Un gran fuego arrasa 1.000 hectáreas en Mallorca

El fuego no se detiene. En apenas cuatro horas desde su comienzo, el siniestro forestal de Andratx, Mallorca, devoró ayer 800 hectáreas con sus potentes lenguas de fuego en zona forestal reseca. En el día que el termómetro marcaba, con cerca 39 grados, las temperaturas más altas del año, con un activo viento del este, las llamas han aparecido en los pinares del municipios montañoso y litoral de Andratx, un enclave turístico asolado por repetidos siniestros en el pasado. Para ayudar a la población se movilizaron unidades de Protección Civil de una decena de pueblos. No fue suficiente. La mañana de este sábado, cuando el fuego ya ha arrasado 1.000 hectáreas, ya actuaban 275 personas. En cuanto a los medios aéreos que realizan descargas en la zona hay 15 aeronaves (8 aviones y 7 helicópteros). El presunto responsable del incendio fue detenido por negligencia en el fuego agrícola.

Desde media Mallorca y el mar se vio la humareda gris y negra, de aspecto gigantesco, del peligroso fuego que se inició en los bosques de sa Coma Calenta y sa Coma Freda. Los frentes pronto se extendieron en distintas direcciones en varios kilómetros, por valles y crestas montañosas de imposible acceso directo. Las llamas y el humo obligaron a cortar dos carreteras locales y a desalojar diferentes casas habitadas en el entorno. No hubo heridos. Diez voluntarios del campamento ecologista de La Trapa fueron evacuados por Emergencias así como 20 residentes en viviendas de los montes vecinos.

Las llamas prendieron a la una de la tarde del viernes en zona cercana al mismo pueblo de Andratx, en el oeste de la isla. “Todo lo tenemos en contra, la calor, el viento. Estamos desbordados”, clamó inmediatamente el portavoz de los Bomberos de Mallorca nada más llegar a la zona. “La evolución del fuego es muy rápida”, dijo el director de Emergencias, Sergio Torrandell. Los enclaves preservados de La Trapa y Es Galatzó quedan bajo la amenaza de las llamas.

Se trata de un siniestro de nivel 2, por su gravedad y amenaza a zonas habitadas, con numerosas casas dispersas entre los pinos. “Los diferentes frentes abarcan muchos kilómetros”, lamentó el alcalde, Llorenç Suau, que reclamó la máxima ayuda. El Gobierno de Baleares pidió la presencia de la Unidad Militar de Emergencias (UME) que radica en Valencia.