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Luis Gómez Llorente, intelectual y maestro socialista

Eticidad, laicismo y compromiso con la formación de los jóvenes, el impulsor de Izquierda Socialista pugnó con Felipe González

Luis Gómez LLorente.
Luis Gómez LLorente.ULY MARTÍN

Centenares de estudiantes que durante la década de 1960-1970 cursaron en Madrid estudios de Preuniversitario en la Academia Dobao-Díaz Guerra, de la calle de Hermosilla, y en el Instituto La Paloma, así como en la Universidad Laboral de Alcalá de Henares, recuerdan a un profesor muy especial, que solía vestir de oscuro con chaleco, fumaba en pipa y se caracterizaba por incitar a pensar, razonar y discutir a sus alumnos, por los que mostró siempre una respetuosa deferencia poco común en otras aulas de aquella época: era Luis Gómez Llorente, catedrático y profesor de Filosofía, fallecido este viernes 5 de octubre en Madrid a la edad de 73 años de una enfermedad de desenlace fulminante.

De aspecto machadiano y sonrisa atenta, su mirada transparente y dialéctica sobre la Historia del Pensamiento, desde los clásicos greco-romanos hasta el fabianismo, contribuyó a formar en valores y a dotar de perspectiva crítica a una notable cuota de la generación que protagonizaría la Transición de la dictadura de Franco a la democracia constitucional de 1978.

Vocación enseñante

Tal vocación docente le acompañaría toda su vida y encarnaría en él mediante aquella técnica formativa socrática, consistente en inquirir al educando y educanda con preguntas y celadas lógicas que les fueran pertrechando argumentalmente, haciéndoles así manifestarse y recrecer hasta dotarse de la desenvoltura intelectual necesaria para autoconstruirse como personas.

Nacido en Segovia en 1939, Luis Gómez Llorente procedía de las Juventudes Socialistas; estudió Derecho y Filosofía en la Universidad Complutense, donde se adscribiría a la Asociación Socialista Universitaria, ASU, junto con Carlos Zayas, Carlos López Riaño, Ángel Fernández Santos, Miguel Boyer y otros jóvenes con inquietudes políticas. Pronto alcanzaría un papel dirigente en el Partido Socialista Obrero Español, de cuya Comisión Ejecutiva formaría parte, y de la Unión General de Trabajadores, más precisamente de la Federación de Enseñanza, sindicato con el cual mantuvo estrechos vínculos hasta su muerte. Se le considera uno de los principales artífices del artículo 27 de la Constitución, relativo a la Educación, universo al que consagraría la mayor parte de su actividad intelectual y formativa.

Estudioso del socialismo y el marxismo

Profundamente interesado en la historia del socialismo, adoptó la metodología materialista-histórica y estudió de manera exhaustiva la vida y la obra de pensadoras marxistas como Rosa Luxemburgo y, posteriormente, Marta Harnecker, así como las biografías y trayectorias de dirigentes socialistas españoles como Francisco Largo Caballero, Julián Besteiro y Pablo Iglesias, por el que mostró desde entonces una actitud de incesante emulación. Así lo subrayan sus compañeros de partido y sindicato Antonio Chazarra y Manuel de la Rocha, que destacan “la integridad moral de Gómez Llorente como rasgo fundamental de su personalidad política”.

Para De la Rocha, Gómez Llorente, cofundador de la corriente interna del PSOE Izquierda Socialista, “poseía una extraordinaria coherencia moral, que se traducía en pautas de austeridad, solidaridad y autenticidad vinculadas al socialismo clásico predicado por Pablo Iglesias”. También Antonio Chazarra, exdiputado de la Asamblea de Madrid y amigo del intelectual fallecido, resalta “la firmeza de las convicciones que singularizaron a Luis Gómez Llorente por su defensa del laicismo, entendido como forma suprema de la ética que preconiza la neutralidad estatal ante todas las creencias, desde la racionalidad, el diálogo, la actitud respetuosa y benevolente hacia las concepciones religiosas de los demás”.

Como parlamentario, Gómez Llorente fue diputado por Asturias y Vicepresidente Segundo del Congreso de los Diputados. Sus relaciones con Felipe González, que encarnaba concepciones político-ideológicas diferentes a las suyas, fueron formalmente correctas pero nunca estrechas.

Un congreso decisivo

En mayo de 1979, el vigésimo octavo Congreso del PSOE asistió a la derrota de la propuesta defendida por Felipe González -alentada por José María Maravall y Joaquín Almunia- para desterrar el marxismo del ideario y del programa socialista. Según fuentes periodísticas asistentes a aquel congreso, al verse derrotado González abandonó la dirección socialista, que congresualmente correspondía a partir de entonces regir al sector pro-marxista del que formaban parte Enrique Tierno Galván, Francisco Bustelo y el propio Gómez Llorente, entre otros dirigentes.

Sin embargo, Tierno Galván y otros, apenas unas horas después de la victoria del sector al que pertenecían, le alertaron de que si se proseguía en la dirección adoptada, al día siguiente no solo quedaría cortado el apoyo del entonces todopoderoso Partido Socialdemócrata Alemán y la correspondiente financiación hacia el PSOE –cruciales a la sazón dada la endeblez del sistema democrático español- sino, además, que dos días después “los tanques saldrían a la calle”, en referencia a la negativa de los poderes fácticos, ultraderecha y derecha económica a admitir una izquierda marxista en el poder en España. El debate marxismo sí/marxismo no del 28º Congreso, encubría además una disyuntiva organizativa orientada a cambiar el modelo tradicional y obrerista del PSOE por otro de nuevo cuño, más centralizado, encaminado a atraerse a las clases medias y ganar las elecciones con un programa moderado, como así sucedió en 1982.

El PSOE, durante aquella encrucijada, eligió como presidente provisional de una dirección gestora a José Federico de Carvajal, hasta un nuevo y consecutivo congreso a partir del cual se consolidaría el liderazgo de Felipe González y de Alfonso Guerra, vinculado asimismo a aquella operación. Luis Gómez Llorente decidió tiempo después abandonar la actividad política desde la primera línea visible del Partido Socialista Obrero Español y se dedicó al estudio y desarrollo de la formación político-sindical de los jóvenes cuadros en la Unión General de Trabajadores.

Última presencia pública

Su última presencia pública, recuerdan sus amigos, fue el pasado 15 de septiembre, en la convocatoria multitudinaria contra los recortes, jornada en la que, pese a su avanzada enfermedad, esgrimió una bandera de UGT, su sindicato. Luis Gómez Llorente estaba casado con Teresa Gil, profesora de la Escuela Oficial de Idiomas y ambos tienen una hija, la abogada laboralista Patricia Gómez Gil.

La capilla ardiente del intelectual y político socialista se instaló en el tanatorio de La Paz, en la carretera de Colmenar, donde la tarde del viernes, a las ocho, se celebró un acto en memoria del fallecido, que será incinerado en un acto familiar íntimo.

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