¿Es la aceituna, estúpido?
Es sabido que la campaña electoral de Bill Clinton, 1992, giró en torno a un tema central: la economía. Por aquella época la actividad ya había superado una recesión que había durado, según el National Bureau of Economic Research (La oficina nacional de investigación económica, un organismo privado que dictamina la entrada y salida de las recesiones), entre julio de 1990 y marzo de 1991. Pero la recuperación resultó ser frágil y tenue. El paro siguió subiendo hasta junio de 1992, cinco meses antes de las elecciones de noviembre.
En el llamado war room o centro de mando en el que Clinton se reunía con sus asesores, en Little Rock, Arkansas, un cartel contenía, escrito a mano con rotulador, los tres lemas que uno de ellos, James Carville, había señalado como ejes de la campaña.
Entre ellos (ver pizarra) estaba el que nos ocupa: La economía. Estúpido.
Durante la campaña, esta idea se convirtió en ¡Es la economía, estúpido!. Desde entonces, tras la victoria del demócrata Clinton frente al republicano George H.W. Bush, la frase es utilizado popularmente en Estados Unidos y en todo el mundo para definir prioridades en política o economía.
Esta historieta viene a cuento por dos cosas.
Porque en el war room de Mariano Rajoy la recuperación económica es el slogan predominante. El presidente y su equipo son concientes de que llegaron al Gobierno a horcajadas de la más grave crisis económica de España, en el contexto de la Gran Recesión de 2008, y que buena parte de sus posibilidades de reválida electoral (en las elecciones europeas, municipales, autonómicas y generales) dependerá de la situación económica.
De momento, excepto algo tímidamente entre sus votantes, la prédica oficial no cala en la percepción de los ciudadanos en general. Pero el Partido Popular confía en que la lluvia fina acabará por calar.
Y algunas de las razones por las que no cala son inherentes a una recuperación frágil y tenue, en España y en la Eurozona.
Un reflejo de ello son las cifras de paro.
La destrucción de empleo toca a su fin.
Pero, ¿qué nos dice ello sobre la recuperación?
Los datos de febrero, por ejemplo.
En términos interanuales ha habido una ganancia de 61.500 (entre febrero de 2013 y febrero 2014).
Pero si se entra en las tripas podemos ver qué tipo de recuperación se está gestando. Aparte del peso de los contratos temporales, el avance de los contratos indefinidos a tiempo parcial, el auge de trabajadores autónomos, y una sistemática caída de la población activa, está la propia composición de las ganancias de afiliaciones (empleo) en este año.
Y aquí llega la campaña de la aceituna.
Empezada el 8 de diciembre, hemos tenido una gran cosecha. Pero las lluvias han obligado a interrumpir la recolección. Muchos de los trabajadores contratados son extranjeros. Las empresas prefieren mantener sus contratos, a la espera de los días en que se pueden reanudar las tareas, que enviarles a casa.
Así, una temporada que normalmente debería acabar a finales de enero se ha prolongado a febrero y también a una parte de marzo, lo que seguramente ayudará a compensar solo en parte el hecho de que la Semana Santa caerá este año en el mes de abril, aplazando a este mes los parabienes de la afluencia turística en materia de contrataciones.
Pues bien, según los datos de afliaciones al Servicio Especial Agrario en Andalucía, en febrero de 2014, en la provincia de Jaén, por ejemplo, se contabilizan 100.492 afiliados, contra 67.636 en febrero de 2013. Se han ganado, pues, 32.856 afiliados. Otras provincias, como Córdoba, muestran avances interanuales de 3.579.
De esto se deduce que la campaña de la recolección de la aceituna, por la extensión de la recolección, un hecho eventual, ha sido muy importante.
Porque del total del aumento de 61.500 afiliados en términos interanuales, unos 38.000 proceden de la campaña de la aceituna de Andalucía.
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