Un frenazo para el mejor colocado
Feijóo era hasta el domingo el más firme candidato a la sucesión de Rajoy Varios dirigentes del PP creen que este caso le pesará y refuerza a Santamaría
En público, todos los políticos insisten en que solo piensan en el puesto que están ocupando en ese momento. En privado, prácticamente todos los administradores de alto nivel se mueven para preparar su siguiente ascenso en la escalera del poder. Alberto Núñez Feijóo no es una excepción. Nadie en el PP duda de sus legítimas aspiraciones al máximo cetro: ser líder del partido y presidente del Gobierno. Y hasta el domingo, era tal vez el candidato mejor colocado para suceder a Mariano Rajoy si es que este, hundido como está en las encuestas, decidiera no presentarse a la reelección en 2015 o si perdiera. ¿Han acabado las fotos con el entonces capo del contrabando Marcial Dorado con la carrera de Feijóo?
En el PP había este lunes división de opiniones. La mayoría cree que él ha reaccionado rápido y bien, y que podrá seguir sin problemas al frente de la Xunta, entre otras cosas porque acaba de ganar cómodamente unas elecciones (hace cinco meses), tiene al partido muy controlado y la oposición es muy débil. Pero la mayoría de los consultados cree que a medio plazo este golpe de imagen es muy duro y pesará en su batalla por ser el sucesor de Rajoy.
Feijóo, hasta el domingo, era el mejor colocado por muchos motivos. Primero por sus éxitos electorales, algo básico en política: ganó a la primera y repitió éxito en plena crisis. Segundo por su trayectoria política con largo recorrido de gestor centrado en la sanidad —fue presidente del Insalud—. Tercero por una evidente cercanía a Rajoy, que apostó por él. Cuarto por una cuestión de edad: es de la generación siguiente al líder, mientras Alberto Ruiz-Gallardón, otro candidato, es coetáneo de Rajoy. Y por último, porque siempre se ha movido bien en los círculos del poder no solo regional, sino especialmente madrileño, una ciudad a la que acude cada semana para forjar su agenda nacional. Feijóo lleva muchos años trabajándose el PP, con buenas relaciones con la mayoría de los barones autonómicos, el poder económico y los medios de comunicación. Es un estratega, y aunque siempre dice que su única aspiración es Galicia, todos saben que no es cierto.
“Está tocado pero no hundido”, analizan otros, que ven como pasajera la polémica
A la mayoría les parece bien esa ambición, natural en política, aunque últimamente habían generado resquemor su distanciamiento de la dirección nacional por la gestión del caso Gürtel. Mientras el PP y Rajoy guardaban silencio, él aparecía con frecuencia en los medios de comunicación y respondía a todas las preguntas, siempre muy claro, en su estilo. “El PP tiene que pedir perdón”, “Bárcenas nos ha engañado a todos”, “Bárcenas se ha aprovechado del PP”, eran frases suyas que la dirección del PP no se animaba a pronunciar. Cada vez que comparecía, dejaba en mal lugar, por comparación, tanto a María Dolores de Cospedal como al propio Rajoy. “Creo que él piensa como yo, pero es el presidente del Gobierno, no puede entrar en ciertos temas”, le justificó hace dos semanas en Cuatro.
Esta actitud le ha distanciado de Cospedal, otra aspirante nunca confesada a la sucesión. Tanto que enseguida se dispararon las hipótesis de fuego amigo en la publicación de las fotografías, algo a lo que ninguno de los consultados le otorga mucha fuerza y que el propio Feijóo quiso despejar apuntando indirectamente a la oposición. Este tropiezo del gallego con unas fotos que todos admiten como “muy inoportunas” refuerza en esa carrera por la sucesión, según un análisis muy extendido en el PP, a Soraya Sáenz de Santamaría, la vicepresidenta. El deterioro de imagen de Cospedal con el caso Bárcenas —que Santamaría ha evitado tras los Consejos de Ministros para no quemarse— y el tropiezo de Feijóo dejan a la vicepresidenta en mejor posición, aunque todo es temporal y queda mucho todavía para esa disputa. “Feijóo está tocado pero no hundido”, analizaba otro veterano.
Aunque de perfiles distintos —Feijóo tiene más edad y más trayectoria— los tres tienen algo en común: son funcionarios que entraron en política desde la administración, no muy ideologizados. El propio Feijóo ha reconocido que votó al PSOE en el pasado. Los tres empezaron a militar en el PP tarde, en 2000. Santamaría pasó a la política después de trabajar como técnica con Rajoy en Administraciones Públicas y Cospedal hizo lo mismo tras incorporarse al equipo de Javier Arenas en Trabajo. El único pata negra de Alianza Popular en el cuarteto de sucesores en potencia es Gallardón, cuyo perfil político siempre le convierte en protagonista.
Otros veteranos señalan que por mucho que a Feijóo esto le pueda venir muy mal —hasta ahora estaba inmaculado— la carrera de la sucesión de Rajoy es mucho más larga de lo que parece. Estos dirigentes están seguros de que el presidente se volverá a presentar en 2015. “¿Tú crees que Rajoy ha pasado todo lo que ha pasado para estar solo cuatro años, en plena crisis, y marcharse justo cuando empieza la recuperación? No tiene sentido. Si la economía mejora un poco, y con el PSOE como está, tiene muchas opciones de volver a ganar en 2015. La sucesión es en 2019, y hacer quinielas para entonces es absurdo”, sentencia un veterano.
Los veteranos creen que Rajoy será el candidato en 2015; la sucesión, en 2019
Otros muchos no ven consistencia a las críticas. La publicación de las fotos llega en un momento en que los políticos, y en especial los del PP, se sienten acosados y tienden a mostrar solidaridad con sus compañeros. “Esto es una muestra de cómo está la política actualmente, del absurdo al que hemos llegado. Si después de toda la vida en política lo único que le pueden sacar a Feijóo es que hace 20 años fue amigo de ese hombre...”, señala un dirigente popular.
En cualquier caso, Feijóo quiso lanzar este lunes un mensaje claro a su partido al contar que Rajoy supo en 2003 que existían estas fotos. Le avisó de nuevo en 2009, y hablaron dos veces este fin de semana. Y siempre le apoyó, según confirman en La Moncloa. Esto es, mensaje para navegantes del PP, para rivales internos que puedan pensar que Feijóo es ahora un dirigente que está solo: tiene todo el apoyo del líder que decidió apostar por él pese a que sabía que existían esas fotos. Eso sí, quedó por explicar por qué ninguno de los dos dijo nada en público sobre las amenazas y las fotos durante estos años.
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