unas medicinas [Lexatin y Ludiomil] y las víctimas consienten con su voluntad alterada. Le tienen que pedir permiso para casarse y salir con otros hombres. Es maltrato psicológico y la finalidad última era someterlas y dominarlas”, explica la abogada Inmaculada Torres.
Al margen de los medicamentos, Criado utilizó en las supuestas agresiones técnicas de hipnosis con algunas de las mujeres, según las denuncias. El psiquiatra apenas escuchaba a sus víctimas y estas se limitaban a oírle relatar sus logros profesionales, méritos académicos y reconocimiento público, pero sobre todo disquisiciones sobre sexo.
Una demanda a Criado que la juez evitó investigar, según la fiscal
En 2005, tres pacientes denunciaron a Javier Criado por agresiones sexuales y, tras la detención en comisaría del psiquiatra sevillano, dos años después, el caso se archivó. Sin embargo, la investigación de la juez María Dolores Sánchez tuvo un recorrido muy corto, según censuró la fiscal del caso. Tres mujeres denunciaron los supuestos abusos sexuales, aunque dos de ellas no ratificaron su denuncia, y la policía elaboró un atestado con una valoración “ciertamente larga y personal”, subrayó la fiscalía.
El ministerio público solicitó a la entonces titular del Juzgado de Instrucción 18, hoy magistrada de la Audiencia de Sevilla, “una serie de diligencias para el esclarecimiento de los hechos, como recabar la historia clínica de los diferentes psiquiatras que trataron a la Sra. R. B. después del doctor Criado”. Y al no obtener respuesta, la fiscal Ana María Linares censuró la inacción de la juez para investigar al psiquiatra: “Petición que, no solo no ha obtenido respuesta judicial motivada, sino siquiera judicial respuesta”.
La causa se abrió en junio de 2005 y la juez tardó dos años en dictar auto de incoación de sumario, en marzo de 2007. En todo este tiempo la magistrada solo tomó declaración a la paciente denunciante y a Criado como imputado, según el ministerio público. “No se ha practicado ni una sola diligencia más para el esclarecimiento de los hechos denunciados por la primera”, censuró la fiscal.
Ante este rechazo para investigar más extremos, el ministerio público se vio abocado a pedir que se archivara la investigación: “Únicamente contamos con dos versiones absolutamente contradictorias e irreconciliables, no hay elementos de carácter periférico y de naturaleza objetiva que sustenten la verosimilitud de los hechos que narra la señora R.”, concluía la fiscal en su escrito del 30 de abril de 2007. Sin embargo, la juez discrepó de la fiscal en su auto de cierre de la investigación, ya que indicó que había tomado declaración a otras dos mujeres, además de la denunciante y el denunciado. Finalmente, la magistrada justificó que no pidiera el análisis psicológico de Criado porque no observaba "indicios racionales" de que el psiquiatra cometiera las agresiones denunciadas y por el tiempo transcurrido (ochos años) desde los hechos.
Los investigadores del Servicio de Atención a la Familia (SAF) de la policía contactaron con otras pacientes que confirmaron los supuestos abusos, pero finalmente estas no interpusieron denuncia. “No querían porque se cuestionaba su credibilidad. Para dar ese paso tienes que estar muy fuerte”, sostienen fuentes de la investigación.
Referencias al suicidio
En los años noventa, cada sesión costaba 12.000 pesetas (72 euros). “No me dejaba hablar, no conseguí explicarme en ningún momento. Me decía que no le contara los problemas a mi marido porque este se podría suicidar”, explica esta víctima. La referencia al suicidio era constante, y Criado supuestamente la utilizaba para inocular temor en las víctimas. Matilde Solís se disparó con una escopeta de caza, otra mujer saltó desde su balcón y quedó parapléjica, mientras que la mujer que accede a contar a EL PAÍS su calvario admite haber sentido ganas de tirarse en marcha de su vehículo. “Javier Criado me llamó por teléfono pocos días antes de mi intento de suicidio. Hizo mención a tres temas en concreto que desencadenaron en mi cabeza la absoluta desesperación. Lo hizo porque yo había empezado a contar cosas de él”, relató Solís en su cuenta de Facebook.
Mientras que algunas pacientes abandonaron la consulta médica al identificar acercamientos impropios durante las primeras sesiones, otras, con la voluntad alterada, sufrieron abusos durante más de una década. Solís lo expone con crudeza: “Llegué a su consulta con 22 o 23 años, metida en una fuerte depresión, vulnerable, maleable. Con los límites de lo moral borrosos y otros problemas añadidos que él ignoró (…) Aquella relación indefinible, se prolongó en el tiempo, me casé y se convirtió en una especie de amistad. Javier Criado abusó de una persona enferma, desesperada, a lo largo de los años. No prestando ayuda, ignorando problemas, manipulando como solo lo puede hacer un buen conocedor de los resortes de la mente, que es lo que no podemos negarle”.
Lazos con la alta sociedad
El psiquiatra, sobrino del exalcalde de Sevilla entre 1968 y 1975 Juan Fernández, columnista y antiguo presentador de un programa en Canal Sur, siempre ha mantenido lazos con la alta sociedad. Desde hace más de seis años es hermano mayor de la Hermandad de Pasión, una de las cofradías más señeras de la capital andaluza, que ha mantenido una histórica vinculación con la familia real española desde 1844.
Ante el aluvión de testimonios coincidentes desde Madrid, Cáceres, Sevilla, Huelva, Córdoba y Cádiz, la comunidad médica ha reaccionado con cautela por la presunción de inocencia, pero alarmada ante la dimensión del caso. La Comisión Central de Deontología de la Organización Médica Colegial (OMC) hacía hincapié en el desprestigio que causa sobre la profesión “la divulgación” de este tipo de casos: “El doctor Criado merece el beneficio de la presunción de inocencia, pero la alarma creada exige una investigación pronta y con todas las garantías, para las denunciantes y el denunciado”, informó en un comunicado.
Al margen del Colegio de Médicos, seis víctimas trasladaron sus testimonios al arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, dado que la Iglesia ratifica el nombramiento de los hermanos mayores en Sevilla. Tras rechazar una primera reunión con ellas, en el segundo encuentro las mujeres solo obtuvieron de Asenjo buenas palabras y su preocupación por la gravedad de la denuncia.
Los pacientes se han organizado para acumular más testimonios a través del correo victimasjaviercriado@gmail.com. Uno de ellos, Pablo Cabrera, exige que se aparte al psiquiatra de la profesión: “De entrada, que no ocurra más y mientras se demuestran los hechos y estos presuntos delitos, que este señor de momento no ejerza más hasta que se termine el proceso”.
En 2003, Criado respondió en una entrevista a la pregunta ¿El sexo es más fuente de placer, estrés o de melancolía?: “Permite vivir, sobrevivir y pervivir. La humanidad existe gracias al sexo. De no ser por el sexo esta entrevista no se habría celebrado”. A continuación, negó que hubiera “recetado sexo como medicina”.
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