Sortu insta a que la movilización suponga “un principio, no un fin”

Antes de que la masiva manifestación de ayer arrancase y pudiese comprobar que la secundaban decenas de miles de personas, el presidente de Sortu, Hasier Arraiz, ya pedía que “no sea un final, sino un principio” y que los convocantes (el PNV, los socios de EH Bildu y los sindicatos nacionalistas ELA y LAB) sean capaces de “responder a la ilusión” creada.

La manifestación no iba a acabar con el habitual comunicado de sus promotores, por lo que dirigentes de estas formaciones lanzaron su mensaje político antes del inicio en declaraciones a los periodistas. Arraiz y el portavoz peneuvista en el Parlamento vasco, Joseba Egibar, se centraron en las ideas que componían el lema de la convocatoria —derechos humanos, acuerdo, paz—, sin alusiones explícitas a los presos de ETA que luego fueron el núcleo de los gritos de decenas de miles de los manifestantes.

Arraiz se enorgulleció de haber sabido dar “una respuesta extraordinaria como pueblo” a una “situación excepcional”, y de que “los principales responsables políticos y sindicales” vascos hayan sabido estar “a la altura de las circunstancias”.

“Esta situación vuelve a demostrar que el Estado español no quiere un escenario de paz, democracia y libertad para Euskal Herria y sistemáticamente vulnera tanto derechos individuales como colectivos”, añadió.

Egibar explicó que el motivo de la presencia de su partido era “consolidar definitivamente un escenario de paz y convivencia para todos y cada uno de los ciudadanos de este país”. Derechos humanos, acuerdo y paz “glosan todo un desafío” en el que “participa toda la sociedad vasca”, abundó. El portavoz peneuvista defendió que todos los agentes concernidos, “sean partidos, instituciones o la propia ETA” den los pasos que la sociedad vasca exige. Arraiz, quien habló después de Egibar, no hizo reclamación en ningún sentido a la banda.

La secretaria general de LAB, Ainhoa Etxaide, fue quien de forma más directa aludió a los reclusos etarras, a quienes mandó “un abrazo”, así como a los detenidos en la última operación policial contra las estructuras de la banda, antes de reafirmar el “compromiso como pueblo en defensa de los derechos de los presos.

Adolfo Muñoz, su homólogo de ELA, el primer sindicato vasco, mostró su contento por haber llenado las calles de Bilbao, “la única manera de frenar la agenda política de involución del PP, que está compitiendo con la extrema derecha”.

Ikerne Badiola, secretaria de Comunicación de ELA, destacó la unidad de los agentes políticos y sociales con la misión de trabajar “por la paz y la normalización”, mientras que Asier Vega, de Alternatiba, consideraba “histórica” la marcha. Patxi Zabaleta, secretario general de Aralar, subrayó que la unidad era posible gracias al triple lema de la convocatoria y reclamó “una modificación rápida” de la política penitenciaria.