El Gobierno aplaza para enero las leyes y promesas emblema de su programa
El presidente cierra su primer año con un clarísimo incumplimiento de su programa electoral
Mariano Rajoy va a cerrar su primer año de mandato con un clarísimo incumplimiento de su programa electoral. No solo ha hecho todo lo contrario de lo que prometió en asuntos centrales —subidas de impuestos, recortes en sanidad y educación, copagos, ayudas a los bancos, nacionalizaciones, banco malo—, sino que ha ido retrasando por dificultades presupuestarias o de pura coyuntura política algunas de sus promesas estrella, como la reforma de la Administración, la ley de unidad de mercado o la ley de emprendedores.
La comisión de subsecretarios decidió ayer retrasar definitivamente a 2013 todas las reformas relevantes que llevan semanas en la cartera del Consejo de Ministros, en especial la de la unidad de mercado pero también otras importantes, como la de la justicia gratuita —se supone que intentará compensar el enorme crecimiento de las tasas judiciales— o la reforma del sector de las telecomunicaciones, que promueve el ministro José Manuel Soria.
La explicación política es clara. Este viernes, todo el protagonismo —al margen del que pueda ocupar el desarrollo de la reforma de pensiones— es para Rajoy y su discurso de balance del año, en una esperada rueda de prensa. Cualquier asunto que se llevara al Consejo de Ministros pasaría inadvertido. Retrasándolo un poco más, el Gobierno trata así de concentrar en los meses de enero y febrero algunas reformas importantes para dar contenido y sensación de acción política al arranque del año.
El Gobierno de Rajoy, que no puede ofrecer resultados porque los datos son pésimos, especialmente los de empleo —y posiblemente empeorarán—, concentra su discurso en la voluntad reformista y necesita por tanto ese ritmo de las iniciativas.
Las reformas clave con las que arrancará el año serán, pues, las de la unidad de mercado, emprendedores —Rajoy ya la ha prometido varias veces y la sigue retrasando porque implica deducciones fiscales que son complicadas en un momento de hundimiento de la recaudación—, liberalización de varios sectores o la reforma local, en la que trabaja Javier Arenas con el socialista Gaspar Zarrías.
La reforma de la Administración, asunto clave en manos de Soraya Sáenz de Santamaría, va más despacio con una comisión que no tiene que terminar sus trabajos hasta el verano.
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