Cifuentes, ha nacido una estrella
Cristina Cifuentes hizo el paseíllo repartiendo besos y abrazos a sus compañeros de partido (incluso a sus enemigas de partido)
En la Real Casa de Correos, en la Puerta del Sol de Madrid, olía más a nuevo que a alcanfor, aunque alguna de esas bolitas blancas permanecían en los trajes de algunos personajes que no terminan de desaparecer del mapa político y empresarial madrileño.
Jueves 25 de junio de 2015, 11 horas: entra en el enorme patio acristalado de lo que fue en tiempos de Franco, la Dirección General de Seguridad, la nueva presidenta del Gobierno Regional de Madrid, Cristina Cifuentes. Vestida de negro y gualda (casi naranja), hizo el paseíllo repartiendo besos y abrazos a sus compañeros y compañeras de partido (incluso a sus enemigas de partido). Lleno a rebosar en los asientos de autoridades con la vicepresidenta del Gobierno y seis ministros encabezando la procesión, junto al presidente del Senado, la secretaria general del PP y el flamante nuevo director de campaña del partido.
A un lado, los anteriores presidentes de la Comunidad de Madrid de los últimos 32 años: Joaquín Leguina, Alberto Ruiz Gallardón, Esperanza Aguirre e Ignacio González, a los que Cifuentes no olvidó ni en los besos reglamentarios previos a su promesa del cargo, ni en su discurso de agradecimiento. Los dos primeros recibieron más cariño que los más recientes por parte de la nueva presidenta.
Cristina Cifuentes prometió el cargo y pronunció su primer discurso como presidenta del gobierno regional con mensajes de fondo y de forma. Para empezar, Cifuentes se apuntó al uso del teleprompter, como hizo hace una semana Pedro Sánchez, emulando ambos al Rey Felipe cuando hace dos años, siendo todavía príncipe de Asturias, inauguró la temporada de uso de ese aparato mágico con dos televisiones y dos cristales que hacen la vez de espejos y que permite al orador leer el discurso sin bajar la cabeza hacia los papeles.
Así, mirando a la cara al público que abarrotaba el local, dedicó tres cuartas partes de su discurso a los agradecimientos y el último cuarto a lanzar dos o tres mensajes renovadores de lo que ella considera que debe ser el nuevo Partido Popular. “Empiezo un proyecto nuevo en un tiempo nuevo, sin ataduras”, “hay que actuar en el presente para cambiar el futuro sin olvidarnos de los que más sufren” y “la mayoría absoluta no es razón para evitar el diálogo”.
Los dirigentes del PP no se atrevían a cruzar sus miradas, aunque entendían que este 25 de junio había nacido una nueva estrella en el sistema solar de Mariano Rajoy. Y no tiene pinta de ser una estrella fugaz, porque aunque le haya costado mucho ganar y formar gobierno, inicia su mandato ocupando esa posición de centro que el propio presidente del Gobierno y del PP añoraba la semana pasada en su última intervención pública.
Por cierto, la frase más oída al salir hacia la Puerta del Sol, fue la de los ministros y altos cargos populares a sus jefes de gabinete: “Compra un teleprompter”.
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