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Aquí están las goteras del Congreso

Villalobos reconoce que en algunos lugares peligró la integridad de las personas

<a href="http://politica.elpais.com/politica/2013/09/19/album/1379601841_969760.html"><b>FOTOGALERÍA: Las entrañas del Parlamento.</B></a> Vigas deshechas y tejas rotas
FOTOGALERÍA: Las entrañas del Parlamento. Vigas deshechas y tejas rotasEFE

Las entrañas del Palacio del Congreso de los Diputados eran, hasta hace unos pocos meses, todo menos un Palacio. Vigas deshechas, goteras, tejas rotas, animales muertos, kilómetros de cable obsoleto, tuberías podridas, ruina, abandono y caos de decenios.

Una ínfima parte de ese desastre ya se conocía, y por eso se abordó hace un año la obra de renovación de la cubierta de plomo, la responsable de las goteras que son la enfermedad endémica del edificio. Aunque lo peor vino después.Cuando los responsables de la obra abrieron en canal techos y paredes de la segunda planta del Palacio, dedicada a despachos, se encontraron con una devastación que no se imaginaban.

La vicepresidenta primera del Congreso, Celia Villalobos, que ha acompañado hoy a los periodistas en una visita por las obras, lo ha resumido en una frase: "Aquí ha habido un abandono de más de un siglo, pero nunca es tarde si la dicha es buena".

En ese estado de ruina, Villalobos reconoce que en algunos lugares incluso ha podido estar en peligro la integridad de las personas que cada día acudían al Congreso, como por ejemplo en la sala del Escritorio, donde pasan muchas horas los periodistas parlamentarios. El lucernario que adorna el techo de la sala estaba apoyado literalmente sobre la nada, con grave peligro de desprendimiento.

"Pero eso ya está solucionado, todo el edificio será plenamente seguro cuando acaben las obras", ha matizado Villalobos, que ha dirigido la visita junto a Ana Jiménez, la arquitecta de Patrimonio que ha dirigido los trabajos y que ha destacado la magnitud de las obras.

La humedad acumulada desde que se inauguró el edificio el 31 de octubre de 1850 había ido minando las vigas de madera hasta el punto de que en algunos lugares simplemente habían desaparecido.

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