Margallo, el ministro de la Marca España y el conflicto con Gibraltar
De diputado del Congreso en 1977 a ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación
La trayectoria de José Manuel García-Margallo Marfil (Madrid, 1944) bascula entre la Administración y la política europea. Licenciado en Derecho y máster en Leyes por la Universidad de Harvard, el político, abogado de profesión, inició su carrera en la estructura del Estado como inspector de Hacienda. Llegó al Congreso como diputado en 1977, con la UCD de Adolfo Suárez, y en 1989 se incorporó al PP. Fue portavoz de Economía y Hacienda (1986-1994) del partido en la Cámara baja. Después, dio el salto a Bruselas.
Allí, alejado de la confrontación y las estridencias de la política nacional, este hombre de formas amables y frases directas se hizo cargo de la vicepresidencia de la comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento comunitario, donde cerró filas con los socialistas para defender el corredor ferroviario mediterráneo.
El eurodiputado se mostraba partidario de un Tesoro europeo con la potestad de emitir eurobonos para combatir la crisis de la moneda única. De talante conciliador, García-Margallo es amigo de Mariano Rajoy desde hace años y goza de su confianza, a pesar de que no trabajó con él durante la etapa del Gobierno de Aznar.
Con Margallo, la Unión Europea impuso a España un déficit del 5,3%, frente al 5,8% que anunció Rajoy. Que Bruselas finalmente estableciera un techo superior al 4,4% que fijaba el primer objetivo del plan de estabilidad fue un triunfo y una muestra de confianza para el ministro. "Nos han concedido el máximo que se podía dar", aseguró Margallo en una entrevista concedida a la Cadena SER.
La promoción de la Marca España y el apoyo a las exportaciones españolas se convirtieron en 2012 en los objetivos prioritarios de la política exterior, además de resolver los incidentes entre pescadores españoles y patrulleras de la Royal Navy y la policía gibraltareña por las expulsiones de las aguas adyacentes al Peñón, cuya soberanía reivindican ambos países.
La Peñónpolitik de Margallo arrancó desde el minuto uno de su mandato, cuando, al conocerse su nombramiento, saludó al eurodiputado británico Charles Tannock con un “Gibraltar español”. Poco después dijo aquello de “se acabó la broma de Gibraltar”, para rematar con un “jamás pisaré el Peñón hasta que ondee allí una bandera española”.
Gibraltar lanzó bloques de hormigón al mar, en las inmediaciones de su aeropuerto, para construir un arrecife artificial con la intención de regenerar la pesca e impedir el uso de arrastreros. Las negociaciones sobre la soberanía de Gibraltar siguen presentes. El secretario del Foreign Office, Philip Hammond, expresó en febrero de este año su “preocupación” por las colas que provocan los controles españoles en la Verja; denunció las “incursiones” de la Guardia Civil en aguas gibraltareñas (que España considera propias); mostró su “firme compromiso” con el Foro Tripartito, que Madrid da por finiquitado; y culpó a España del retraso en la entrada en vigor del reglamento sobre el cielo único europeo.
En cuanto al independentismo de Cataluña, García-Margallo cree que sería "catastrófico" realizar la consulta porque esa independencia haría "inviable" económicamente a Cataluña y opina que sería un grave error que se separara de España. Siempre se ha mostrado "absolutamente convencido de que a Cataluña le ha ido bien y le puede ir mejor" dentro de España.
España entró a finales de 2014, por quinta vez en su historia, en el Consejo de Seguridad de la ONU, el principal órgano decisorio de Naciones Unidas. Los 193 miembros de la Asamblea General eligieron a la candidatura española y a Nueva Zelanda para ocupar durante el bienio 2015-2016 los dos asientos vacantes del grupo de Europa Occidental y otros países. La votación de la Asamblea General ha supuesto un gran éxito para la candidatura española, lanzada en 2005 por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y asumida por Mariano Rajoy.
España entró a finales de 2014, por quinta vez en su historia, en el Consejo de Seguridad de la ONU
En ese momento, los temas principales eran el Estado Islámico y el ébola, pero también había otros como Libia, Ucrania, la reforma del Consejo de Seguridad, Palestina… que siguen preocupando al ministro a día de hoy.
El plantón de Raúl Castro en su primera visita oficial a Cuba en noviembre de 2014 fue bastante sonado. La entrevista con el presidente cubano no figuraba en el programa oficial, pero se daba por descontada y el ministro había reservado un hueco en su agenda. Poco antes del almuerzo, la delegación española recibió una llamada de las autoridades cubanas en la que se le comunicaba que, en vez de Castro, como se esperaba, el ministro sería recibido por el vicepresidente primero, Miguel Díaz-Canel, número dos del régimen.
Se sospechaba que al régimen cubano no le gustó el discurso sobre la Transición española que Margallo dio en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales, en el que hizo un elogio de la reconciliación y el pluralismo político.
Margallo ha tenido que lidiar a principios de este año con la muerte del soldado español Francisco Javier Soria Toledo, de 36 años, en el sur de Líbano por fuego de mortero israelí en represalia por un ataque de la milicia chií Hezbolá. La investigación del Ejército israelí atribuye el bombardeo de la torre de vigilancia en la que se encontraba el militar a un "error de cálculo" de los artilleros, y niega que el disparo fuera intencionado, pese a que las coordenadas de la torre son conocidas.
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